Renacer

Estela Alarcón.- “El tiempo de oruga ha expirado, tus alas están listas”. Hoy he tenido la oportunidad de ver esta frase estampada en una camiseta y me ha parecido que era la idónea para comenzar este escrito. Renacer. Renovarse. Una o mil veces qué más da. Nunca es tarde si la dicha es buena reza el famoso refrán.

Y es que el cambio en nuestra existencia es tan necesario como el aire que respiramos. Es el motor que nos ofrece una nueva ilusión, una nueva esperanza.

En ocasiones no buscamos un viraje, nos sentimos cómodos en nuestra posición en este tablero que es la vida y seguimos el camino trazado a semejanza de autómatas programados, sin cuestionar nuestro rumbo, siempre en la misma dirección.

La rutina instala en cada una de nuestras acciones y envuelve con su presencia cada momento. Anestesiados, aletargados, vemos pasar un día tras otro y las semanas se encadenan sin remedio, cortadas por la misma tijera.

Pero un día, las circunstancias nos separan del sendero de baldosas amarillas que seguíamos como aquellos personajes de Oz y nos sentimos perdidos. Ya no transitamos las mismas calles ni las mismas emociones, el café sabe distinto. El gris ya no es el color. Hay millones más. Y nos cuesta encontrarnos porque nuestro mayor afán era seguir en la misma rueda, no teníamos que pararnos a pensar, no decidíamos, ¿no sentíamos?

Pero ese día ha llegado y con él desaparece todo lo conocido, todo lo seguro, todo lo que creíamos que nos protegía. Y es momento de despertar del letargo, es el momento en el que todo, aunque parezca una contradicción, cobra sentido. Se han roto las viejas normas, hay un nuevo amanecer que descubrir.

En otras ocasiones somos nosotros mismos quienes nos separamos del camino trazado porque comprendemos que ha llegado el momento, que ese café ya ha perdido su aroma, que necesitamos dar carpetazo a todo. Por un cúmulo de acontecimientos. O tal vez por nada. Por el placer de cambiar, eso que nadie puede arrebatarnos.

Relacionados

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img