Teodosio Fernández: “Si supiéramos cómo se lee El Quijote en el siglo XXII sabríamos cómo es su mentalidad”

Los catedráticos de Filología Española de la Universidad Autónoma de Madrid, Antonio Rey Hazas y Teodosio Fernández hablarán sobre El Quijote en España e Hispanoamérica en el marco de los ‘Encuentros con Cervantes’.
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Pregunta. Sobre la recepción del Quijote en Hispanoamérica y España, ¿cuál fue su repercusión? ¿Qué simbolizó?
Teodosio Fernández. La repercusión en Hispanoamérica fue enorme, aunque indagaré en posiciones que se dieron ante El Quijote, sobre todo, en el siglo XIX, y que luego cambiarían en tiempos más recientes. Esto se parece mucho a lo que ocurrió en España lógicamente, porque España tuvo una lectura ilustrada que insistió en que la novela era una parodia de los libros de caballería, entonces era considerado un libro con una pretensión, podemos decir, incluso crítica, moral; después hay esa otra lectura europea, sobre todo, por parte de alemanes, ingleses que también tuvo mucho influencia en América y en España, que es la de ver en El Quijote una dimensión alegórica que tenía que ver con la figura de su protagonista representando el idealismo, los valores de quien lucha contra un mundo materialista; esa visión idealizada invita a pensar en Don Quijote como un símbolo de lo hispánico, sobre todo a raíz de la pérdida de Cuba de Filipinas. Pero creo que en el mundo hispanoamericano, en el siglo XX, la historia se humaniza, deja de ser símbolo y el Quijote pasa a ser la fantasía de Alonso Quijano hasta que le alcanza la lucidez, o la muerte.

Antonio Rey Hazas. Sin ninguna duda, el Quijote constituyó el éxito más grande, ninguna otra obra había tenido un éxito semejante. En ese sentido, está muy ligado a Guzmán de Alfarache, es decir, que la literatura anterior había tenido algunos éxitos, pero cuando verdaderamente el Lazarillo tiene éxito es por la misma fecha que el Quijote, que es cuando más se reedita, aunque es 50 años anterior, y eso es porque hay un descubrimiento de un mercado nuevo. Es el éxito de un tipo de literatura. Y el mismo año del Quijote, ya para cerrar el panorama, se publica La pícara Justina, que es otro éxito inmenso. Son tres novelas muy largas, de una extensión similar, aunque muy distintas en la concepción de la literatura, pero en definitiva tres éxitos de un tipo de novela que se pone de moda. Y a partir de ahí, el éxito de Cervantes y, en concreto, del Quijote y las novelas ejemplares no ha descendido nunca, y seguirá siendo un éxito. Asimismo, tenemos que destacar que los ilustrados en el siglo XVIII vuelven a considerar a Cervantes y al Quijote un texto absolutamente fundamental, y en el Siglo XIX todavía más, porque lo entienden mejor; el Quijote es fundamental para entender la novela.

P. Por tanto, la repercusión del Quijote sobrepasó todos los ámbitos y, por supuesto, su influencia ¿fue también más que notable en el plano literario?
TF: Yo creo que se puede ir incluso más allá, por ejemplo hubo gente, sobre todo en el siglo XIX, que intentó resucitar a Don Quijote a pesar de las advertencias de Cervantes al respecto. Incluso Juan Montalvo escribió unos 60 capítulos que decía él que se le habían olvidado a Cervantes. Y hubo otros que lo utilizaron o resucitaron con fines diversos; depende de la posición podía ser un loco, que anda por ahí haciendo quijotadas, o bien un símbolo de los grandes ideales que chocan desgraciadamente con la realidad, o sea que la influencia del personaje o de la novela se puede traducir en recreaciones, recuperando a los personajes, aunque eso no es lo más importante, lo más importante, sin duda, es que si supiéramos cómo se lee El Quijote en el siglo XXII sabríamos cómo es su mentalidad.
ARH: En España, además de constituir la gran obra literaria, la referencia más importante de la literatura española, sin ninguna duda, también se ha interpretado como un libro que representa a España y lo español, eso empieza sobre todo alrededor de la generación del 98, sobre todo con Unamuno, Antonio Machado, y después la generación de los novecentistas también; ahí está Ortega y Gasset con las Meditaciones del Quijote, y junto a ella Ramiro de Maestro, Azorín, etc, etc, etc. El Quijote se convierte en una manera de entender España, no sólo de interpretar la literatura, sino de entender los problemas de España, el carácter de los españoles, etc. También hay que destacar que El Quijote para los europeos, literariamente, es incluso más importante que para los españoles; son los europeos los que llevan El Quijote al mundo, los ingleses, franceses, y también los rusos, que desde finales del XIX y el XX no han elogiado jamás un libro tanto como el Quijote. También Mark Twain cita al Quijote, en definitiva en el mundo entero, todos los grandes escritores se hacen eco, y no digamos lo que dice Dostoiesvki: que si algún día se acaba el mundo y Dios llama al hombre para rendirle cuentas, lo único que podemos decir es que hemos sido capaces de escribir El Quijote.

P. ¿Cuál es desde su punto de vista el eje esencial de la poética cervantina, el choque de la realidad contra el deseo, la libertad…?
TF: Como profesor de literatura, yo trataría de recuperar la lectura o el propósito de Cervantes, que no sé exactamente cuál era, pero yo me inclino a creer que él nunca pensó en eso de los ideales, y que él hizo una obra que tenía mucho de burla, pero que al mismo tiempo demuestra que Cervantes hacía una parodia de los libros de caballería, que eran los libros que él había amado, sin duda. Entonces, leo El Quijote, porque continuamente uno vuelve, y sigo riéndome, sigo finalmente sintiendo que don Quijote al final es un gran amigo; creo que si nos empezamos a basar en los ideales, el público se aleja de la obra, si nosotros podemos comprobar, y creo que es así, que es un libro verdaderamente divertido, lo cual no le quita nada, ningún valor, no sé porque se supone que la literatura tiene que ser seria, lo acercamos al público. Ante todo, creo que es un libro divertido, que siempre puede decirnos algo sobre nosotros mismos.

ARH: Para mí, sin duda, la libertad es una de las claves del Quijote, y no sólo la defensa de la libertad, sino la poética de la libertad, su forma de escribir, la libertad de los personajes y de los lectores. Cervantes se preocupa por la libertad del lector, eso es lo fundamental, la libertad de interpretación; nunca te da un hecho acabado, consumado, explicado, sino distintas opciones y es el lector el que elige, el lector decide qué es lo que significa, desde su libertad, la libertad de cada uno.

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