Eugenio Recuenco, una leyenda de la imagen, regala a Puertollano «365º», exposición única en el mundo que transforma por completo el Museo García Rodero

La magia creativa del fotógrafo Eugenio Recuenco se exhibe desde este viernes en el Museo Cristina García Rodero de Puertollano con la espectacular e hipnótica exposición fotográfica «365º», la muestra más completa que el autor ha realizado de esta colección fotográfica artesana desde que empezó a girar en el 2019 por China y Oriente, y la más ambiciosa que ha acogido hasta ahora este centro cultural, gracias al esfuerzo logístico y económico del Ayuntamiento, toda vez que llena al completo las tres plantas de este espacio.

A su apertura ha asistido el alcalde Miguel Ángel Ruiz, el concejal de cultura Juan Sebastián López Berdonces, y numerosos amigos, seguidores, amantes y profesionales de la fotografía, que han podido disfrutar de la exposición guiados por su propio autor.

La salas del García Rodero han sido tapizadas con 365 paneles retroiluminados con imágenes fotografiadas en un mismo espacio para narrar «historias y pensamientos», ha explicado Recuenco, que abarcan desde temas de actualidad hasta relecturas de los grandes iconos culturales de la historia de la humanidad. Recuenco, uno de los artífices más prestigiosos del mundo en la escena publicitaria y de la moda, ofrece aquí una vertiente puramente artística en la que recicla, rescata y reinventa los códigos culturales de diferentes épocas.

Las imágenes han sido tratadas y montadas de manera tradicional y con técnicas artesanales. «Sólo hay una imagen tratada con Photoshop y otra realizada con un teléfono móvil», ha aclarado Recuenco, consciente del asombro e impacto visual que causa su exposición.

“Mucha gente piensa que son imágenes creadas con Photoshop, en el ordenador y por eso hay proyecciones de ‘making off’ para que el público vea cómo se han hecho», señala el artista, quien explica que al estar todas las fotografías juntas el visitante puede hacer «conexiones entre unas con otras, e incluso sus propias interpretaciones. «Puedes crear tu propia película de la exposición, no hay un orden prefijado y se puede deambular libremente», dice.

Eso sí, al final del recorrido hay un vídeo que da pistas y guiños de lo que hay desentrañar en “365º”. ”No tienes que entender lo que estoy contando, al final lo que propongo es que el espectador invente y proponga su propia historia”.

Recuenco reconoce que la exposición resulta muy atractiva entre el público infantil, «al que le encanta, pese a no saber de fotografía, ni de historia ni de arte». “Está abierta a interpretaciones y es más sensorial, para que Puertollano vea el Museo García Rodero de una manera diferente; hemos invadido el espacio y lo hemos transformado”, asevera.

La trayectoria de Recuenco

Recuenco atesora el Premio Nacional de Fotografía ABC en 2004 por su serie Concepción, Parto, Juego y Educación; el León de Oro en Cannes por La Bella Durmiente (2005), y el Premio a la mejor publicidad con Esencia de una Seducción (2008). Su cortometraje Manuscrit Trouvé dans L’Olubli (2016) también le ha valido varios premios en festivales internacionales.

Esta es la segunda vez que la exposición 365º se presenta de manera completa en España. Anteriormente, ha recorrido ciudades internacionales como Madrid, Berlín, París, Shanghái, Taipéi, entre otras.

Un juego visual y conceptual

El concejal de cultura, Juan Sebastián López Berdonces, agradeció a  Eugenio Recuenco su generosidad y su confianza al compartir este proyecto con la ciudad. «365º es una obra ambiciosa», dijo López Berdonces, «construida con paciencia y rigor a lo largo de los años, pero pensada para desplegarse como  una mirada circular sobre nuestro tiempo». “A través de imágenes cuidadosamente escenificadas, Recuenco nos invita a observar  la realidad desde múltiples ángulos”.

Un recorrido que para López Berdonces es un juego visual y conceptual que dialoga de manera natural con el espíritu del museo y con la figura de Cristina García Rodero, cuyo legado y mirada han marcado a generaciones de fotógrafos. Un diálogo se hace aún más significativo al saber que Eugenio Recuenco fue alumno suyo durante su formación en Bellas Artes.

Una exposición en tres plantas del Museo

365º, que permanecerá abierta al público hasta el próximo mes de febrero, es una mirada circular sobre el mundo contemporáneo, construida a lo largo de años pero concebida como un único gesto narrativo. Cada imagen, cuidadosamente escenificada y cargada de referencias culturales, funciona como fragmento autónomo y, al mismo tiempo, como parte de un gran fresco visual. El conjunto ofrece una crónica compleja y no lineal del presente: el año como estructura, el mundo como materia y la imagen como territorio crítico.

La exposición se despliega en las tres plantas del museo como una enciclopedia visual del presente, un archivo de “ficciones verdaderas” que, desde el artificio y la precisión formal, devuelve al espectador una visión fragmentada y lúcida del mundo actual. En su conjunto, permite comprender el método de trabajo de Recuenco: la construcción minuciosa de escenarios, el carácter artesanal de los decorados, el uso narrativo de la luz y una reflexión constante sobre cómo miramos e interpretamos las imágenes.

En la planta baja, bajo el título El juego de los mundos, el visitante accede a un espacio concebido como umbral entre épocas, articulado en dos líneas visuales que contrapuntean el presente y el pasado. La obra Welcome, situada en el acceso, proyecta la totalidad del proyecto mediante un sistema inspirado en los paneles mecánicos de aeropuerto, subrayando la aceleración y la inestabilidad del tiempo contemporáneo.

La primera planta, El juego y la herida, se organiza en dos salas. La primera explora el juego, el ocio y la transformación de la infancia y la educación como elementos clave en la construcción de la identidad actual. La segunda recorre conflictos, avances tecnológicos y rupturas sociales desde el siglo XX hasta hoy, poniendo el foco en los grandes acontecimientos colectivos. En este nivel se muestran también piezas originales de escenografía utilizadas en las fotografías, que evidencian el proceso manual y físico del proyecto frente a la hegemonía de lo digital.

La tercera planta, El espacio imaginado, propone un territorio más introspectivo y experimental. Las imágenes adquieren una narrativa poética que aborda estados emocionales y tensiones humanas. Un recorrido dedicado al homenaje al arte subraya la influencia de la tradición artística en el trabajo de Recuenco, mientras que otras piezas exploran la ruptura del espacio y la percepción mediante sutiles engaños visuales que convierten la observación en una experiencia activa.

El recorrido concluye con el vídeo Concept, que ofrece claves sobre las ideas y procesos creativos del proyecto, sin imponer una lectura cerrada y abriendo la obra a nuevas interpretaciones.

Con 365º, Eugenio Recuenco propone una crónica visual ambiciosa y crítica del presente, presentada en un espacio que refuerza el diálogo entre tradición fotográfica, experimentación y relato contemporáneo.

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