Hermoso silencio de Puertollano

Santos G. Monroy.- Un abacial manto de silencio arrulla al Ayuntamiento de Puertollano, el de la chita callando y los cencerros tapados. Qué pachorra conventual, qué paz monástica en las dependencias municipales, especialistas en cortapicos y callares… Lo malo es que, como en la abadía de Umberto Eco, este silencio es el fruto del secreto, y el aire catedralicio está viciado, amén de hidrocarburos, por los vapores del misterio.

La ocultación arroja la sospecha sobre las más nobles intenciones, y los grandes proyectos, cocidos entre sombras, son fruto de murmuraciones. En política hay que rezar en público, so pena de que a uno le acusen de nigromancia o, aún peor, de unión carnal con el Maligno. No entraré a valorar las iniciativas municipales de aprobar la instalación de un hipermercado E. Leclerc o la de elaborar una bolsa de empleo para ex trabajadores de Silicio Solar. La santidad se les presupone. Pero algo huele a podrido cuando las decisiones del Ayuntamiento de Puertollano se adoptan en conciliábulos, y cuando las preguntas se pierden en miradas sospechosas y en respuestas ambiguas. Sin habla ni parla, ni tus ni mus, y antes mártir que confesor.

Diera la sensación de que el Ayuntamiento de Puertollano otorgó con nocturnidad el permiso de urbanización de los terrenos a ocupar por E. Leclerc, y que el mismo ambiente de sórdida timba ha imperado en la sorpresiva aprobación en Junta de Gobierno de los permisos para el inicio de las obras. Poca cosa se sabe sobre el proceso de elección de las empresas ejecutoras, ni de las implicaciones de la recalificación del suelo, ni de los contratos, ni del supuesto convenio urbanístico que haya dado el pistoletazo de salida al proceso.

El caso no ha merecido una consulta previa, como demandaba la Federación de Empresarios de Puertollano; ni un punto en el Pleno, como pedía Izquierda Unida; ni una simple comparecencia, como dictaba el sentido común. No. La instalación de una gran superficie comercial en Puertollano no mereció ni una triste rueda de prensa antes de su aprobación gubernativa. Nada. Ni oste ni moste, ni chistar ni mistar, como el convidado de piedra o el tonto en vísperas.

Igualmente sospechosa, por vaporosa, se presenta la elaboración de una bolsa de trabajo en previsión de la futurible instalación de nuevas empresas en Puertollano, pero circunscrita en exclusiva a los ex trabajadores de Silicio Solar afectados por los ERE extintivos.

Si la bolsa, tal y como se anunciara en su momento, hubiera sido elaborada y gestionada por empresa y trabajadores para el supuesto de que reflotara la actividad en Silicio Solar, nada que objetar. Pero hete aquí que ha transcendido un ¿borrador? de bases reguladoras en el que ha entrado en juego la propia Fundación para el Desarrollo de Puertollano (Fundescop), o sea, el Ayuntamiento; que la supuesta bolsa sería gestionada por un comité de trabajadores de Silicio Solar elegido arbitrariamente; que estaría vinculada, además, a terceros “proyectos empresariales” al margen de la empresa fabricante de obleas de silicio… Y que todo el proceso, en fin, se ha realizado con el tapabocas por delante. El Ayuntamiento sólo se ha despachado sobre el particular hoy mismo, con una breve y confusa nota de prensa, aunque para ello ha hecho falta que trascendiera el contenido de las bases reguladoras. Antes, chito chitón y mano al botón.

Al margen de la verdadera operatividad de esta bolsa, y de que hasta la fecha ninguna de las empresas que circulan en los mentideros ha confirmado su interés en invertir en Puertollano, lo que subyace en este episodio es, de nuevo, una falta de comunicación y nula transparencia municipal que han alimentado la psicosis colectiva y, a la postre, el desengaño de los ciudadanos ante la posibilidad de que el Ayuntamiento estuviera preparando una bolsa laboral “universal”.

Nos encontramos, en todo caso, ante ejemplos de gestiones opacas que podrían derivar en fallos en el sistema, tal y como hemos visto recientemente en la ciudad industrial. Pero está visto que no aprendemos. Cuántas veces se justifica el silencio ante la responsabilidad política. Cuántas veces se apela al secreto y a la prudencia en aras del bien común. Hasta se puede oír el vuelo de las moscas en Puertollano. Ah, el silencio… El hermoso silencio de Puertollano.

En Twiter: @santosgmonroy

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