He podido leer, con algún retraso imperdonable en estas cuestiones publicitarias que asolan estos días de luces quietas, que en el año de 2021 la marca universal de bebidas carbonatadas, de la multinacional norteamericana Coca-Cola, había abrazado –abrazado y besado– el universo gamer en la primera campaña bajo su nueva filosofía que nos acoge del Real Magic. Una nueva pirueta comercial con visos de New way performativo. Además de esta nueva filosofía del Real Magic –que trata de emular Florentino Pérez, en su Real Madrid como otro Real Magic de difícil cumplimiento–, la compañía había presentado la campaña “Estamos solo a una Coca-Cola de distancia” en la que abrazaba, de forma definitiva, el mundo gamer.
Con esta campaña, firmada por la agencia de publicidad BETC Worldwide, la marca bebible ponía el foco en todo lo que une a los seres humanos (mucho más grande lo que nos une que lo que nos separa). Para esta nueva campaña resplandeciente, Coca-Cola ha colaborado con el director de cine Daniel Wolfe y con el partner especializado en gaming y animación por ordenador Mathematic. Junto a todo ello, la marca americana convoca a sus consumidores diversos a utilizar su primera plataforma de inteligencia artificial (IA) para generar obras de arte originales con los íconos de Coca-Cola y todas sus derivadas formales y pictóricas. A través de Create Real Magic, los consumidores de Coca-Cola y los creadores digitales fans, tendrán acceso a cientos de elementos de la marca, desde la emblemática botella de silueta contorneada, al logotipo en tipografía Spencerian, personajes icónicos asociados a la bebida, como Coca‑Cola Santa Claus y Polar Bear; además de símbolos históricos de la historia publicitaria de la compañía. Todo un archivo del sendero visual que hemos recorrido de la mano de Coca-Cola incluso los que no bebemos. Los artistas digitales pueden descargar y enviar su trabajo para ser elegidos y aparecer en los carteles digitales de Coca-Cola en Time Square de Nueva York y Piccadilly Circus de Londres. Casi nada. No olvidemos que el directos francés Jean Luc Godard –tan aficionado a los juegos de palabras y a los desplantes verbales– dijo aquello tan rotundo de que “somos hijos de Marx y de Coca-Cola”. Todos los hijos adoptivos en la estela del color rojo final.
Entre tantos años vencidos, habíamos pasado de La Chispa de la vida; Refresca tu propia Galaxia; o Para todos. Años después he podido capturar –por pura casualidad– un anuncio prenavideño a caballo del universo Walt Disney y de la mitomanía del Parque Temático universal al que nos aproximamos vertiginosamente. Cada año, Coca-Cola lanza su campaña navideña pero antes, nos deja un sabor breve y dulzón de boca, con un pequeño avance titulado Holidays Are Coming. Y sí, es el típico anuncio de Navidad de Coca-Cola –inventores parciales de Santa Claus vestido de rojo y de su promoción navideña y cinematográfica– de toda la vida, donde aparecen camiones llegando a poblaciones imposibles, por parajes nórdicos y bucólicos, junto a una corte de animalitos atónitos, cual peluches domésticos entrañables y cariñosos. Y los humanos distantes y ruidosos, se disputan las aceras comerciales al son de alguna bullanga y de algún jingle inequívocamente navideño.
