El subdelegado del Gobierno en Ciudad Real, David Broceño, ha participado en el acto de celebración de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias, en el Centro Penitenciario de Alcázar de San Juan, donde ha puesto en valor “la fuerza de un país que defiende la dignidad, la seguridad y la reinserción como principios fundamentales”.
David Broceño ha felicitado al director del centro, Fernando Puerta, y a todo el equipo directivo por su “liderazgo que combina la firmeza necesaria para garantizar la seguridad con la apertura que permite la reinserción”, así como a los funcionarios y funcionarias penitenciarios, “profesionales de altísima preparación y gran humanidad, que protegen a la sociedad y acompañan procesos de transformación personal”.
Reinserción real
El subdelegado del Gobierno ha subrayado que la labor del centro “demuestra que la reinserción es una realidad cotidiana”, destacando los talleres de formación, los programas para superar adicciones y las actividades culturales y deportivas que “impactan de forma directa en la convivencia fuera de los muros de la prisión”.
En este sentido, ha agradecido la colaboración constante de entidades como Cruz Roja, Fundación Atenea, La Caixa, ProLibertas y Siloé, que “convierten la reinserción en una realidad palpable”.
1,8 millones de inversión
Durante su intervención, Broceño ha anunciado una inversión de 400.000 euros para la instalación de placas fotovoltaicas y baterías, que permitirán la autosuficiencia energética del centro “tanto de día como de noche, en una apuesta clara por la sostenibilidad y la eficiencia”.
Asimismo, ha recordado que la inversión estatal total en las reformas y mejoras del centro supera ya los 1,4 millones de euros, incluyendo actuaciones recientes en la biblioteca, la sala de televisión y el comedor, que han renovado espacios de convivencia y desarrollo personal. Así como la instalación de duchas y agua caliente en celdas.
Por último, el subdelegado del Gobierno ha trasladado un mensaje a las personas internas: “Su condena exige responsabilidad, pero no borra su dignidad. Hay recursos, programas y apoyo para que cada paso que den hoy abra las puertas de su vida mañana”.
Broceño ha concluido subrayando que “la fortaleza de un país no se mide por los muros que levanta, sino por su capacidad de construir caminos para que nadie quede fuera”.
