La lucha de los trabajadores de ESERMAN S.A. frente a Repsol Química

Juan Andrés Olmedo. Presidente del Comité de Empresa de Eserman.– El pasado 30 de julio de 2025, la empresa ESERMAN S.A. comunicó su intención de rescindir el contrato con Repsol Química con fecha del 30 de septiembre. Este anuncio marcó el inicio de un periodo de incertidumbre y preocupación para todos los trabajadores implicados. A lo largo del mes de agosto, hemos mantenido reuniones para discutir las alternativas a la suspensión temporal de empleo, que inicialmente se habían planteado. En lugar de optar por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), logramos negociar un permiso retribuido que mantendría a la plantilla hasta la fecha de rescisión.

Desde el 30 de julio, hemos asistido cada mañana a las puertas de Repsol Química, nuestro centro de trabajo, pero la entrada nos ha sido negada. Este hecho ha despertado en nosotros un sentimiento de frustración y abandono, ya que hemos intentado elevar nuestra voz a través de marchas y concentraciones, tanto a pie como en coche, buscando respuestas que nunca llegaron. El silencio por parte de Repsol es ensordecedor y desconcertante.

A lo largo de los años, se han escuchado rumores sobre los contratos de logística y cómo el cumplimiento del convenio de la Industria Química, como un derecho que veníamos percibiendo. Este tipo de convenio, según Repsol incrementa los costes de contratación con futuras empresas adjudicatarias. Esto plantea un serio riesgo: la posible erradicación del convenio de Industria actual para facilitar la creación de una nueva empresa subrogando a trabajadores con salarios mínimos y condiciones precarias. Esta estrategia ya ha sido evidente y han venido aplicando el convenio del transporte a algunos compañeros, donde los derechos laborales han sido sistemáticamente vulnerados.
Recientemente, Recursos Humanos de ESERMAN nos notificó que han recibido instrucciones de Repsol para que envíen un listado de los trabajadores a quienes se les exigía recoger sus pertenencias, además de retirar los bienes de la empresa como carretillas y vehículos de transporte antes del 27 de agosto. Este tipo de comunicación no solo es desalentadora, sino que también muestra una falta total de respeto hacia empleados que han dedicado gran parte de sus vidas al trabajo en Repsol Química.

Las condiciones en las que hemos trabajado durante toda nuestra vida laboral, trabajadores con mas de treinta años de antigüedad no han sido fáciles; muchos de nosotros hemos estado expuestos a productos químicos dañinos, y algunos compañeros han sufrido consecuencias graves para su salud a lo largo de los años y algunos ya no están con nosotros. Ahora, ante esta inminente expulsión, nos sentimos traicionados y desamparados. No se nos ha brindado ninguna aclaración sobre lo que está sucediendo ni sobre nuestro futuro laboral, lo que contribuye a un clima de angustia e incertidumbre que venimos sufriendo desde el pasado 30 de julio.

La situación actual exige unidad y acción. Nos encontramos en una encrucijada que no solo afecta a nuestra estabilidad laboral, sino también a la dignidad de todos los trabajadores. La lucha contra esta precarización del empleo y la defensa de nuestros derechos laborales son más relevantes que nunca. Es crucial que continuemos organizándonos, alzando la voz y buscando apoyo para hacer frente a estas injusticias que amenazan no solo nuestro bienestar, sino el de futuras generaciones de trabajadores. La solidaridad y la determinación serán nuestras mejores armas en esta batalla.

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