“El PP y los fuegos fatuos”, un análisis de los procesos electorales en C-LM

Los dirigentes regionales del PP están intentando hacer creer a la ciudadanía que los resultados que se han dado en las pasadas elecciones europeas en Castilla-La Mancha suponen, de alguna manera, un cambio de ciclo. Nada más lejos de la realidad. Y así se desprende del análisis de todos los procesos electorales acontecidos a lo largo de la presente década.
Así, podemos comprobar cómo el mismo día del mismo año, 1999, concurrieron tres procesos electorales distintos -europeas, autonómicas y municipales- y los resultados obtenidos no pudieron ser más dispares. Mientras el PSOE ganó con el segundo mejor resultado de la historia de la comunidad (el 54,19% de los votos válidos), con una diferencia de 13 puntos con el PP, éste, paradójicamente, ganaba las elecciones europeas con 2 puntos por encima del PSOE.

Pero, mayor paradoja constituía el que al año siguiente en las elecciones legislativas el PP obtuviera, a su vez, los mejores resultados en la historia electoral de Castilla-La Mancha (53,15 % de los votos) distanciándose del PSOE, nada menos, que en casi 12 puntos.

Aparentemente para cualquier observador pudiera parecer que la mayoría electoral se había dado la vuelta. Sin embargo, eso no era así, como ya se venía percibiendo a lo largo de la década anterior. Es más, tan sólo 3 años más tarde el PSOE volvía a superarse a sí mismo y alcanzaba nada menos que el 58,59 % de los votos, es decir 21 puntos por encima el PP.

Evidentemente, el ciclo de los resultados electorales en Castilla-La Mancha es absolutamente repetitivo. Mientras el PSOE obtenía con José María Barreda su tercer mejor resultado de la historia (52,59 %) y 11 puntos en la distancia con el PP, un año después volvía a producirse una nueva inversión de resultados. El Partido Popular, en las legislativas de 2008, obtenía también su segundo mejor resultado (49,97%) en elecciones generales, lo que suponía una distancia de algo más de 5 puntos con relación a los socialistas.

De nuevo nos encontramos ante el mismo fenómeno en las pasadas elecciones europeas. El PP obtiene hasta el 51,46 % de los votos y supera en poco más de 11 puntos al PSOE. Sin embargo, se vuelve a incurrir en el error reiterado, forzado e interesado de la extrapolación de resultados, es decir, en una auténtica ficción electoral.

Esta ficción se evidencia aún más falsa si tenemos en cuenta tres factores: el primero que la participación alcanza tan sólo el 52,16% del electorado; en segundo lugar que la participación de los votantes del PP es tradicionalmente más fiel que el de los votantes de izquierdas y en tercer lugar, y el más significativo: que el PP ha obtenido en las europeas 100.000 votos menos de los que obtuvo en las últimas autonómicas. Y hay que recordar que los “populares” se quedaron a otros 100.000 votos de los socialistas en los comicios de Castilla-La Mancha.

Si las elecciones se ganasen por predicciones en base a los diversos procesos electorales, con unas simples extrapolaciones de resultados el PP debería haber ganado las elecciones autonómicas hace ya muchos años.

El PP ha ganado a los socialistas las elecciones legislativas desde 1996 y la europeas desde 1994. Por su parte, los socialistas han ganado al PP las siete elecciones autonómicas y todas las elecciones locales, menos las de 1995. Sin lugar a dudas, todo esto da que pensar. Pero antes de llegar a conclusiones erróneas que reflexionen, “porque lo contrario es actuar sin ningún rigor científico y dejándose llevar por fuegos fatuos y espejismos”.

 

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