Se borra la historia: Archivos borrados

Jesús Millán Muñoz.- La Historia como ciencia se basa en encontrar documentos y hechos y datos, y, sobre ellos se interpreta la realidad histórica, la realidad que sucedió o más cercana a lo que sucedió.

Pero la historia y la Historia y la microhistoria está llena precisamente, de crear y criar datos y hechos e interpretaciones, y, especialmente, también de borrado de datos, documentación, papeles, archivos para que la historia del presente no se perciba tal y como sucedió, y, la historia del futuro cuando con el saber de la Historia, historiografía acceda a su estudio y análisis, no encuentre papeles, documentos, cartas, correos, llamadas de teléfonos, conversaciones, testimonios de encuentros, etc.

Para mí, esta realidad, esta convicción fue tan profunda, que me causó una enorme crisis, hace ya lustros, sobre la historia y la Historia. Tuve la convicción, me bajé del caballo, no que lo que se escribía por los historiadores profesionales era falso, no, pero que casi todo es o era incorrecto, en una parte o proporción, quizás el ochenta o noventa por ciento correcto, y, diez o veinte por ciento incorrecto. Y, la pregunta de entonces, que quizás ese tanto por ciento de incorrección, nunca se sabría o se conocería en todos sus detalles, aunque se fuesen limitando los errores. De ahí, nos encontramos distintas corrientes historiográficas, y, distintas corrientes concretas de explicación de la realidad y de lo real.

Siempre se han quemado papeles. Esta es la realidad. Por lo cual, al estudiar un fenómeno o hecho concreto, digamos una ascensión al poder de un partido equis en el siglo veinte, o, explicar totalmente una batalla, o un hecho histórico y político o social o cultural, siempre se están borrando papeles, siempre se están quemando papeles. Puede que vengan después los periodistas y pongan en pie parte de lo escondido, encuentren testimonios, o, vengan después los historiadores, unos lustros o décadas después en el mismo presente, y, encuentren otras explicaciones y otros documentos perdidos.

Por eso, siempre sucede en la historia e Historia, que siempre se está haciendo y rehaciendo la historia de lo que sucedió. No es que se cambie del todo, pero si en parte, Siempre existe el encuentro de algunos documentos importantes o menos esenciales, para dicho fenómeno. Por ejemplo, se indica para la Segunda Guerra Mundial la historia no está escrita todavía del todo, porque quedan archivos de esa temática sin estudiar en la Rusia profunda y en toda Asia. Diríamos testimonios de embajadas de países de Asia, África, Australia, América del Sur en la Europa del momento, por ejemplo…

Se acepta el principio en derecho y Derecho, que una persona no tiene porque acusarse de un delito que ella misma haya cometido. Basándose en este principio, que aquí no vamos a discutir, ni a dialogar, ni a hablar, pues se basa que ante una realidad, en la que intervengan los jueces o el sistema legal, las partes implicadas en tal hecho, sea delito o no, pero si interviene el sistema jurídico ya hay algo detrás, al menos una duda razonable, pues las personas implicadas producen una quema o rotura de datos y de documentos y de archivos, en la actualidad también de borrados, es la palabra que se emplea de correos, llamadas telefónicas y cosas semejantes utilizados en distintos emisores y receptores electrónicos, además de lo clásico. Por ejemplo, se dice que en el planeta muchos “campos de prisioneros, de trabajo, concentración, concentración de paso, de concentración-exterminio” del sigo veinte se han borrado casi todos los datos, de un lado o de otro… -Se dice…-.

Si, se produce la realidad que no existen peligros jurídicos, ni interviene el sistema judicial, pues se rompen, se olvidan, se deterioran documentos, para que la historia del futuro, cuándo se escriba o se pueda redactar sobre este tema, pues se escriba con color verde o color marrón o color gris, según interesa al ente social o cultural o ideológico que dispone de esa documentación o ha realizado esos hechos, para que se pierdan y se destruyan…

En fin, para que ningún historiados o periodista del presente pueda encontrar datos y documentos por los cuales, se puede inducir o intuir o deducir una orientación concreta o explicación concreta de determinados hechos. Así, así ocurre no crean ustedes sólo en la política o gran política, o en los sistemas económicos, sino en todos los ámbitos de la realidad. Se deteriora información para escribir la historia del presente para el futuro, para que se escriba la historia del futuro sobre el presente. Por diversidad de intereses, y, diversidad son muchos diferentes.

En los ámbitos personales y familiares, también, se orienta a las generaciones siguientes y presentes, algunas explicaciones de la historia, y, puede suceder, que la victima se convierte en verdugo, y, el verdugo en victima. La persona que ha sido la perjudicada, pasa a ser lo contrario. Esta es lamentablemente la historia, la microhistoria, la microhistoria.

¿La cuestión, grave y radical, si es necesario conocer la historia, la Historia verdadera para no repetirla, la cuestión es si queremos saber lo que es la historia y la Historia, lo más verdadera posible, por ese fin y otros, para no cometer los mismos errores, habría que pensar, que los documentos, llamadas, correos, conversaciones entre todos los entes deberían buscarse la forma y la manera, que fuesen confidenciales, durante treinta o cincuenta años, pero que no hubiese manera de destruirse, porque los del futuro tienen derecho a saber lo que sucedió en el pasado…?

¿Dicho de otra manera, que tal figura X, Z, M tiene derecho de confidencialidad, de todo lo que hable o haga o todo lo que escriba o los archivos que demande en su presente real, de su función, y, por tanto, todo quede en el mayor secreto durante cincuenta años, pero después, esté abierto a la interpretación real…? ¿Para eso, no se pueda producir, ninguna destrucción, deterioro, pérdida, lo que ahora se llama borrado, antes quemado, de ningún papel, ninguna conversación, ninguna información…? Sin contar los silencios de los que saben y no quieren hablar, sin contar las conversaciones que no quedan escritas en ningún documento, sin contar…

¿Y, dirán con lógica racional, dónde queda el derecho de la intimidad…? Evidentemente, no lo sé. Por eso hablamos que puedan ser públicos cincuenta años después de lo sucedido o setenta años después… -que entren en la ley de secretos oficiales, las conversaciones, etc., al menos, a quién se ha hablado o quién ha recibido…-.

Bueno, es una cuestión muy compleja, aquí dejo un carro de preguntas… Alguien dijo que la cultura y la historia está hecha sobre una montaña de cremación de documentos y papeles, para que lo sucedido siempre quede desnublado en gran parte. Paz y bien.

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