Manuel Valero.- Vengo observando un detalle y no es otro que el músculo que está tomando el Paseo Sur con toda clase de eventos. Opinables, vale, como todo, pero lo cierto es que animación hay, y mucha. Tal vez para compensar porque el Paseo Norte termine su convalecencia para volver a fundirse con el de abajo y sean todo uno.
El Paseo Sur se divide a su vez en dos partes, al sur de la Fuente Agria y al norte de la misma. Pues bien, este año, y por primera vez que uno recuerde se ha instalado un mercadillo de Navidad en la popular Plaza de los Leones (antes del Niño Meón) que compite en bullicio con los quioscos de churros, patatas asadas y vino dulce, y los actos centrales en la Concha de la Música. Actividades varias y trenecillo turístico que de los paseos marítimos y la ciudades con pedigrí artístico han pasado a las ciudades más modestas del interior.
Si hubo un siglo de las luces que en el XVIII colmató el dietario de la Revolución Francesa y la pasada por la guillotina de casi toda la nobleza que fue magistralmente novelado por Alejo Carpentier, en clave caribeña, hay también un mes de las luces.
No hade falta ser un avispado para señalar el mes en que estamos. Todas las ciudades del orbe occidental y cristiano se engalanan de alamares y entorchados luminosos, tecnología led. Las luces por doquier, los árboles metálicos y los mercadillos conforman el todo en una suerte de homologación con más o menos exuberancia. Al margen de la cuestión religiosa, la Navidad concita ese ambiente misterioso y alegre que incita a los regidores a darle a la perilla para que en plena noche se haga la luz con el consiguiente eco del oooohhhhh, colectivo. Y la luz tiene un significado. ¿Cómo no va a ser diciembre el mes de las luces si el día 24 por la noche nació un chavalín que montó la de Dios es Cristo y partió el tiempo en dos para no perdernos en una contabilidad abrumadora y para diferenciar un etapa oscura de otra luminosa para el ser humano?, se preguntará un creyente. Sea como sea, Puertollano se ha enganchado con entusiasmo al mes de las luces y ha programado una buena oferta de actividades.
Sorprendió la noche del encendido la performance aérea de El Principito, en un espectáculo simbólico, muy visual y trapecista que hizo las delicias del público. Que es como se debe medir el éxito o no de una iniciativa: la respuesta ciudadana. Así, con el mercadillo en la Glorieta de los Leones, el gran árbol enfrentado a la Concha de la Música, las casetas de churros y vino con patatas y el espectáculo del asteroide volante anuncian que Puertollano se ha puesto de luces, como el mes, para celebrar la Navidad. Y cerca del tristón Paseo Norte, está el Auditorio con un programa estupendo. Hay también una caseta que vende gorras, únicamente gorras, a cuyo significado, aun no le cojo el punto, pero queda simpático.
Aun nos queda un buen trecho para alcanzar a Vigo -que ni falta que nos hace- pero me quedo con el significado del alumbramiento al por mayor en estas fechas navideñas de honda raigambre. Navidad significa sobre todo armisticio, no entre los locos que gobiernan el mundo -ojalá-, sino entre los vecinos de un mismo bloque. Y si no que se lo digan a los de la calle Campoamor, 10 que cada año se superan.
PD.- Además nos va a tocar la Lotería, quiero decir que va a caer el gordo en Puertollano. Bueno, no … pero ¿y si sí?
Pues no será en la calle Churruca las personas mayores y me refiero de 80 años y más tienen que ir con linterna ora poder entrar en sus casa. Da pena ver a esas personas alumbrarse por la calle por qué no ven absolutamente nada, pero nada. Están a ciegas.
Han remitido al ayuntamiento el problema que tienen y ni caso. Llevan tres meses de espera. Para cuando.
Y son 10 viviendas.
Pero al paseo y calles de alrededor no les falta.
Por favor, solución ya para estas personas.
Claro, si ahí viviese la madre del señor alcalde ya estaría solucionado.
Y no miento, el que quiera que se pase por ahí y lo comprueba.