Arte contemPoloranéo en Castilla-La Mancha

Las afirmaciones del coleccionista cubano-estadounidense Roberto Polo, a propósito de la creación de la, ya así llamada, Colección de Arte Contemporáneo Roberto Polo, viene ocupando gran espacio informativo en los últimos meses. Donde el protagonismo del mecenas no deja de vibrar en comparación con la opacidad a los responsables institucionales.

El 12 enero de este año, se nos informaba con contundencia del llamado  “Salto de Castilla-La Mancha hacia el arte contemporáneo con la llegada de la colección de Roberto Polo”, por parte de Teresa Sànchez Garzón  en el Diario.es. Y así podíamos leer el trayecto verificado en esta rara aventura. “En julio del 2017, la Junta de Comunidades culminó con éxito el acuerdo para que la colección donada por el mecenas cubano-americano Roberto Polo se pudiera ver en la región. El objetivo con la instalación de su colección en ambas ciudades en situar a Castilla-La Mancha, como referente cultural internacional de las vanguardias europeas y la pintura estadounidense del siglo XX y XXI”.  Un trabajo que se nos dice comenzó en 2015 de manera hermética. “Ha sido un trabajo que arrancó al comienzo de la legislatura y dada la complejidad de toda la operación, nos ha llevado varios años negociar y plantear todo lo que se va a poder ver a partir de los próximos meses”, explica Jesús Carrobles, director gerente de la Fundación Roberto Polo.

Proyecto cultural de envergadura que no ha contado con ningún debate en sede parlamentaria, con comisiones de asesoramiento y estudio y que se ha cerrado de manera singularísima y súbita en vísperas electorales. El proyecto articulado en dos sedes (Toledo y Cuenca), parece complicarse en Cuenca con la posición del Ayuntamiento contraria a la cesión de la sede conquense. “En principio, las obras podrán disfrutarse en el Convento de Santa Fe de Toledo y en la Casa Zavala de Cuenca. Estos espacios museísticos se verán ampliados en 2023 con la antigua Biblioteca del Miradero en Toledo y el Archivo Histórico Provincial de Cuenca”. Más aún, se nos explica que: “Santa Fe abarcaría la obra desde comienzos del siglo XX hasta nuestros días, de los protagonistas de las vanguardias históricas europeas, mientras que la Casa Zabala de Cuenca estaría consagrada al arte contemporáneo más reciente, a nivel internacional, centrándose en el período de los años 50 y 60”. Insistiendo entre otros aspectos del personalismo del proyecto: “Como toda colección es el fruto del trabajo de muchos años de una persona que ha generado su visión del arte contemporáneo en este caso, el arte de los siglos XIX a lo que llevamos del XXI y ha ido haciendo una selección de todo aquello que ha ido encontrando en el mercado a lo largo de su vida para generar esa visión tan propia”, según explica Carrobles, director gerente de la Fundación; quien señala “que hubo un ofrecimiento por parte del coleccionista a Castilla-La Mancha para vincularse con algunas de las ciudades que destacaban por su oferta cultural en la región. Lo que se buscaba eran ciudades que tuvieran una cierta capacidad de acoger una colección con estas características, que tuvieran un modelo cultural propio y que se pudiera potenciar por lo que suponía abrir una nueva sede dedicada en este caso al arte contemporáneo”.

Como todo no ha sido bálsamo y aceite en torno a la donación de la colección, merced a ciertas críticas que se han ido abriendo paso en medios diversos, se ha producido el  cambio en el discurso del coleccionista donante. Quien había advertido anteriormente: “Toledo y Cuenca son dos ciudades maravillosas, patrimonio de la humanidad. Toledo es una ciudad ligada a la cultura, a la convivencia, a la riqueza intelectual pero que no tenía importantes conexiones con el arte contemporáneo internacional”. Respecto a Cuenca también apunta  que es una ciudad referente en el arte español, merced al Museo de Arte Abstracto, a la Fundación Antonio Pérez o al Espacio Torner, “pero le faltaba el contexto internacional, que gracias a este proyecto puesto en marcha por la Junta de Castilla-La Mancha alcanzará ahora”. Y es que en su teoría particular, avalada por los rectores públicos culturales regionales, “Nos hace falta en Castilla-La Mancha acceder a lo contemporáneo”. Y la forma directa y precisa es a través de su propia Fundación. Esa es la afirmación de Roberto Polo a El Diario.es el pasado 6 de marzo, al establecer el redactor Fidel Manjavacas, que  a razón más importante para que el coleccionista Roberto Polo se haya decantado por la ciudad de Toledo para ceder parte del arte contemporáneo que atesora -más de 7.000 obras- es que, a su juicio, es “conocida como una ciudad que ha rechazado en las últimas décadas la modernidad”. Y por ello, se construye el relato de que “Sin rechazo no puede haber modernidad ni vanguardia… el tiempo nos dará la razón”.

 Todo ello, lo corrobora Carrobles, al manifestar sin rubor:“Nos hace falta en Castilla-La Mancha acceder a lo contemporáneo, enganchar con lo contemporáneo. Somos una región que tiene un rico pasado, que tiene un excepcional patrimonio pero muchas veces vivimos anclados en el pasado y es necesario ofrecer una nueva visión de lo nuevo”. Palabras de Carrobles, o de Carrascosa, que actualizan las vertidas por López Villaseñor, como promotor del Ayuntamiento de Ciudad Real de Fernando Higueras en 1972, al advertir con lisonja y donaire: “¿Vamos a perder la oportunidad de tener uno de los edificios mejores de Europa?», para más adelante abrir la opción en “¿Aurea mediocridad o acrecentamiento del patrimonio?”. Pues algo parecido se advierte en esas palabras. ¿Vamos a perder la oportunidad de engancharnos a lo contemporáneo, en una región tan atrasada y ruralizada?

Y es que con el planteamiento de la Colección Roberto Polo (véase, igualmente, La Tribuna de Ciudad Real, del pasado 3 de marzo y la amplia entrevista dedicada en doble página, al mecenas cubano-americano) en determinados espacios de Toledo y de Cuenca, se está hurtando por parte de los responsables políticos de la Cultura regional, particularmente Felpeto y  Carrascosa, Consejero y Director General de Cultura respectivamente, el debate sobre la posible constitución de un Centro Regional de Arte contemporáneo.

Y se está hurtando porque se están dando por buenas las condiciones producidas desde una cesión particular avalada con documento notarial, para ser exhibida como Colección de Arte Contemporáneo. Nada que objetar si es eso: una propuesta particular de exhibición altruista (¿…?). Otra cosa será la pretensión de dotar de dimensión institucional y pública a la citada muestra publicitada en exceso, pero escasamente debatida y analizada con los actores, agentes y responsables de las Artes plásticas regionales.

Sin tener en cuenta, además, el propio trayecto realizado por la misma Consejería de Cultura en las adquisiciones diversas, verificadas desde principios de los años noventa, para constituir una Sala de Arte Contemporáneo. Como se llegó a  denominar a  la muestra del Museo Provincial de Ciudad Real de 1999, en la edición del correspondiente catálogo, como carta de presentación de un nuevo proyecto museístico.

De igual forma que se eluden las líneas trazadas en el  año 2000 con la exposición Memoria y Modernidad. Artes y artistas de Castilla-La Mancha del siglo XX, que parecía abrir un trayecto para los fines que comentamos: producir un espacio y un contexto específico para el Arte Contemporáneo.

Circunstancias que nuevamente, vuelven a plantearse en 2007 con la exposición itinerante Referentes. Arte español contemporáneo en los museos y colecciones de Castilla-La Mancha. Por no citar algunos trayectos expositivos que tuvieron, desde 1983 con Benjamín Palencia surrealista hasta 1999 con Gabriel García Maroto, con la muestra de El Grupo el Paso en 2008 y con la pretensión del Museo no-nato, de Arte realista de Albacete de 2014, la finalidad de indagar en los creadores de vanguardia de Castilla-La Mancha. Y ese debe ser el cometido de una colección de Arte Contemporáneo en Castilla-La Mancha. Junto a ello, los dos Prietos (Gregorio y  Miguel), Alberto Sánchez, Francisco Carretero, Nieva, López García, José Luís Sánchez, Francisco Sobrino, el Grupo Tolmo, Pepe Ortega o Rafael Canogar, son nombres imprescindibles en ese relato de las artes plásticas regionales, pero que no se verán en la Colección Roberto Polo. Todo un error de calado y de concepto, que no puede ser avalado desde las instancias oficiales. Por más que Polo  asevere que “las vanguardias solo existen cuando son rechazadas” ya que, a su parecer, “sin el rechazo no puede haber modernidad, no puede haber vanguardia”. Incluso, señala con el dedo y avisa, como lo hiciera López Villaseñor: “¿Aurea mediocridad o acrecentamiento del patrimonio?”. Pues eso, “Tomen consciencia de si quieren vivir en un cementerio o en una ciudad con una propuesta cultural internacional de gran envergadura, una de las grandes colecciones antológicas del siglo XX y XXI. Es una decisión vuestra, no la mía, yo hago mis maletas y me voy a París”, ha aseverado Polo con cierta petulancia y oportunismo.

Periferia sentimental
José Rivero

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3 COMENTARIOS

    • Eso no es lo establecido en la escritura de constitución de la Fundación Roberto Polo. Que no vendan humo cubano. La historia de la colección Polo es un despropósito de Felpeto y Carrascosa.

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