Jesús Millán Muñoz.- Debe usted saber que dentro de la sociedad de la cultura todos los que se dedican a ello, en mayor o menor grado se presentan, opositan a los Premios de su especialidad.
Existe el opositor a premios literarios o culturales, aunque usted no lo crea. Según Internet aproximadamente en España existen unos seis mil premios literarios, de todas las categorías. O, al menos todos los que se dedican a ellos tienen la esperanza de recibirlos, según su especialidad y según su grado en la escalera de la cultura en la que estén.
Los premios culturales, dentro de ellos están muchas clases y variedades, por actividad o saber, desde los literarios, artísticos plásticos, científicos, matemáticos, sociales, a la paz, etc. Debo indicar que seis mil como indica Internet me parece una cifra muy alta, pero sigamos lo que nos indica la bodega de datos que es la WWW.
Y, después existen categorías entre ellos, unos son internacionales, otros nacionales, y, la mayoría son regionales, locales, provinciales…
Por tanto, según la persona así espera un premio o no, uno u otro. Existen dos categorías en esto: unos, el sujeto puede presentarse a ellos libremente, o, en su caso una variedad personas cercanas a él/ella lo presentan por el mismo. Y, otros, diríamos que son otorgados por selectos comités de dichos Premios. Hay una tercera variedad que son combinaciones de ambas.
Pongamos un ejemplo, el Premio Gistau de Periodismo o el Julio Camba de articulismo pues ambos existe la posibilidad de que periodistas o articulistas se presentan. El Premio Nobel en esencia es otorgado por el Comité Nobel, es cierto que en este caso, aceptan que organizaciones académicas del mundo presenten a candidatos.
También existe en la cultura y Cultura, “cargos y sillones”, que son como premios o condecoraciones o medallas… Estar o tener un asiento en la RAE, en la Real Academia Española, es uno de los grandes dones que los humanos otorgan a otros seres humanos. Por eso, he indicado alguna vez, lo he escrito, para que nadie se ofenda. “todo escritor de este terruño ibérico aspira a que le donen un asiento en la RAE, le den el Premio Cervantes y le pongan la medalla del Nobel de Literatura”. Cómo es obvio obtener los tres triunfos o premios es muy difícil, que yo sepa y recuerde en estos últimos treinta años –porque el Premio Cervantes sólo tiene unas décadas-, que yo sepa sólo se lo han otorgado los tres a Camilo José Cela, que aprovechamos aquí que hay que despertarlo, porque independientemente de su figura y forma, es uno de los grandes escritores de este terruño celtibérico… Dicen, las buenas/malas lenguas que en algunas Facultades de Filología Españolas sólo se explica una o dos clases al año en la Literatura Contemporánea Española…
Existe otra taxonomía, aquellas personas que más o menos reciben premios y triunfos literarios o culturales, en mayor o menor medida, y, aquellos otros, que apenas recibe alguno en toda su existencia o ninguno. También podríamos dividir el panorama entre aquellos que han recibido de un escalón bajo, premios de dicho nivel, y, han esperado de niveles más altos, de más enjundia, ahora con las telenovelas se ha difundido mucho esta palabra-término-vocablo, me suena a palabra antiquísima. Pero bueno, hagamos un poco de ironía o metáfora o símbolismo… bueno sería que un comité fuese archivando y recogiendo todos los premios que existen, a todas las personas que los han recibido a lo largo de los años. Hacer una tesis doctoral sobre este tema, hacer un repositorio sería muy importante para poner un poco más de racionalidad y equidad en esta temática.
Hay quienes les llegan demasiado tarde, ya en la vejez profunda, y, cómo una escritora escandinava indicó, no recuerdo el nombre, al recibir un premio literario importante: “Lo agradezco, pero es ya demasiado tarde…”.
No hay que pensar que las personas de la cultura son especialmente vanidosas, soberbias, ambiciosas y por eso aspiran a premios y triunfos, utilizando la palabra o idea romana de los generales desfilando por las calles de la Roma antigua. Sino que en todas las profesiones, y, de alguna manera existen, se hace un homenaje a casi todos los grados de niveles en las empresas privadas y públicas. En general, en los niveles medios y bajos de la responsabilidad laboral en las empresas, se le otorga un pequeño regalo dentro de una celebración degustativa de alimentos.
Pero hoy, también nos deberíamos fijar, que existen más personas de las que creemos, que esperan un año y otro, a un premio de tal especialidad, ya que estamos en el articulismo de opinión, pues existen unos cientos de esta categoría, de diversos géneros en el panorama celtibérico, y, hay personas que durante cinco o diez o quince años, si no todos los años, uno sí y otro no, presentan su candidatura, su artículo de opinión, su reportaje… Y, se dan cuenta que nunca llega. Y, se dice, bueno el año siguiente… bueno, se dicen cuándo tenga más experiencia… Pero nunca le llega…
¡Y, claro está, suele también arribarse a una situación psicológica y moral, que ese sujeto, se dice a sí mismo, ya no me presentaré, o lo haré de forma esporádica, si hasta ahora se había presentado a diez o veinte premios de su categoría, ahora lo hace a dos o tres o cinco, como mucho al año…! ¡Podríamos indicar que es el fracaso de ese autor/a en esa especialidad en los premios…!
Si todo debemos racionalizarlo, creo que los premios que se otorgan, debería existir la posibilidad para los que se presentan, que si los autores deseen, quede y sea público las personas -y obras-título o quizás una fotografía si es de arte plástico- que se han presentado. Sería, sería también un modo de que los premios se autoevaluasen a sí mismos. Y, ésta sería una manera racional y moral. Así, veríamos año tras año, libremente los autores que deseen, quede reflejado que se han presentado, aunque no los hayan dado ninguno de los premios. Porque hasta ahora, los premios se otorgan con la mayor justicia y racionalidad y moralidad posible. Pero al final, nunca sabemos, repito si los autores quieren, los que se han presentado. Creo que esto podría servir para que el premio concreto también a sí mismo se evaluase y autoevaluase.
Quién sabe, si después, veinte años después, nos encontraríamos alguna sorpresa… Porque un premio se le otorga la fama porque lleva diez o treinta o cincuenta años. Pero nadie sabe quien y quienes se presentaron hace diez o treinta o quince años –Imaginen las miles de datos que se podrían ir conservando, las miles de imágenes si fuesen arte plástico-. No existe una lista pública, hoy Internet permite quienes fueron los jurados y quienes se presentaron –si los autores quieren que se les mencione en esas listas…-.
Estimo que sería una información muy importante para el futuro, para tesis doctorales futuras, para análisis de la cultura, etc. Creo que es de justicia, y, es necesario racionalizar el mundo de la cultura, y, por tanto de los Premios. Paz y bien.














