¿Has sentido alguna vez que un perfume fuerte te dé dolor de cabeza? Imagina que lo mismo pasa con muchos químicos comunes, como jabones, colonias, detergentes…tinte de la ropa…. Eso es el Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM).
Es una condición crónica que afecta entre el 2% y el 15% de la populación en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las personas con SQM reaccionan mal a sustancias químicas del día a día, lo que les cambia la vida por completo.
Los síntomas son variados y pueden ser muy molestos. Incluyen dolores de cabeza fuertes, cansancio todo el tiempo, problemas para respirar, cambio en la tensión, irritación en la piel o ojos, náuseas, mareos o confusión mental.
Estos problemas aparecen muy rápidamente con una pequeña exposición y perduran durante el tiempo. Es como si el cuerpo estuviera en alerta constante.
¿Por qué ocurre esto? No se sabe del todo, pero algunos expertos creen que es por un problema en el sistema nervioso. Puede empezar después de estar mucho tiempo cerca de químicos tóxicos, como en el trabajo o en casa. También podría relacionarse con genes o infecciones pasadas. Estudios en revistas científicas lo vinculan a inflamación en el cuerpo.
No todos los doctores están de acuerdo. La OMS lo reconoce como un trastorno ambiental. Por eso, diagnosticarlo es difícil: se basa en lo que cuenta el paciente y pruebas especiales. No hay un examen simple para confirmarlo. Vivir con SQM es difícil. Muchas personas se aíslan en casas «limpias», con filtros de aire especiales. Y a veces en habitaciones acristaladas dónde no pueden entrar los familiares. Pierden su empleo porque no toleran lugares con tóxicos.
Un informe europeo subraya que hasta el 30% de ellos deja de trabajar. Las amistades y salidas se complican, como ir al cine o a una cena. El tratamiento principal es evitar los químicos. Esto significa: Usar productos naturales sin olores, ropa de algodón orgánico, comer alimentos sin aditivos, evitar algunas medicaciones.
No hay cura total, solo manejo de síntomas. Para prevenir, necesitamos reglas más estrictas contra químicos dañinos. En Europa, hay leyes como REACH que limitan su uso. Algunas campañas promueven espacios sin fragancias fuertes. El SQM es «invisible» porque no se ve, y a veces la gente no cree que sea real. Los pacientes se sienten solos y llamados «exagerados». Investigaciones actuales buscan pruebas en genes o imágenes del cerebro para probar que es orgánico.
En resumen, este síndrome nos recuerda que vivimos rodeados de químicos. Entenderlo ayuda a ser más empáticos y a crear un mundo más sano. Si conoces a alguien con SQM, respeta sus necesidades: ¡un pequeño cambio puede hacer una gran diferencia.
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HBC