La economía como herramienta política

Fermín Gassol Peco.-  «En política, cuando todo va bien, lo único que de verdad va bien es la economía… y en economía, cuando todo va mal, lo único que va mal es la política». Thomas Showell 

Desde hace medio siglo creo que la dinámica político social se encuentra señalada en un grado importante por considerar a las personas sujetos económicos. Hoy el dinero ha pasado de ser uno de los primeros valores al único a contemplar en la vida diaria para una buena parte de quienes componemos el entramado social. 

Y digo esto porque si bien la economía siempre fue un factor determinante en el estilo de vida, antaño otros valores menos crematísticos también se encontraban presentes de manera más frecuente a la hora de endulzarla; independiente de no existir un mercado con tantísimas ofertas, el afán consumista no estaba tan extendido en la cotidianidad y las personas dedicábamos más tiempo a otros menesteres que nada tenían que ver con gastar dinero. Hoy sin embargo todos queremos ganarlo para gastarlo con la misma intensidad, haciendo de la economía el único porqué de nuestras vidas, empeñados en sacar agua a destajo de un pozo con un determinado caudal.

          Para una gran parte de la ciudadanía, economía es sinónimo de dinero; tal es la peligrosa reducción establecida hacia una ciencia que supone algo así como el más difícil todavía del bienestar social pues trata de encontrar medios eficaces para satisfacer necesidades materiales con bienes que son escasos. «La primera lección de economía es la escasez: Nunca hay suficiente de nada para satisfacer a todos aquellos que lo quieren. La primera lección de la política es ignorar la primera lección de economía» T. Sowell.

Escasez de bienes, esta es quizá la idea clave para entender lo que es y debe ser la economía. Porque llevados al extremo, si un determinado bien se agota o deja de existir, el dinero nunca podrá restituirlo, algo palmario y evidente aplicable a los bienes naturales, es decir, aquellos que no son producidos por el hombre.

          La economía se presenta hoy pues como el único material empleado en la gran estructura del edificio social, dotándolo por tanto de unas características propias, pero también interviniente en la distribución de interiores, en el día a día de quienes lo habitamos.

          Sin embargo, una cosa parece cierta; la economía como todas las ciencias tiene su propio método y fin; de ahí que no se le pueda pedir que explique y solucione todos los retos y situaciones que antes bien se encuentra relacionada con otras muchas, siendo eso sí, como una resultante práctica en las distintas maneras de aplicarlas. 

De todas las ciencias relacionadas con la economía dos lo son de una manera directa y especialmente decisiva, Las ciencias político sociales y las ciencias morales.

          La economía no es sino una herramienta para gestionar los bienes desde unas determinadas ideologías tanto públicas como privadas, siempre marcada por el grado o nivel de concienciación, de responsabilidad ética o moral. Por tanto, el éxito en su aplicación dependerá de ella misma, pero también de otros términos a considerar.  

           El primero, lograr la administración inteligente de los bienes; aquí entra en juego la temida inflación y la menos conocida pero más peligrosa aún, deflación. Mantener la “temperatura del dinero” en niveles estables evitando “pendulazos” que nos llevaran desde el exceso de consumo a la necesaria escasez, tanto de la oferta como demanda. «Quien compra lo superfluo no tardará en verse obligado a vender lo necesario.» Benjamín Franklin.

         El segundo, la economía debe ser distributiva procurando que esos bienes puedan ser disfrutados por el mayor número de personas sin que quiebre. Algo así como extender una masa haciéndola más fina sin llegar a romperse. «No es el dinero sino el volumen de bienes y servicios lo que determina que un país sea pobre o próspero» T. Sowell.

          El tercer factor tiene que ver con acotar las demandas. No todos los bienes presentan el mismo grado de necesidad. Existen bienes primarios que son necesarios sí o sí, otros que pueden ser disfrutados de manera ocasional y aquellos de los que se pueden “pasar” perfectamente. El problema surge cuando se focaliza el bienestar en cosas perfectamente prescindibles y adquiriéndolas provocan el quebranto a nuestra economía.

          La economía es una ciencia práctica y tangible que nos afecta a todos y de la que todos también somos responsables, sujetos activos y pasivos por tanto en su correcta e incorrecta aplicación. La economía es a fin de cuentas como la prueba del algodón del talante social y ético de una civilización.

         

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