Argamasilla de Calatrava cuenta con un nuevo espacio de recreo al aire libre que hace homenaje a los antiguos lavaderos

Argamasilla de Calatrava sigue poniendo en valor elementos cotidianos de épocas pasadas, en este caso con la recuperación del antiguo lavadero, en una parcela de 4.000 metros, que se ha acondicionado para el disfrute de los vecinos. La alcaldesa, Jacinta Monroy, ha recordado en una nota que “antiguamente este era un lugar de reunión de las mujeres en el que, además de trabajar, se desarrollaba una gran parte de la vida y acontecimientos del municipio”.
lavaderos
Jacinta Monroy ha destacado la importancia de este espacio asegurando que “Los antiguos lavaderos además de un sitio de trabajo, eran puntos de encuentro y tertulia para las mujeres del lugar. Un universo propio, un espacio heredado, de madres e hijas a lo largo del tiempo”.

La actuación ha consistido en la reparación de una parcela municipal, situada a 300 metros del centro urbano, que se ha equipado con mobiliario urbano para el uso y disfrute de los vecinos. Se ha recuperado el antiguo depósito del lavadero, colocándose, a título de homenaje, una antigua pila en recuerdo del lavadero que existió en la zona.

Se ha hecho una limpieza general del arroyo que había en la parcela, y se ha dotado de árboles para que haya sombra. Además se han colocado mesas y sillas de merendero, así como papeleras. El presupuesto destinado asciende a 4.800 euros.

Monroy ha comentado que en los lavaderos “las mujeres reunidas cantaban, contaban historias y se ponían al día de los sucesos de la vida cotidiana y, porque no, también provocaban a su vez nuevos acontecimientos en la vida de la comunidad, como ya dijo Saramago “Las conversaciones de las mujeres mueven el mundo””.

Los lavaderos solían construirse a las afueras de los pueblos y cerca de arboledas o praderas que servían para tender la ropa y que se orease. Se dividían en dos estanques en uno enjabonaban (solía situarse en la parte mas baja) y en el otro aclaraban, este estaba en un lugar algo más elevado “para que sus aguas no se viesen”. Alrededor de estas pequeñas pozas había un espacio con inclinación y ondulaciones para facilitar el frote de la ropa.

En los lavaderos más antiguos, las mujeres lavaban de rodillas, con el tiempo se construyeron de forma que se pudiese lavar de pie, para que fuera mas llevadero. Había mujeres que trabajaban como lavanderas, ya que el lavado a mano era una faena muy dura, especialmente en invierno cuando el agua estaba muy fría.»

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