Eduardo Muñoz Martínez.- Hace apenas unos días, – a un lustro de cumplir un siglo de vida -, fallecía Gloria Merino, un astro con luz propia, y potente, que ha dejado tras sí una estela que la ha convertido en claro objeto de estudio, en una de las más grandes figuras del arte manchego y español del pasado siglo. A modo de breve nota biográfica, decir que nace en Jaén en 1930, aunque permaneció, y aún lo hace en el recuerdo, unida a La Mancha, a nuestra provincia, a Malagón…, desde su infancia, encontrando en nuestra tierra la inspiración para desarrollar un estilo propio en la pintura que conjugó el realismo expresionista, – la pintura inspirada en el realismo en sus temas cotidianos y en su enfoque en la realidad se distancia del objetivismo para adoptar las técnicas del expresionismo, buscando distorsionar la figura y usar colores intensos y simbólicos para transmitir la emoción y subjetividad del artista, con influencias cubistas, – arte que se caracteriza por la fragmentación y descomposición de los objetos en figuras geométricas básicas, la representación simultánea de un mismo objeto desde múltiples puntos de vista y el rechazo de la perspectiva y el modelado básico en favor de la geometría y de los planos superpuestos -, y un uso del color cercano al Fauvismo, movimiento artístico francés de principios del siglo XX caracterizado por el uso audaz y no naturalista del color, aplicado en su estado puro, con pinceladas espontáneas y contrastes violentos para expresar emociones.
De toda esta amalgama, magníficamente elaborada, surge una trayectoria artística, – la suya -, extremadamente peculiar en la que si sintetizamos su extensa obra, podemos dividirla hasta en 4 etapas. La primera de estas, entre 1947 y 1956, está marcada por la pintura y otras aficiones de su etapa infantil y juvenil y en ella, además del paso por academias y otros establecimientos docentes, que le confieren una contrastada formación técnica y artística, se observa la huella de su formación primera autodidacta, al tiempo que avanza hacia un estilo personal e intransferible, donde se aprecia ya un luminismo y geometrismo en los planos y las formas que transmite un lenguaje poético, que nos acerca a la vida y al ruralismo de los personajes manchegos, captando la expresión de sus gestos, la nobleza y humildad de la gente campesina…
En lo que se considera su segunda etapa, 1956 – 1960, se refleja, tras su estancia en países como Italia o Francia, su influencia por los clásicos, adquiriendo sus obras un carácter arquitectónico: temas urbanos, mayor calidad en el dibujo, persistencia del geometrismo y el color radiante alternado con los neutros… Pero no deja la figura humana, el retrato, las naturalezas muertas, temas costumbristas…, que dejan atisbar un cierto intimismo filosófico.
En la tercera etapa, desde 1961 hasta 1965, la artista busca su estilo personal, propio…, distorsiona las formas, deriva hacia otros presupuestos estéticos, tiene una pincelada concreta en los pliegues, se resalta la soltura en el dibujo, la contundencia en el trazo, los juegos de luces y sombras, incluye luz, aire, atmósfera…, y mucho movimiento con huellas geométricas y cubistas, colores puros y claros, – a veces superpuestos -, luminosos, combinados con tonos neutros…, sin llegar – en ningún caso – a la estridencia.
Y hemos llegado a la última etapa, a la que abarca desde 1970 hasta el momento actual, cuando de nuevo se sitúa en Malagón y en La Mancha. Recoge el costumbrismo castellano – manchego, las fiestas populares, la maternidad, los niños, la vida social de los pueblos, los paisajes, las personas del mundo rural y sencillo de nuestra tierra…, pero lo que mejor «retrata» es la rudeza de esta Castilla nuestra, sus encantos, sus problemas…, a veces a modo de crítica.
Para concluir este primer capítulo, decir que su pintura se centra en las casas encaladas, en los molinos cervantinos, en los carros chirriantes, en los animales de tiro, en la figura humana, en la estética de la vestimenta, en el duro trabajo del campo, en el interés por lo rural… En definitiva, su obra es poesía lírica, antropológica, transmitida en imágenes… Hoy lo dejo en este punto yen el segundo y último capítulo de esta miniserie les contaré sobre reconocimientos, premios, galardones, exposiciones…