Percepciones II de Juan de Portoplano

Jesús Millán Muñoz.– Se dijo a si mismo el de Portoplano hoy iré a la conferencia que el gran experto equis, ofrecerá en mi ciudad-aldea-barrio-pueblo, y así quizás, también salga un poco de mi mismo, siempre quizás engolfado y algo perdido en el laberinto de mi mente.

– Alguien puede ser ateo o agnóstico o creyente en cualquier filosofía o ideología o religión. Ese alguien puede hacer una crítica constructiva y respetuosa a cualquier otra filosofía o ideología o religión o metafísica, porque eso es libertad de conciencia y de expresión y de publicación. Pero lo que no puede hacer, es “herir las emociones y los sentimientos de otro grupo ideológico”, manipulando formas de esos principios religiosos, llevar a figuras de otra religión en contenidos obscenos, de tipo sexual o de otro tipo.

Llevamos ya algunas décadas, que de vez en cuando, desde la presunta libertad del arte y de la creación, se ataca obscenamente, con imágenes al cristianismo, especialmente, ideas del catolicismo. Pero los mismos que hacen eso contra el cristianismo, no lo hacen contra otras religiones.

– Se habla de todo, se dice de todo, de la tierra y del cielo. Me pregunto, no ya solo planteárselo en los juicios civiles o penales el polígrafo, al menos voluntariamente, pero también en todas esas personas que dicen han visto Ovnis y otras realidades humanas. Una persona que dice que ha tenido un encuentro con seres de otros planetas, además de indicarlo, debería libre y voluntariamente someterse al polígrafo, por respeto a si misma, por respeto a los demás.

– ¿Por qué la obra Cuadernos o Cuadernos de la Mancha formada por cincuenta mil páginas escritas y al menos ochenta mil dibujos y pinturas y hojas de libros de artista y otros géneros que están o deben estar por el mundo, no existe o apenas existe en la realidad cultural de la sociedad dónde ha surgido?

¿Una producción cultural, de un único título, que combina filosofía y literatura y arte plástico, que el escribiente-pensante-pintante, ha tomado de todas las tradiciones culturales, el noventa y nueve por ciento del material, como todos, y que es un homenaje a la humanidad, y a la divinidad, por qué no interesa, apenas interesa a nadie o a casi nadie, sea de un color o sea de otro, de una identidad social o cultural o sean de otra…?

Ni a los humanos de un color o de otro, les interesa lo suficiente esta obra, ni un poquito salvando excepciones…

¿Y de existir Dios, le gustará esta obra, o tampoco le agradará…?

– ¿De existir Dios, y de existir la Providencia de Dios sobre todo y sobre cada ser humano cual es el proyecto que tenía sobre mí y sobre ti? ¿Cuál era tu vocación y la mía, y qué circunstancias sobre ti y sobre mí…?

– No nos autoengañemos, si escritores que hace diez o cuarenta o treinta años, tenían una enorme importancia en mi sociedad, y ahora, que por enfermedad, una larga enfermedad, o por fallecimiento de hace diez o treinta años, sus figuras se están desdibujando en la realidad cultural, al menos pública, aunque suponemos que algunos permanecerán en la valoración de los entendidos y expertos. Pero todos pasan el famoso purgatorio cultural de todos los creadores, especialmente después de su fallecimiento.

Si esto les sucede a los grandes de mi sociedad, y ya lo he visto muchas veces, qué pasará de nosotros, que ni siquiera hemos tenido una presencia cultural en nuestra misma época.

Ciertamente, unos resucitan, pero otros, se van perdiendo y olvidando sus nombres y sus obras, y a lo sumo quedan en las cabezas de los grandes especialistas, quizás, para revivir dentro de una generación o dos. Aunque mientras sigan estando en los libros académicos y manuales de enseñanza, seguirán existiendo en generaciones futuras…

– Me pregunto, si Unamuno u Ortega y Gasset o Picasso o Machado o Juran Ramón Jiménez hubiesen leído mis escritos y percibido mis dibujos. Me pregunto si les hubiese gustado.

A veces, uno piensa, por vanidad-soberbia, quizás más por tristeza-fracaso, que lo que has producido, a nivel cultural, no todo, pero si algunas partes, está al nivel de esas grandes figuras de tu sociedad-país-Estado-cultura.

¡Pero la realidad, es que prácticamente tu producción cultural no existe…!

– Ya, ya más que triunfar en tu actividad cultural, productiva o de creación y búsqueda, ya más que triunfar, lo que deseas, es buscar maneras y formas, de lo que todavía existe no desaparezca, sino que aunque tenga poco valor, pueda pervivir para generaciones futuras…

– Creo que he aportado algo a la cultura de mi sociedad y a la cultura universal, pero lo que no sé, es si mis coetáneos lo valorarán, y si lo hacen, si perdurará para generaciones futuras.

El de Portoplano como tantas veces había sufrido y experimentado, cada conferencia o cada libro le resolvía algunas cuestiones, le aportaba nuevos datos, y también nuevas preguntas. Ese era su destino, el huracán de si mismo desde su juventud.

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