Anselmo Alañón Alcaide.– Vanguardia no es siempre estar a la última moda en vestir, en tendencias musicales o es siempre signo de elegancia. Estar en últimas tendencias artísticas, literarias, es en ocasiones tal como entendemos, «estar en la vanguardia». Sin embargo, las modas vienen y van, como la propia historia, son fenómenos cíclicos.
La vanguardia no es entendida siempre de igual modo, en todas las épocas. Las modas en el vestir son recurrentes, al igual que en otras manifestaciones de la vida, lo que estuvo en moda entonces, vuelve ahora.
Cada generación establece la pauta social en cada momento concreto: las jergas, los movimientos culturales, la forma de vestir… Entonces no es lo mismo estar de moda, que estar en la vanguardia. En cualquier caso, vanguardia y retaguardia se oponen.
La avanzadilla social en los distintos movimientos artísticos (manifestaciones pictóricas, literarias, cinematográficas, musicales) han marcado siempre las diferentes épocas de la historia, los hitos históricos. La moda en el vestir sin embargo, no siempre es sinónimo de vanguardia. El pensamiento de cada época establece la cultura y hermenéutica de ese momento.








