Aparador, Vitrina, Rotonda

José RiveroDurante un tiempo, largo, vespertino, pausado, menestral y aplanado, los vestigios del pasado se mostraban y se clasificaban en los muy variados y diversos Museos Comarcales y en los más crecidos y pintureros Museos Provinciales; radicados, como indica su nombre, en la capital provincial. Todos ellos, afamados lugares, Museos Comarcales y Provinciales, eran piezas muy esquinadas y muy meditabundas, en el tráfago de la cultura contemporánea.

Ciudad Real
Ciudad Real

 No sé si esos Museos Provinciales, lo fueron a la manera del título de la novela de Vicente Molina Foix, ‘Museo Provincial de los horrores’; pero algo de horror habría en esas salas ahumadas, entumecidas, y orladas de blancas paredes; alternadas por paneles entelados de moaré burdeos, y presididas por un enorme silencio, tan majestuoso e imperial como lejano; y por una blancura musical antiquísima. Lugares, casi embalsamados y mortecinos, donde se mostraban extrañas colecciones de objetos muy diversos, procedentes de pasados inexistentes y desaparecidos. Y así pudimos ver en ellos, colecciones numismáticas de amplio recorrido, formato y de valor reconocido; pequeños reptiles embalsamados en un formol verdolaga; insectos atrapados por la eternidad de un alfiler negro punzante; repertorios botánicos de la selva provincial y del sotobosque de la marisma; memoriales de oficios ignotos y carentes hoy de seguidores y aprendices; series indefinidas de formas y maneras procedentes del protectorado cerámico, carpinteril o metalúrgico. Y hasta útiles rústicos y muebles labriegos en desuso.

Armilla
Armilla

Ese orden público abigarrado, visible en los estantes, anaqueles, vitrinas, expositores, paneles y dioramas, contaba con su equivalente doméstico en la prolongación de las afamadas vitrinas y aparadores de los adormecidos salones familiares, preferiblemente burgueses y pequeños burgueses. Donde se exhibía, sin recato alguno y hasta con cierta complacencia morbosa, las procedencias fotográficas familiares de los vástagos y descendientes; los linajes que concurren, como un rio manso, en los apellidos del clan; la Santa Cena inmemorial, modelada o falsamente pintada por mano de artista autodidacto; cerámicas procedentes del desvencijado ajuar matrimonial;  piezas que rememoraban viajes idénticos entre sí; trofeos conquistados en competiciones deportivas blandas y no menos domésticas; una foto descolorida del servicio  militar del abuelo, en la leja plaza y fortaleza del Aiún, y otras piezas memorables de identificación improbable. Todo ese universo del ajuar doméstico, de las pertenencias exhibidas y de sus moblajes artesanos, fueron sagazmente estudiados por Jean  Baudrillard, en su majestuoso trabajo ‘El sistema de los objetos’, que desvelaba el orden aparente del repertorio, la moral oculta de sus ocupantes y la obviedad de sus registros y catálogos.

Valdepeñas
Valdepeñas

Ahora la carga de la prueba de esos repertorios sintácticos y de esos conglomerados espirituales de esa moral oculta y lánguida, se ha desplazado de los meritorios Museos Comarcales y Provinciales primero, y de las Vitrinas-Aparadores, después, al universo urbano y descubierto de las Rotondas. Que ya se sabe que son intersecciones de vías urbanas, recrecidas circularmente, para ordenar el tráfico y mejorar el rendimiento de sus secciones circulatorias. Hasta aquí, todos de acuerdo.

Jaén
Jaén

Los problemas han venido surgiendo, cuando a los rectores municipales, alcaldes, corregidores, concejales, asesores, técnicos municipales y otros barandas del escalafón, se les ha subió a la cabeza el precio de la gloria y se han embriagado en la instantaneidad del licor de lo efímero y en la ambrosía de lo  superfetatorio.  De tal suerte y manera que donde había un surtido de Rotondas Ingrávidas y desnudas, vemos aparecer, ahora sí, un autentico Museo Provincial de los Horrores. Y así emergen elementos procedentes de las conquistas del Espacio Aéreo: Aviones, Helicópteros y Cazas de combate de muy variada procedencia y en un abierto desuso. Pero no sólo ese Espacio Aéreo, también en estas muestras de las Rotondas se conquista el Tiempo Inverso.

Socuéllamos
Socuéllamos

Y por ello vemos construir y reconstruirse elementos del pasado rural y agrario desaparecido: norias sin pozo al fondo, sin ningún huerto que regar; falsos terrenos con viñas improductivas; tinajas tumbadas y vacías de mostos, como una composición esquiva y surreal; muleros en carros que no avanzan y chozos de pastor súbitamente desalojados. Incluso en municipios del litoral se muestras barcas de pesca varadas en el terral del mismo secano , ahora que se paralizan capturas por sobreexplotación de bancos. Todo un desconcierto y todo un despropósito, en este enorme ‘Bric a brac’ que se nos muestra como cajón de un enorme bricolaje. No es raro, por ello, que se haya convocado ya un Concurso Nacional para elegir la Rotonda más Fea de España, más historiada y más parlanchina.  Repertorios de concursantes que, según los censos disponibles, cuenta ya con 23.000 candidatas, dispuestas a batirse el cobre, la plata y el oro, si fuera preciso. Difícil papeleta para el jurado calificador.

Periferia sentimental
José Rivero

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5 COMENTARIOS

  1. Yo siempre he pensado que las rotondas son una forma de diversificar y sobre todo, organizar el tráfico máxime en cruces donde hay más de 4 entradas/salidas.
    Y digo esto porque a pesar de que la normativa del Código de la Ciculación es clara en cuanto a las prioridades en los cruces, muchas veces nos encontramos en un cruce y aunque teóricamente sabemos quien tiene preferencia, como que no nos fiamos y esperamos a ver que pasa y a ver quein dá el primer paso en salir o entrar. De hecho a mi me pasa esto todos los dias cuando salgo por la calle Oretana hacia el centro por el cruce de la carretera de Las Casas.

    Dicho esto, la segunda parte sería que veo una tremanda paradoja entre la función organizadora y dinamizadora de las rotondas en cuanto a dar fluidez al tráfico y sui operatividad final sobre todo en las rotondas como las de las imágenes que parece que están hechas para mirarlas (por ejemplo la de las aves con señales de tráfico… Creo que eso es totalmente perjudicial pues el conductor foráneo que llega a ese cruce al ver la imagen esa la vista se le va hacia el monumento (¿?) con lo cual esta figura puede provocar el despiste y por tanto un accidente.

    Si una rotonda mas que servir para agilizar el tráfico lo que hace es complicarlo, mejor no hacerla..

    Y dicho esto, esperemos que la anunciada y prometida rotonda en el cruce de las Oretana con Sierra Madrona atienda a estas observaciones.

  2. Podemos volver al siglo I de la era católica y poner cruces en las rotondas, a la entrada de las ciudades, para crucificar a los políticos que hacen estas aberraciones y que el populacho entienda que esto está mal, muy mal. Porque crucificarlos digitalmente, como hacemos, no sirve para nada, no aprenden.

    Así las convertimos en verdaderos museos de los horrores.

    Muy buen texto Rivero, aunque es tontería que lo diga ¿Cuándo no lo son?

  3. El otro concurso posible sería el de las denominaciones enfáticas, confusas y deformadas. Altamente descriptivas de su esencia y usos posibles.
    Yo conocía los de ‘Reonda’, ‘Retonda’ y ‘Plazaronda’. Agrego ahora el apuntado ahora por ‘Alter ego’ de ‘Retonta’. ¿Hay quien de más?

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