Eduardo Muñoz Martínez.- Cada mes en el Pleno Municipal, cada día en los medios de comunicación…, se esfuerzan nuestras autoridades municipales en hacernos creer que, de verdad, les preocupa Ciudad Real, los ciudadrealeños, las ciudadrrealeñas, los y las visitantes… y lamentablemente, una vez más, los vecinos, las vecinas…, no podemos estar de acuerdo. Lo mismo vale para la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Esta es la ciudad que quieren «vendernos»? Las «playas» a las que pretenden que vayamos? El cebo que quieren que mordamos, de cara a unas próximas elecciones municipales?



La frase de «España, – Ciudad Real -, no sé gana con un verso», significa que con palabras, – que se las lleva el viento -, con promesas, – que casi nunca pasan de serlo -, no sé solucionan los problemas reales, sino que se necesita acción, esfuerzo, trabajo, y eso no se suple, – y menos en este siglo XXI -, con retórica o con falsos sentimientos. Y por qué digo todo esto? Ha caído en mis manos, y no revelaré las fuentes porque se dice el pecado, pero no el pecador, un documento, sin desperdicio, que fue enviado al mismo tiempo, por el Delegado de la Federación Castellano – Manchega de Pesca, al Excelentísimo Ayuntamiento de nuestra capital, a la vez que a la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Era el día 12 del pasado mes de mayo de este año, y estamos a 12 de diciembre. Han pasado, salvo error, 214 días.
Por desgracia, como suele ser habitual, saben ustedes, – señores, señoras -, cuál ha sido hasta este momento, la respuesta? Pues, como casi siempre, la callada. El documento, firmado por don Francisco Pérez Sanz, se centra en la solicitud de arreglo de los caminos del entorno del Embalse del Vicario.
Se encuentran estos caminos, asegura el señor Pérez Sanz, y confirman las imágenes que acompaño, excesivamente intransitables para los turismos, por la acumulación de baches en su recorrido; en precario acceso a la Escuela de Pesca; imposibilitan el servicio a los usuarios; han impedido la celebración de campeonatos autonómicos y nacionales de pesca; haciendo imposible de entender que nadie «tome cartas en el asunto»; que todos se limiten a «echar balones fuera»; que no interese, – se supone -, favorecer el beneficio económico de la ciudad y su entorno…
En cualquier caso hay que dar las gracias, y el apoyo y la esperanza a quienes no sólo se preocupan de los pescadores, las pescadoras, sino de senderistas, ciclistas, paseantes, piragüistas… Quiera Dios que ahora, casi a las puertas de la Navidad, cambien su forma de pensar, su voluntad…, y nos den una grata sorpresa. Será posible?















