Anselmo Alañón Alcaide.– La palabra «éxito» no siempre es sinónimo de logro material. Cuando nos planteamos algo en esta vida que realmente merezca la pena no tiene porqué estar relacionado con algo estrictamente material.
Lo material en muchos casos es perecedero, volátil, efímero y momentáneo; por consiguiente el éxito está ligado con lo sublime. Sentirse a gusto es sentirse bien consigo mismo: es una sensación de plenitud que nunca se alcanza con logros materiales. Por tanto, cuando nos afanamos con tener nunca nos sentimos saciados, siempre ambicionamos más porque somos insaciables en este sentido.
«No sólo de pan vive el hombre», he ahí el quid de la cuestión. La felicidad no radica en ambicionar más y más. Sin embargo, cuando alcanzamos la paz interior nuestra conciencia se libera de pesares, de cuitas, dando lugar a la calma. Entonces es cuando realmente nos sentimos en plenitud, porque nos sentimos bien con nosotros mismos, y con los demás.
La razón del ser es precisamente lograr sentirse bien.
