Pablo Díaz-Pintado.- Estimados Gran Sultán Don Emiliano y Reyes Magos del Biometano, Julián, Jorge y Andrés Antonio, ilustrísimos alcaldes de Manzanares, Membrilla y Llanos del Caudillo, agraciadas localidades de la mayor región vitivinícola del mundo:
Ha sido un año muy inusual el que ahora concluye, pues en lugar de esperar a recibir las misivas de quienes anhelan vuestros favores, os habéis apresurado a regalar pródigamente innumerables macroplantas de biometano para el mejor tratamiento de vinazas, purines y desechos, con los que prometéis llenar de riquezas las arcas de las haciendas locales.
Como no soy partidario de extender cheques en blanco, quisiera pediros que me concedierais tan solo un deseo, habida cuenta de que, en las pasadas elecciones, nada dijisteis sobre proyectos que pudieran suponer un serio riesgo para la salud y el medio ambiente de vuestros extensos territorios. Por ello, os solicito, excelentísimas dignidades, que si el biometano es tan bueno como aseguráís, respetéis la democracia y lo incluyáis en vuestro próximo programa electoral. Sencillo, ¿verdad? Y ya veremos, a su debido momento, qué opinan los electores.
Es sabido que en estas fechas los perfumes se convierten en habitual reclamo de mercaderes, pero eso de que cambiéis las reglas del juego a mitad de partido y toméis decisiones sobre cuestiones de tal gravedad en reuniones a puerta cerrada con supuestos ‘portavoces sociales’, ocultando la información a los vecinos y negándoos a aceptar siquiera que voten en referéndum, parece destilar la indiscutible fragancia del fraude.
Y ahora, si me lo permitís, voy a ser yo el que os obsequie con un pequeño detalle. Tan solo unas breves reflexiones que espero sepáis apreciar en lo que valen.
En primer lugar, el Plan de Biometanización de Castilla-La Mancha 2024-2030, que ha impulsado el Gran Sultán de Toledo para inundar de basura y pestilencia el antaño ilustre Reino del Quijote, supone tal abuso y desafuero, por su opacidad, arbitrariedad, inconsistencia, parcialidad y sobredimensión, que hasta el mismísimo jefe del Servicio de Sanidad Ambiental y Salud Pública de Castilla-La Mancha, Fernando Cebrián Gómez, lo ha enmendado en su totalidad, conocedor de la estafa que representa y del desastre que anticipa.
En segundo término, no sé si habréis sopesado que en el caso de que se construyeran las cuatro macroplantas previstas en el Triángulo de las Basuras (formado por Manzanares, Membrilla y Llanos del Caudillo), se pondrían en circulación anualmente, según la información facilitada por las propias empresas promotoras, más de 60.000 camiones de alto tonelaje. Por tanto, sería necesario que comunicarais, ahora, la cifra estimada de accidentes que esa circunstancia provocaría, de acuerdo a la estadística histórica de tránsito de camiones y siniestralidad, así como los niveles de contaminación asociada a esa concentración de vehículos. No hay que ser Nostradamus para saber que, en tal caso, se produciría una significativa polución sobrevenida y se contabilizarían heridos y fallecidos. ¿Cuánto dinero vale cada víctima del biometano?
Asimismo, excelsas majestades, para no desconfiar de la honradez de vuestros propósitos, estáis obligadas a publicar las facturas, certificaciones legales o documentos contractuales de los residuos tratados en los pueblos que gobernáis, tanto por las cooperativas y bodegas como por el resto de empresas agroalimentarias, con el fin de comprobar, a ciencia cierta, si los planes que queréis imponer sin consenso social representan un modelo de ‘economía circular’ o, más bien, el perfecto paradigma del «estiércol sin fronteras». Y cuidaos de tener la tentación de mentir, que ya sabemos que las más de 500.000 toneladas de residuos que anunciáis, en un radio de apenas 10 kilómetros, multiplican las necesidades reales del conjunto de las localidades afectadas.
¿Cabe imaginar, por otro lado, que el sultán y los solícitos ediles no hayan escuchado la opinión de los vecinos afectados por plantas de biogás ya en funcionamiento en otros pueblos de la región, donde el olor fétido del digestato y los camiones que lo transportan provocan un hedor tan intenso y penetrante que en un pueblo de 193 habitantes como Casasbuenas ha motivado ya más de 200 denuncias? ¿Acaso no están al corriente sus distinguidas señorías de que hasta algunos de los regidores que impulsaron esas macrocentrales, u otros que han tenido que sufrirlas por la cercanía a sus predios, abominan actualmente de las mismas y se han puesto a la cabeza de las manifestaciones en su contra?
Por otro lado, cuando hablamos de energía renovable futura, ¿no habría que considerar el esfuerzo pasado realizado por algunas regiones y municipios? Es decir, aunque, en principio, parezca de sentido común afirmar que cada localidad debe reciclar los residuos que genera, ¿no tendría más lógica que aquellos que ya han asumido un alto coste medioambiental al instalar, en su territorio, gigantescos proyectos de energía eólica o fotovoltaica, como es el caso de Manzanares o Castilla-La Mancha, se vean compensados, en este momento, con una disminución de sus obligaciones en la gestión de residuos? ¿O hay que aceptar resignadamente que unos territorios se conviertan en fétidos estercoleros mientras otros cuidan las plantas de sus floridos jardines? ¿Qué opina de ello el Gran Sultán de la boca chica que habita en la bellísima Ciudad Imperial?
Como séptima apreciación ofreceré una cifra reveladora porque, cuando se alude al biometano, se presupone fuente inagotable de ingresos para los afortunados vecinos. Nada de ello es cierto. Las que, de verdad, ganan son las gasísticas. Tomando el caso de Manzanares, donde hay proyectadas dos macroengendros que sumarían alrededor de 300.000 toneladas de residuos anuales, la recaudación estimada sería de 500.000 euros, lo que dividido entre 17.745 habitantes, arroja un raquítico saldo de apenas 28 euros por persona y año. ¿Realmente, os merece la pena, por tan escuálida ganancia, tensar la cuerda hasta el punto de poder romperla?
Por todo ello y para concluir, ¿no sería más prudente reevaluar tranquilamente el Plan de Biometanización analizando, con serenidad, el esfuerzo ya realizado por unos y otros en materia de desarrollo sostenible y evitar, además, la creciente polarización y crispación que está generando esta desafortunada cuestión?, ¿No sería oportuno, en definitiva, estudiar con calma y el necesario asesoramiento de expertos independientes el riesgo potencial que el biomentano implica para la salud y el medioambiente, en lugar de delegar en las empresas interesadas un diseño estratégico basado en la maximización del beneficio a costa de cualquier otra consideración?
En mayo de 2027, los ciudadanos expresarán su veredicto en las urnas. Tal vez sus eminentes altezas consigan revalidar el cargo que con tanto deleite ostentan o, quizás, la desafección ciudadana les obligue a abandonar el báculo al que se agarran con fruición. Hay un año y medio por delante, tiempo más que suficiente para escuchar con atención todos los puntos de vista. ¿Por qué algunos representantes electos tienen miedo a la voluntad popular? ¿por qué, desde ahora y hasta mayo de 2027, no se atreven a defender sus planteamientos en buena lid y permiten que los demás defiendan los suyos? Sin duda, esto del biometano empieza a exhalar un tufo verdaderamente insoportable.
Coda: los Reyes Magos Julián, Jorge y Andrés Antonio y el Gran Sultán Don Emiliano tienen sus homólogos en otras muchas taifas de España. Si los lectores gustan de cambiar los rostros, manteniendo sus ropajes, coronas y turbantes, seguro que los encontrarán perfectamente reconocibles.
Pablo Díaz-Pintado es director de la revista Enólogos, líder de información enológica en español.








