Eva Masías participa en un proyecto que instalará una planta potabilizadora en la Amazonía peruana

Tras más de 72 horas de viaje desde Ventanilla, la concejala de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Ciudad Real y cooperante internacional, Eva María Masías, ha llegado a la comunidad indígena de Shipibos-Conibo, en Callería, en pleno corazón de la Amazonía peruana, para anunciar y supervisar el inicio de los trabajos de instalación de una planta potabilizadora de agua que dará acceso a agua potable a más de 5.000 personas, en su mayoría niños y niñas.

En este enclave de difícil acceso —a doce horas en bote desde la ciudad de Pucallpa— Masías ha sido recibida por el Apu, líder tradicional del pueblo Shipibo-Conibo, junto con comuneros de la zona, el profesor Miguel Rodríguez Candia, fundador de la Comunidad de Niños Sagrada Familia y promotor de este tipo de infraestructuras en la selva, así como ingenieros, técnicos ambientales y responsables locales. Durante la jornada, se realizaron mediciones de terreno y se acordó el punto exacto donde se ubicará la planta potabilizadora para autoconsumo. La visita marca el inicio efectivo del proyecto, que será ejecutado próximamente.

El proyecto ha sido posible gracias al impulso y compromiso de Eva María Masías, quien ha logrado canalizar una importante aportación económica a través de la recaudación obtenida en la Gala Benéfica celebrada el pasado 3 de abril en Ciudad Real. El evento, organizado junto a la artista Carmen Macareno, movilizó a decenas de ciudadanos, asociaciones culturales y artistas locales que ofrecieron su talento de forma completamente altruista. A esta iniciativa solidaria se han sumado también dos empresarios comprometidos con la causa, uno de los cuales ha anunciado la donación de los paneles solares necesarios para el funcionamiento de la planta. Esta contribución permitirá que el sistema sea autosuficiente y respetuoso con el entorno.

“Hoy podemos decir que desde Ciudad Real no solo hemos hecho un gesto solidario, sino que estamos transformando realidades. Gracias a la generosidad de nuestra gente, esta comunidad tendrá agua limpia, segura y digna”, emitía Masías con emoción.

Tejer futuro desde la selva

Durante la visita, Masías participó en reuniones con el Apu, técnicos e ingenieros, y compartió con los niños y familias de la zona un día cargado de simbolismo y esperanza. Se establecieron los protocolos de seguimiento, mantenimiento y gobernanza local del sistema de agua, y se ratificó el compromiso de todas las partes en la sostenibilidad del proyecto.

“Esta no es solo una obra técnica, es un acto profundamente humano. Aquí no estamos trayendo soluciones desde fuera, sino construyéndolas desde dentro, en alianza con quienes más lo necesitan”, añadió Masías, quien también ha podido conocer de primera mano las difíciles condiciones de vida de la población y ha compartido momentos de convivencia con los niños y familias del lugar. “Comunidades que viven del plátano, el coco, la piña y que rodeados por el río no tienen acceso al agua potable y deben filtrar rudimentariamente agua para beber. De ahí tantas enfermedades, dengue, malaria, por aguas contaminadas y mosquitos”, explica la edil de Ciudadanos.

El presupuesto total del proyecto asciende a 27.800 euros, e incluye maquinaria, construcción del pozo tubular, bombas, sistemas eléctricos, tanques, materiales de transporte, mano de obra especializada y ahora también energía solar. Todo ello será financiado con aportaciones ciudadanas y la colaboración de entidades solidarias.

«Hoy no solo hemos traído una noticia, hemos sembrado una esperanza. La esperanza de que la cooperación entre pueblos es posible, de que desde un rincón como Ciudad Real se puede cambiar el destino de una comunidad entera», ha concluido Masías visiblemente emocionada.

Esta iniciativa simboliza el poder de la cooperación ciudadana. Desde los escenarios del Antiguo Casino de Ciudad Real hasta las orillas del río Ucayali, este proyecto demuestra que la solidaridad no tiene fronteras y que es posible llevar dignidad a los rincones más alejados del mundo.

“Hoy los niños de Callería sonríen sabiendo que pronto podrán beber agua limpia. Y eso, para mí, lo cambia todo”, concluyó Masías.

Una obra urgente y vital

Callería es una de las muchas comunidades amazónicas que no cuentan con acceso a agua potable. Actualmente, sus habitantes consumen agua directamente del río Ucayali, altamente contaminada, lo que genera enfermedades gastrointestinales, infecciones e incluso muertes evitables. La planta que se instalará eliminará impurezas y agentes contaminantes, reduciendo significativamente los riesgos sanitarios.

El diseño y la ejecución del proyecto estarán a cargo de la Asociación Comunidad de Niños Sagrada Familia, una institución con décadas de trayectoria en la protección y educación de niños en situación de vulnerabilidad. El propio Miguel Rodríguez Candia, conocido como “el profesor Juan Miguel”, ha destacado la relevancia de esta alianza entre la cooperación internacional y las comunidades locales: “Hoy, gracias a la fe, el esfuerzo colectivo y la solidaridad, estamos escribiendo una página nueva en la historia de Callería”.

El proyecto de Callería es solo una de las múltiples iniciativas impulsadas por la Comunidad de Niños Sagrada Familia, organización que nació a finales de los años 80 y que desde entonces no ha dejado de acoger, educar y cuidar a más de mil niños y niñas de Perú, bajo el lema de que la solidaridad puede transformar la realidad.

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