Por José Belló Aliaga
Conocí al poeta Alberto García-Teresa en un acto celebrado en la sede del Grupo Sial Pigmalión concretamente en la séptima edición del ciclo de poesía que dirige y coordina Paty Liñán. Me impresionó vivamente la pasión e ilusión que demostró Alberto en sus intervenciones durante el acto.







Lo hemos entrevistado para nuestro medio.
Alberto García-Teresa (Madrid, 1980) es doctor en Filología Hispánica con Poesía de la conciencia crítica (1987-2011) (Tierradenadie, 2013) y ha publicado también Para no ceder a la hipnosis. Crítica y revelación en la poesía de Jorge Riechmann (UNED, 2014; Lastura, 2024) y Pálpito de primavera, floración de resistencia: la poesía de María Ángeles Maeso (Lastura, 2023).
Poesía
Alberto afirma: “Mi aspiración fundamental al escribir poesía es tratar de contribuir a un cuestionamiento profundo, radical, del sistema social, político, ideológico y ético imperante. Necesitamos reflexionar, repensar y romper las inercias que siguen manteniendo una sociedad impulsada por la codicia, donde las desigualdades económicas se agravan, donde progresivamente más capas de población se ven excluidas. Y, sobre todo, que nos está encaminando a un colapso ecológico y social. Desafiar y salir del paradigma productivista en el que llevamos anclados varios siglos es urgente. No podemos crecer infinitamente, sin límites, en un mundo finito, tal y como necesita por naturaleza la sociedad de mercado. La acción humana ha trastocado por completo los ciclos naturales. Lo sabemos, y ahí están los informes científicos de la ONU ratificándolo, pero parece que se quiere seguir mirando hacia otro lado, seguir obrando como si nada. A pesar de disponer de toda la información sobre las consecuencias de esa forma de actuar, aunque ya estamos sufriendo sus efectos, se siguen postergando las medidas que podrían mitigarlos”.
Y se pregunta: “¿Qué puede hacer la poesía al respecto? Ante todo, asumir primero también sus limitaciones. La poesía no puede cambiar el mundo por sí sola. Las transformaciones se operan interviniendo en el ámbito social, en lo político, en lo económico; en los movimientos sociales que luchan por conseguir un mundo justo y respetuoso. Sin embargo, la poesía sí que puede contribuir a transformar a las personas que están trabajando para cambiar el mundo. La poesía puede estimular la transformación interior necesaria para que sea efectivo y real ese cambio: puede producir cuestionamiento y desestabilizar las certezas que el sistema nos presenta como indudables, contribuir a complejizar nuestra percepción de la realidad para poder observarla de modo más veraz, activar a quien la lee o escucha, reconstruir nuestra mirada del mundo y comunicar la expresión lírica de vivir en una sociedad injusta e inequitativa”.
Concluye el poeta: “En definitiva, la poesía puede acompañar y construir antagonismo y colaborar en ese trabajo cotidiano de quienes aspiran a transformar el mundo. Hablo de una poesía crítica, de una poesía que pretenda provocar cuestionamiento, que nos genere un extrañamiento al observar nuestro entorno. También, que nos impulse, primero, a reconocer nuestra propia capacidad como ciudadanos, organizados colectivamente, para poder influir y alterar la sociedad y, después, a ponernos manos a la obra. Y esa posición pasa, irremediablemente, por confrontar con la ideología dominante. Pero esa poesía puede contener el germen de otros valores, de otra relación con los otros animales y seres con los que compartimos el planeta, de otras aspiraciones que se salgan del cuadro egoísta de la codicia y la dominación”.
Antologías
Nuestro entrevistado ha confeccionado antologías como Disidentes. Antología de poetas críticos españoles (1990-2014) (La Oveja Roja, 2015), Insumisas. Poesía crítica contemporánea de mujeres (Baile del Sol, 2019), Última poesía crítica. Jóvenes poetas en tiempos de colapso (con David Trashumante; Lastura, 2023) o Nova mondo en niaj koroj (recopilación traducida al esperanto de poesía crítica española actual; Calumnia, 2016); de ensayos en El verso por asalto. Poesía, desobediencia y construcción antagonista (Tierradenadie, 2018); o de los poemas de Nancy Morejón (Las horas comunes; Huerga & Fierro, 2022), Jorge Riechmann (El empeño del manantial; Lastura, 2022; y Poesía de los vínculos. Antología de textos sobre poética; Lastura, 2025), Enrique Falcón (Aluvión; La Oveja Roja, 2017), Antonio Méndez Rubio (Abriendo grietas. Poemas de, desde, hacia la utopía; Amargord, 2017), María Ángeles Maeso (Pintar el alba; Bartleby, 2023), Antonio Orihuela (El tiempo de las alambradas; Pregunta, 2018), Matías Escalera Cordero (Preferimos el grito; Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, 2022) o del gallego Daniel Salgado (Huelga general; Marisma, 2018), entre otras. También ha realizado la edición de las entrevistas completas a Jorge Riechmann (Un lugar que pueda habitar la abeja; La Oveja Roja, 2018).
Alberto, informa: “Ahora acaba de editarse mi noveno poemario, titulado El áspero dolor de la esperanza, publicado por Lastura. El libro trata de articular una esperanza en estos tiempos de colapso ecosocial. Pero una esperanza sin autoengaño, consciente de las imposibilidades, que no obvie la catastrófica situación medioambiental en la que estamos sumisos. Se trataría, siguiendo el concepto que tan brillantemente formuló Jorge Riechmann, de una “esperanza contrafáctica”, de una esperanza “a pesar de”: a pesar del presente, a pesar de la información científica que evidencia que, o se producen cambios radicales de inmediato en la forma de producir y de relacionarnos con la naturaleza (unos cambios quizá cercanos a lo imposible dada a la coyuntura política y social actual), o profundizamos en el desastre; en ese colapso antropogénico y en la Sexta Gran Extinción. Desde ahí, el poemario intenta explorar las posibilidades de poner en práctica esa esperanza, que se basa, sobre todo, en la construcción de una comunidad no excluyente tanto con el resto de personas como de seres vivos y en lo esencial del trabajo colectivo para ello. El poemario, de hecho, casi podría interpretarse como un largo poema fragmentado, que explora, gira y ahonda en esa cuestión para continuar afirmando que, a pesar de todo, seguimos caminando contracorriente convocando a esa pequeña llama de esperanza, aunque pueda estar ya todo perdido. Ahí surge, cómo no, un aliento utópico, que resulta imprescindible para enfrentar nuestros días. Esa esperanza, de hecho, se levanta frente al nihilismo, la inacción o el desentendimiento en el que, tal vez, algunas personas podrían caer cuando asumen la inmensidad de la tarea. El libro, pues, contiene denuncia, pero también convoca a la resistencia, a no cooperar con esa lógica destructora. En el fondo, se trata de una exaltación vitalista para tratar de salvar todo lo posible de este mundo ante el final, casi seguro, de nuestro tiempo”.
Alberto García-Teresa matiza: “Por otro lado, me parece muy interesante la capacidad de resonancia que posee la poesía; su poder de evocación, su capacidad de revelación. Esa revelación tiene que ver con su componente de hacernos ver de manera penetrante la realidad, por debajo de lo superficial, del escaparate y de las imágenes desdibujadas y borrosas deformadas por la prisa. En ese último sentido, la poesía asimismo nos enseña a respirar de otro modo: un modo más detenido, más lento, más consciente de la propia respiración. Sin duda, atenta contra la velocidad y la aceleración a las que nos empujan el consumismo o la tecnología. La poesía necesita un espacio de sosiego y de silencio. Y lo necesita precisamente porque nos permite reflexionar y escudriñar el mundo. Ahí reside uno de los principios más subversivos de la poesía. La poesía nos enseña a mirar con suspicacia la construcción de realidad en la que nos desenvolvemos porque nos educa en la atención. Y también en la curiosidad. Y eso nos lleva a hacernos preguntas. A pesar de tener aparentemente todas las respuestas a un clic, seguimos necesitando saber preguntar y preguntarnos”.
Codirector
También García-Teresa ha sido codirector de la editorial de poesía Los Libros de la Marisma, coordinador de la revista de crítica sobre ficción especulativa Hélice, codirector de Jabberwock, antología anual de ensayos sobre literatura fantástica, redactor jefe de la revista Solaris y, en varias publicaciones periódicas, ha coordinado los contenidos de libros, reseñas o poesía (Diagonal, Culturamas y, en la actualidad, Viento Sur y Poder Popular). Ha escrito crítica literaria en diferentes medios. Pertenece a la asamblea editora de Caja de resistencia. Revista de poesía crítica. Organiza ciclos de recitales y acciones poéticas en distintos espacios. También ha escrito crítica teatral y prensa musical.
Poemarios
Y además, es autor de los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008), Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los autómatas (Umbrales, 2012), Abrazando vértebras (Baile del Sol, 2013) –traducido al macedonio (Слово љубве, 2015)–, La casa sin ventanas (Baile del Sol, 2016), A pesar del muro, la hiedra (Huerga & Fierro, 2017), Entre paréntesis. Poemas de la cárcel (Agita Vallecas, 2022), Cuando dejamos atrás lo posible (Baile del Sol, 2022) y El áspero dolor de la esperanza (Lastura, 2025), así como de las plaquetas Las increíbles y suburbanas aventuras de la Brigada Poética (Umbrales, 2008) y Descender la distancia. Poemas de animales no humanos (Hojas del baobab, 2021). También ha publicado los libros de microrrelatos Esa dulce sonrisa que te dejan los gusanos (Amargord, 2013) y Callejero de Manglar (Lastura, 2022).
En este punto, Alberto aclara: “Un poema no debería dejarnos en el mismo lugar donde estábamos cuando comenzamos a leerlo. Siempre reconociendo la multiplicidad de funciones y expresiones de la poesía, considero que no deberíamos integrar la poesía dentro de un paradigma de entretenimiento. La búsqueda de nuevos formatos para alcanzar mayor difusión o extensión, más allá de la lectura individual y solitaria, opino que tiene que explorar las posibilidades de la escucha y la lectura colectiva, de la irrupción en espacios no habituales, en la calle y plazas públicas. Pero siempre, pienso, debe hacerlo rehuyendo del lenguaje del efectismo y de la espectacularidad, pues suele tener las piernas muy cortas y, en definitiva, acaba utilizando los atajos y las autopistas que el sistema, ese sistema que estamos criticando, despliega. Y la poesía es un compañero de viaje que nos permite recorrer largos senderos. Al respecto, me parece fundamental tratar de cortocircuitar las inercias y la apatía con poemas que nos agiten, que nos conmuevan, que nos descubran”.
Y continúa: “Aborrezco la poesía complaciente; complaciente con el discurso dominante, con sus medios de reproducción de la realidad, con un tipo de público que solo desea permanecer pasivo ante un hecho cultural. Ese es el pensamiento que nos está llevando al abismo del desastre ecológico y social. Reitero que yo, junto a ese amplio conjunto de poetas que practican poesía crítica en la actualidad, buscamos generar una poesía que friccione, como una cerilla contra la lija, con el estado actual del mundo”.
Investigador filológico
En cuanto a su labor como investigador filológico, Alberto García-Teresa, comenta: “Continúo trabajando con la poesía crítica española contemporánea, que fue el ámbito en el que me doctoré hace poco más de una década. Después de ese primer estudio, que se publicó con el nombre de Poesía de la conciencia crítica (1987-2011), he podido realizar varias antologías panorámicas, como Disidentes, Insumisas o la más reciente Última poesía crítica. También he profundizado en poetas de ese movimiento como, especialmente, Jorge Riechmann o María Ángeles Maeso, a través de libros de estudio y antologías, además de haber confeccionado varias antologías individuales de otros tantos poetas críticos. Me parece muy relevante poder ir desbrozando ese campo, tan fértil y tan versátil, con las herramientas académicas. No en vano, la actual es la corriente de poesía crítica que se está extendiendo por más tiempo de entre todas las corrientes de poesía disidente que han existido con anterioridad en castellano en España. Quizá sea porque se trata, en esta ocasión, para estos poetas, de un punto de vista, no de un repertorio temático, que se enuncia desde su propia realidad, desde su propia vivencia, sin tratar de usurpar la voz de nadie”.
José Belló Aliaga
Pies de foto
Foto 1: Alberto García-Teresa, por Fernando Carrascosa
Foto 2: Alberto García-Teresa durante su intervención en la séptima edición del ciclo de poesía que dirige y coordina Paty Liñán , en la sede del Grupo Sial Pigmalión
Foto 3: Cubierta del libro EL ÁSPERO DOLOR DE LA ESPERANZA
Foto 4: Alberto García-Teresa (Madrid, 1980) es doctor en Filología Hispánica
Foto 5: “Mi aspiración fundamental al escribir poesía es tratar de contribuir a un cuestionamiento profundo, radical, del sistema social, político, ideológico y ético imperante”, afirma el poeta
Foto 6: Poemas y ensayos suyos han sido traducidos al esperanto, al inglés, al francés, al serbio, al rumano, al búlgaro, al bengalí y al macedonio
Foto 7: “Aborrezco la poesía complaciente; complaciente con el discurso dominante, con sus medios de reproducción de la realidad, con un tipo de público que solo desea permanecer pasivo ante un hecho cultural”, declara con rotundidad Alberto García-Teresa