Ciudad Real: Antonio de Juan García habló sobre la etapa medieval de Alarcos

En el ecuador de las IX Jornadas de Historia Local ‘Biblioteca Oretana, Antonio de Juan García  habló sobre la fase medieval de Alarcos. Las aportaciones surgidas tras los trabajos de excavación de los últimos años que permiten establecer y ampliar la secuencia estratigráfica y de los vestigios arqueológicos que evidencian la ocupación humana desde la Edad del Bronce hasta el final de la Baja Edad Media, con un largo periodo intermedio de despoblación en épocas romana y visigoda. Las jornadas que están siendo organizadas por el Grupo Oretania, coordinadas por José González Ortiz, y desarrolladas en el museo municipal de Ciudad Real ‘Manuel López Villaseñor’ finalizan hoy viernes, día 24 de octubre.
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Antonio de Juan inició su ponencia recordando como en el año 1984 se iniciaron los trabajos de investigación en el yacimiento arqueológico de Alarcos “que han permitido establecer una amplia secuencia cultural del yacimiento y aportar importantes novedades al conocimiento histórico”.

Para de Juan el presente trabajo es una “revisión de la fase medieval de Alarcos”. Las aportaciones surgidas tras los trabajos de excavación de los últimos años permiten establecer y ampliar la secuencia estratigráfica. Los vestigios arqueológicos evidencian la ocupación humana desde la Edad del Bronce hasta el final de la Baja Edad Media, con un largo periodo intermedio de despoblación en épocas romana y visigoda. Los trabajos de excavación y restauración han permitido recuperar buena parte de la muralla y del castillo medieval, obra de Alfonso VIII, destinada a la construcción de una nueva ciudad. Además, Alarcos fue escenario de uno de los hechos de armas más significativos de la Edad Media peninsular: la batalla que enfrentó a cristianos y musulmanes el 19 de julio de 1195, y que ha permitido el descubrimiento de un conjunto de armas único. Tras este hecho, el poblamiento se restringe al castillo donde se documenta una fase del período almohade entre los años 1195 y 1212, es decir entre la batalla de Alarcos y las Navas de Tolosa.

Tras este período, Alarcos se va despoblando paulatinamente y su población pasa a la nueva ciudad, Villa Real, pero aún así, en Alarcos se consolida un poblamiento en torno a la ermita. Al mismo tiempo, en el castillo se documenta un taller de moneda fechado en la época de Alfonso XI.

El historiador aseguró que “el cerro de Alarcos constituye uno de los conjuntos arqueológicos más espectaculares de la región, no sólo por su extensión -22 ha de espacio intramuros- sino también por la importancia de sus restos ibéricos y medievales”.

Antonio de Juan, desveló que “los restos arqueológicos han confirmado un poblamiento islámico en el castillo, sin que por el momento hayamos podido concretar el momento exacto, califal o taifa, pero que viene a demostrar, tal como se cita en la leyenda sobre la dote de la mora Zaida, la existencia de un asentamiento consolidado”.
Debido a las limitaciones de tiempo, Antonio de Juan no profundizó excesivamente en lo concerniente a la batalla, asegurando que en el momento de producirse “Alarcos se encontraba en pleno proceso constructivo”, y que lo “mejor de la nobleza castellana murió en la batalla y quedó diezmada”.

De Juan incidió en que se “han descubierto restos muy reveladores de la batalla. En todas las zonas donde se ha excavado se ha producido una significativa recuperación de armamento procedente de la batalla. Junto a la muralla, se encontró un gran conjunto de despojos de huesos y armas, que fueron arrojados a la fosa de cimentación, aún abierta y en donde aparecían mezclados esqueletos humanos, probablemente cristianos, y de animales que aún contenían puntas de lanza incrustadas entre sus huesos”.

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