El Colectivo Alumbre inaugura el próximo viernes 19 de julio, a las 21:30 horas, en su sede de la calle Palma 7, la exposición «Mujeres en la India» del fotógrafo Manuel Ruiz Toribio.
MANOLO: OJO, CORAZÓN Y CABEZA
Marián Gascón.- Una niña, la cara pintada de blanco, rosa y dorado el vestido, parece emerger del agua como una deidad. “Durante varios días, la vi junto a su madre y una hermana más pequeña; vivían en un puente, limpiaban un templo, pedían limosna. En ese momento lavaba un plato, en el lago” comenta Manolo Ruiz Toribio, autor de la fotografía, a quien no le gusta llamar la atención sobre su trabajo que ya se explica por sí mismo, de una forma tan sutil como el gesto de la protagonista: la falda recogida terminada la tarea doméstica, la mirada baja. “Su madre es viuda” añade. Un estado civil que suma a la discriminación, marginalidad. La instantánea está tomada en Udaipur, India.
Prohibido, desde el siglo XIX, el rito del sati que obligaba a la esposa a inmolarse en la pira funeraria de su marido, las viudas son, hoy en el país asiático, repudiadas. Aunque las leyes las amparan, la cultura las excluye. Despojadas de la suntuosidad de las telas satinadas y los colores saturados, obligadas a renunciar a manifestar sus pasiones, condenadas por la superstición, en perpetuo purgatorio por la religión, malviven de la mendicidad. Los estudios que lo dicen todo, dicen que en India faltan niñas. Son una carga para la mentalidad patriarcal. Pero a pesar del hombre, así sin género, la vida fluye.
“Todos los días he visto amanecer en la calle, me levantaba a las siete de la mañana” dice. Andurreaba buscando las calles estrechas como pasillos de luz, encontrando encuadres, esperando. La India siempre responde, “en cualquier esquina hay algo que fotografiar” Una mujer sale a tirar la ceniza y le mira, no les separa más de un metro y medio de distancia. Nada es casual tampoco hay pose. En la selección de fotografías que componen “Mujeres en la India” que puede verse a partir del 19 de julio en AlumbreSite, Ciudad Real, Toribio se fija en los gestos cotidianos, en las situaciones domésticas con la mujer como protagonista.
A lo lejos unas manchas negras, dan testimonio de los turistas que llegan atraídos por la puesta del sol en el desierto del Thar, en primer plano un grupo de figuras femeninas, envueltas en telas de colores, caminan sosteniendo en las cabezas cacharros relucientes. Se tapa la cara, entre paredes azules, en la ciudad de los templos dedicados al Kamasutra. En el suelo una tabla con especias, al fondo aviva el fuego. Extasiada en el rezo al Ganges. Retorcida en el asiento de un tren. Las escenas se suceden, ningún retrato.
De fuera a dentro, Toribio nos acerca impregnado de la tradición de la fotografía documental, a la realidad despojada del tiempo. Ni rastro del bullicio de las superpobladas ciudades hindúes; en sus fotos no hay prisas, ni ruidos. Alejado de los tópicos, se pierde en los vericuetos del camino trazado por dos grandes citas: la peregrinación del Kumbha Mela, cuando millones de personas viajan hasta las orillas del Ganges para purificarse y el festival de Holi, cuando millones de kilos de pigmentos danzan en el aire festejando la primavera.
Bregado en el fotoperiodismo, fundador del colectivo fotográfico Alumbre, documentalista de la vida a las orillas del Amazonas, Manolo se vino de India, después de un viaje de dos meses, con el también fotógrafo Nacho Calonge “con más dudas de las que me fui. Es un país, tan difícil de entender” Toda una lección de sensibilidad para encontrarse con el mundo, de comprensión, una lección que va más allá de la fotografía.
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