Los maquetistas tienen el don de reducir a un espacio liliputiense edificios varios, de modo que se pueden contemplar desde una perspectiva que hace más asumible las dimensiones o los recovecos del edificio miniaturizado. Es lo que tiene esta impresionante maqueta del Gran Teatro, otrora punto cultural hasta que se construyó el Auditorio de Puertollano. La maqueta está en el escaparate de un establecimiento en la calle Juan Bravo, junto a otras dos que representan la Fuente Agria y la antigua Plaza de Toros ubicada en lo que hoy es el edificio Tauro.
Viendo la maqueta los jóvenes de generaciones pasadas evocarán el patio de butacas, las plateas, los palcos, los sitios principales, el escenario y la gran fachada del viejo templo cultural construido a finales de la segunda década del siglo XX e inaugurado el 10 de mayo de 1920. Y también, otras generaciones más cercanas, el bar con su reservado desde el que se contemplaba el Paseo de San Gregorio y un cafetín frontero a la calle Juan Bravo, más moderno y setentero en contraste con el bar de toda la vida donde se jugaba a cartas o al dominó.
Toda una reliquia, como una fotografía tridimensional que hace las delicias del paseante por cuanto de sugerente tuvo un teatro que era parada y fonda de los Festivales de España.





