El derecho de rectificación como mochuelo informativo

Me pide la secretaria de Organización del PSOE de Ciudad Real, Blanca Fernández, que publique una petición de derecho de  rectificación por las informaciones publicadas en Miciudadreal.es sobre sus acusaciones a la alcaldesa de Ciudad Real, Rosa Romero, en relación con el caso Bárcenas.

En rueda de prensa celebrada el pasado martes, 29 de enero, Fernández acusaba a Romero de cobrar sobresueldos en tiempos de la gerencia de Luis Bárcenas, y le pedía que aclarara si los recibió en un sobre y si procedían de la contabilidad oficial del partido. De lo contrario, presentaría las pruebas que, aseguraba, obraban en su poder.

Como entiendo que el periodista tiene la obligación de interpretar lo que observa, y no reducirse a mera cotorra; y como creo que en la explicación e interpretación periodística radica el compromiso del informador con la audiencia, no dudé en vincular las declaraciones de Fernández con acusaciones de cobro de dinero en negro. De hecho, las acusaciones de Fernández llevaban tal carga explosiva que no tardaron en extenderse como la pólvora en el circuito informativo nacional y en los ruedos mediáticos de opinión.

No tuve inconveniente en publicar la carta de rectificación de Blanca Fernández una vez recibida. Pero he de advertir, sin entrar en la veracidad, falsedad, inocencia o culpabilidad de los actores implicados, de que ni retiraré la información ni cambiaré mi criterio.

Reitero que como periodista asumo mi responsabilidad en la elaboración de esa pieza y que sigo interpretando, a la vista de la comparecencia de Fernández (y de otras anteriores protagonizadas por el partido socialista de Ciudad Real), que el PSOE ha vinculado directamente a Romero con los sobresueldos del caso Bárcenas y, por tanto, con prácticas irregulares en el cobro de retribuciones. En ese contexto, sostengo que el PSOE ha acusado implícitamente a la alcaldesa de cobrar dinero en B, y que la ha desafiado a presentar pruebas que desmientan las sombras de sospecha.

Los partidos políticos parecen acostumbrados a usar los medios de comunicación como simples grabadoras que reproduzcan el “ruido” que les interesa. En demasiadas ocasiones, esos mensajes responden a campañas semánticamente cogidas con alfileres para sacar rédito político sin pasar por la taquilla de sus consecuencias legales.

Se trata de un juego peligroso: mojigangas y zapatetas al borde del abismo. Lo grave es que cuando falle la red se quiera, sistemáticamente, endilgar el mochuelo al informador.

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6 COMENTARIOS

  1. Me reitero en lo afirmado ayer. Impuso una rectificación al director del mcr , cuando era la sra. Fernández quien debía retractarse. La esquizofrenia de mi amigo Quique comparada con la de algunos políticos es pecata minuta.

  2. Está muy claro, Santos. Lo que la señora Fernández pretendía, es evidente. Lo más tremendo del caso es que soltó las insinuaciones basándose… ¡en una declaración oficial de ingresos de la señora Romero! Simplemente, por «coincidencia temporal». Hay que ser un tanto rastrera como para ahora venir a echar la culpa a los periodistas ¡por interpretar bien sus palabras! Porque, vamos a ver, ¿qué pretendía decir con lo que dijo? Lo que tú dedujiste, obviamente. Y, ahora, pretende llamarse andanas. ¡Amos anda!

  3. Esta Sra. Blanca Fernández, Sra. por llamarle de alguna manera, se cree tan impune que rara es la semana, en la rueda de prensa que le toca dar para justificar su sueldo, no miente, insulta, acusa injustificadamente, vuelve lo blanco negro, manipula, en fin un sin fin de despropósitos, con tal de agraviar a todo aquel que por esa mente enferma le pasa y le obsesiona.
    La obsesión como probable enfermedad, la envidia, la mala fe, la incultura y la amargura es el coctel perfecto para que ésta mujer actúe de esta manera y sea un verdadero explosivo para su propio partido.
    ¡Qué pena que los partidos tengan que nutrirse de personas así!.
    TE FELICITO SANTOS GARCÍA MONROY POR TU VALENTÍA AL DECIRLE LAS COSAS BIEN CLARITAS Y NO DARTE A SU MANIPULACIÓN.
    A Rosa Romero, que no es santo de mi devoción, pero no es óbice para que la anime a ser firme en su querella hacia Blanca Fernández, porque ni tú Rosa, ni la gente nos merecemos estas cabronadas.

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