FENAVIN: «Historias del vino» narrará 7.000 años de leyendas

Con la intención de ofrecer algo más que una actividad comercial en la que solo se caten números y cifras, el director de la Feria Nacional del Vino, Manuel Juliá, ha recogido en sus «Historias del Vino» una serie de leyendas, cuentos y poemas en torno al vino, que recorre 7000 años de historia y cuyo brindis, en forma de recital, tendrá lugar el próximo 13 de mayo en el marco del propio FENAVIN.
cuetos
Serán los actores María Adánez, Josean Bengoetxea, Concha Cuetos y Jose Manuel Seda quienes pongan voz a unos textos que pretenden «tratar el vino como algo más que negocio», recoge el propio autor en su texto, fomentando «un matrimonio que existe, desde que los tiempos son tiempos, entre el vino y la poesía».

El resultado se podrá degustar en el Salón de Actos del Pabellón Ferial de Ciudad Real que será descorchado en torno a las 17,30 para oxigenar la mente, cuerpo y espíritu de los asistentes. Todos ellos serán susceptibles de dejarse embriagar por leyendas recopiladas para la ocasión, que sucedieron, según cuenta Manuel Juliá, «entre los tiempos bíblicos y Shakespeare, quien como todos sabemos, al igual que Cervantes, sabía de vino casi tanto como de literatura».

Esa simbiosis eterna entre la revoltosa musa de la inspiración y su evocación a través del primer sorbo moderado de un buen vino, reclama la atención de los poetas y escritores que el director de FENAVIN ha seleccionado en su «Historias del Vino», en una labor que le ha supuesto «explorar en la soledad de mis libros, acompañado de un cónico cristal que me mostraba los intensos e interminables aromas, y colores de un viejo amontillado».

Un viaje literario desde la prehistoria hasta Egipto, Persia, pasando por Grecia o la exótica India y que comienza con el continente sobre el que descansa ese elixir del Dios Baco, «en unas montañas de Irán se ha encontrado una vasija que había contenido vino desde hacía más de 7000 años», relata, lo que supone el punto de partida para traer al presente leyendas de origen divino, y otras, en la que el amor de los seres humanos fundamenta la propia existencia del vino, en relatos como «La Tinaja de la Princesa Enamorada». En él, una joven, que posee el afán de quitarse la vida por un amor no correspondido, recurre al vino creyendo que es el más mortal de los venenos. En vez que pararle el corazón, consigue inyectar en éste la alegría suficiente como para luchar por su amado, quien, embriagado después por ese brebaje que ella consideró mágico, recurre a los brazos de ella envuelto en esa alegría contagiosa. «El vino alivia las penas, despeja los horizontes, infunde ánimos, cura el mal de los celos, de la tristeza, de la melancolía», expresa el autor en el texto.

Ésta es solo una muestra de las curiosas leyendas que le otorga al vino poderes de exaltación al espíritu, más allá del afán curativo que le confieren autores como Hipócrates.

En el recital también hay espacio para ahondar en el origen de las Dionisiacas, unas romerías que eran celebradas en torno al último mes del año, y que están contadas en hexámetros por Nonno de Panópolis, que serán recitadas, al mismo tiempo, por María Adánez, Josean Bengoetxea, Concha Cuetos y Jose Manuel Seda.

Vivir y beber como un todo inseparable

La historia de Anacreonte va más allá de la exaltación del propio vino para hacer textos que embellezcan un brindis embriagado de celebración y amistad. Según cuenta Juliá, es la historia del poeta báquico y hedonista por la excelencia, «protestaba contra quienes le prohibían beber, porque en el fondo él sentía que le estaban prohibiendo vivir». Esa unión inseparable, sin embargo, siempre contemplaba la moderación, desde Sócrates hasta Horacio: «porque sin ella el vino encendía de rabia o dolor el alma del ser humano», rememora el director de FENAVIN.

Como curiosidad, la investigación del autor a través de las libros y tratados antiguos en busca de leyendas y poemas, también ha recaído en la exaltación que se le hace desde culturas ajenas a la nuestra en la que su celebración está prohibida por prescripción religiosa. «Los poetas de la España musulmana le dedicaron los más encendidos elogios», resalta Juliá.

Y es que la historia del vino, además de labrarse a través de las letras, regadas de los cuentos más hermosos, ha envejecido para convertirse en una «historia de amor con el arte», define Manuel Juliá. Es a través del arte literario como también conoceremos en el recital del día 13 de mayo los más bellos textos del poeta oriental Li Bo, «sus poemas dedicados al vino son de una belleza intensa, profunda y natural», al igual que los del persa Omar Jayyan, que ocuparán buena parte del evento en las voces de los rapsodas. «Omar Jayyan viene a ser con sus Rubayyat el creador de un género nuevo en la poesía oriental, la anacreóntica, que luego Hafiz, de quien también contaremos su historia de amor con el vino, elevará a su mayor esplendor y pureza, desligándola de toda consideración filosófica», desmenuza el director de FENAVIN sobre el recital.

Será una hora llena de amor al vino, pasión, vitalidad, poesía, felicidad, filosofía e incluso sensatez, donde el vino «es nuevo y eterno, porque hoy, como hace tres mil años, sigue alimentando las ilusiones de todos los que saben beberlo», concluye el texto del escritor.

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