Paula Fernández.- Si, la pregunta no es retórica, sino real y preocupante, ¿qué hemos hecho mal los que vivimos la dictadura, aunque en sus momentos finales, y la Transición para que hoy un porcentaje preocupante de jóvenes digan aquello de que con Franco se vivía mejor o lo de que aquello no fue tan malo?
Y es que asistimos, desde hace un tiempo, a un fenómeno alarmante, cada vez más jóvenes de nuestro país (también de otros países de la UE, pero a mi ahora me preocupa especialmente el nuestro), simpatizan con discursos de ultraderecha que idealizan el pasado autoritario y dictatorial de España.
El velo de silencio que desde la izquierda progresista y demócrata nos impusimos en la Transición porque priorizamos el fin de la dictadura, nos ha traído hasta aquí.
No hemos enseñado a nuestros jóvenes con claridad, ni en la escuela ni en muchos casos en las familias, que la libertad de expresión, la educación pública, la sanidad universal o el simple hecho de poder elegir a nuestros gobernantes no son regalos caídos del cielo, sino conquistas que se ganaron y que pueden perderse.
Nos ha faltado pedagogía sobre la dictadura, no se ha explicado lo suficiente el franquismo, no sólo como un sistema político, sino como un control social cotidiano que afectó a millones de personas en su día a día.
No hemos explicado una y mil veces lo que realmente es una dictadura. En una dictadura los que ostentan el poder no permiten que la gente tenga voz ni voto. En una dictadura, no hay libertad para expresar opiniones diferentes, no hay elecciones para elegir líderes y se pueden restringir los derechos y las libertades básicas de las personas.
No hemos explicado una y mil veces, que la dictadura franquista en nuestro país produjo miles de desapariciones, asesinatos, torturas, violaciones, apropiación de menores, exilios forzosos, etc., que han sido judicialmente calificado como genocidio. Contó con el apoyo o la tolerancia de los principales medios de comunicación privados, grupos económicos, y durante un largo periodo también por la Iglesia católica .
Argumentar que con “Franco se vivía mejor” es una falsedad histórica, la desigualdad económica, la falta de libertad real, no la libertad de ir a “tomar cañitas” como defiende la Sra Ayuso, sino la ausencia de libertad de pensar diferente y expresarlo públicamente es lo que no hemos enseñado a nuestros jóvenes.
Olvidar de donde venimos, cual es nuestra historia nos puede llevar a cometer los mismos errores del pasado.
Y permitirme aquí un pequeño paréntesis para hablar de nuestro pueblo, de la memoria y de la forma que tiene la derecha de omitir y blanquear la historia, parece que no viene a cuento pero sí, es otra forma de borrar la memoria de un pueblo.
Se celebra este año que Puertollano se convirtió en ciudad hace 100 años, y al margen de lo que yo pueda opinar de lo un poco cutre y falto de ambición cultural de las celebraciones, se han montado una jornadas de Historia de la Ciudad desde nuestro Ayuntamiento. Nada que decir de las Jornadas y de los ponentes, todos personas muy cualificadas en su ámbito, pero se ha olvidado un aspecto muy importante, sin el que Puertollano no sería lo que es , que es la “lucha Obrera en Puertollano”, nuestra ciudad , nosotros somos herencia y producto de hombres y mujeres que se jugaron la libertad e incluso la vida para conseguir un mundo mas justo para los que vinieron después.
Y retomo el hilo del artículo, porque aquellos hombres y mujeres a los que hacía referencia son responsables también de haber acabado con la dictadura, porque como muy bien repite Nicolás Sartorius, Franco se murió en la cama, pero la democracia se ganó en la calle.
Decir hoy que en España vivimos en una dictadura es un atropello, una forma de manipular que no tiene nada que ver con la realidad, pero si quienes lo afirman tienen altas responsabilidades políticas es muchísimo más grave.
«Es evidente que Isabel Díaz Ayuso sabe que ni estamos en una dictadura ni España se encamina a una, tanto lo sabe que ella tiene un poder enorme que, además, ha ejercido desde el punto de vista periodístico tomando al asalto a Telemadrid a los dos minutos de llegar al poder, colando a su gente y echando a todos los demás, y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, amenazando a medios y a periodistas, pero lo tiene muy claro, “Si hablo del gobierno de Sánchez, No tengo que hablar de mi acción de gobierno”, de los muertos en las residencias durante la pandemia, de la privatización de la Sanidad, dando importantes sumas de dinero al grupo Quirón, ¿Les suena?, si ese mismo grupo con el que ese ciudadano particular, D. Alberto González Amador , ha hecho grandes negocios desde que es pareja de la Sra. Ayuso; por eso desde la tribuna que le proporciona la Asamblea de Madrid, alerta de manera constante de una dictadura sanchista
Todos estos discursos, bien aderezados, unidos a una precariedad que no estamos resolviendo bien han calado entre los jóvenes.
Tristemente vivimos una realidad en la que una mentira bien vestida, con argumentos precisos se impone con facilidad a una verdad compleja. Pero no olvidemos que una mentira sigue siendo una mentira por muchos argumentos precisos que utilice.
Necesitamos enseñar a los jóvenes no solo a decir “esto es falso”, sino a cuestionar de dónde viene, cómo se estructura, qué intereses lo alimentan, qué alternativas existen. Lo primero que conviene asumir es que la democracia, al contrario que la propaganda autoritaria, no se defiende sola, requiere pedagogía permanente
Y si queremos que las próximas generaciones la defiendan, debemos empezar por demostrar que vale la pena.








