Del Rey, abajo (y arriba), desaforados

Manuel Valero.- La izquierda necesita pensadores de izquierdas críticos con la izquierda cuyo pensamiento la aleje del tactismo inmediato y del cálculo logístico a medio plazo. Los partidos polÍticos obligan a la obediencia debida de modo que a materia sensible, opinión única.
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La democracia que viene debe tenerlo en cuenta. Pero la izquierda, (la derecha siempre ha sido fiel a si misma, menos cuando Rajoysubió los impuestos que es de izquierdas y fue criticado por la izquierda) necesita ideólogos de este tiempo, no de entretiempo, que comience por achicar las aguas de las incoherencias, el electoralismo y la pulsión sentimental. Por ejemplo, sobre la cuestión de la República y la derivada del desaforamiento del Rey.
Yo me creería una izquierda coetánea que dijera públicamente y sin complejos, que aunque se beba los vientos por la República (la Tercera, no la Segunda), a día de hoy, y en la calle normal, la no movilizada, la de las masas de ciudadanos intrahistóricos que se lanzan cada día al menester, si es que lo tienen, no está en la hamletiana duda sobre si es mejor un bastón de mando presidencial o un cetro regio. No, ahora. Sencillamente porque no es la prioridad. Sin que eso signifique que se abjure de los principios republicanos y que llegado el momento se consulte a la ciudadanía.
La evidencia sociológica es que el pueblo sale al asfalto con más fervor y ardor cuando gana su equipo de fútbol que por las grandes causas… a no ser llegada la hora en el reloj de la Historia.

El asunto del desafuero del Rey es ilustrativo. Piden la eliminación de esa condición registrada en la Constitución -que ciertamente, sí, necesita, un zafarrancho, ¿quién lo duda?- para el jefe del Estado quienes vienen disfrutando de la condición de aforados desde 1978 (hay 2.300 cargos políticos, sin contar las togas), sin que nunca nadie, solo o en compañía de otros coaligados haya presentado una iniciativa legislativa en serio el Congreso para que sus señorías sean juzgados por el juez de turno como cualquier otro contribuyente.

Lo coherente, creíble, auténtico, sería que los actuales padres y madres de la patria, tuvieran la decencia de activar su propio desaforamiento por la vía rápida y desde esa nueva condición de sans culottes exigir la degradación del Rey a la justicia de base. Personalmente, uno lo aplaudiría entusiasmado, muy entusiasmado.

De la misma manera que la izquierda debería calcular su facilona alusión al “pueblo” como un ente abstracto que sigue a pie juntillas dictados emocionales en este siglo XXI de adversos, conversos y reversos. Yo me creería más a una izquierda que entendiera al “pueblo” como el conjunto mortal de todos los españoles vivos y más operativamente los que se incluyen en el censo electoral que la ensoñación de un cuerpo social extasiado por la revolución.

¿Creen realmente que el “pueblo” está a favor del aborto? ¿O que el “pueblo” considera urgente, digo ur-gen-te, la elección ahora del jefe del Estado? Si la izquierda manifestara que el aborto es más una cuestión moral, que una cuestión política y que por tanto habría que someterlo al veredicto del “pueblo”, si la izquierda aplaudiese la subida de impuestos para mantener el bienestar a la sueca, -si, a todos, desde Botín al botones-, si la izquierda tomase el testigo del desafuero… sería más magra que liviana y tactista.

Viendo, leyendo, observando opiniones diversas, todas respetables faltaría más, sobre Reyes desaforados, repúblicas venideras y otros mogollos, uno tiene la sensación de estar ante dirigentes en perpetua adolescencia. Dado por hecho que incluso los términos derecha e izquierda están hoy más pasados de moda que loscoches de tope se echa en falta la ausencia de una nueva izquierda que empiece por enmendar sus propias contradicciones tomando por ejemplo un primer objetivo: Del Rey abajo, y arriba, todos desaforados. Y luego, menos palique y más referendums, vale: aborto, Cataluña, Ley de Educación, reforma de la Administración… y por supuesto presidente o Su Majestad. Cuando toque.

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3 COMENTARIOS

  1. El problema que plantea el aforamiento y mantenimiento de la inviolabilidad del ex rey, rey emérito o rey padre es de naturaleza jurídica. Parece ser que esos privilegios, concebidos para servir de paraguas contra demandas y querellas “impertinentes” mientras se encuentran en el ejercicio de su cargo sus señorías y sus majestades, dejan de tener sentido cuando cesan o abdican de sus funciones. Sobre todo, porque hay un derecho fundamental, inviolable, de los que gozan de una especial protección, reconocido a todos los ciudadanos, a todos, por la Lex Suprema, susceptible de amparo ante el Constitucional: el derecho al JUEZ ORDINARIO predeterminado por la ley, que no es otro que el juez de primera instancia e instrucción, que ofrece mayores garantías de independencia que el Tribunal Supremo, y que posibilita una segunda instancia o recurso.

    Imaginemos, verbi gratia, que S.M. D.Juan Carlos I de Borbón tiene la mala fortuna de provocar la muerte de una persona a causa de un disparo fortuito. Los herederos de la víctima (inmaduros izquierdosos, sentimentales republicanos o monárquicos furibundos, tanto da) dudo que se aquieten o renuncien a presentar su querella ante el juez ordinario. Y gozarán de amparo constitucional de obstinarse en ello. Y el ex rey que pretenda lo contrario, esto es, que lo juzgue el TS, no lo tendrá. Ya no es Rey para la Constitución, aunque se obstine el gobierno en enjaretar una ley por la vía rápida. Los preceptos de la Constitución son los que prevalecerán, se ponga como se ponga D. Mariano Rajoy Brey. A veces el mayor damnificado es el propio monarca, llegando a creer lo que los aduladores le dicen al oído sin percatarse de la realidad.

    En fin, Manuel, animadversión hacia un anciano de salud maltrecha, ninguna. Pero la Constitución (para lo bueno y para lo peor) es la que es y no aquello que pretende el gobierno que sea.

  2. Acusa usted a la izquierda de ausencia de autocrítica y quizá tenga razón. Por eso, porque al PP le sobra gallardía para mirarse al espejo y ser fiel a sí misma – no tanto a su programa electoral- sigo esperando con avidez que algún miembro de su cúpula nos de una explicación de lo que ,a su juicio , ocurrió en las pasadas elecciones con sus votos perdidos. Por mucho que ejercito el cacumen , no le hallo explicación a tanta demora.

    Un saludo.

  3. De acuerdo jurídicamente pero políticamente yo me desaforaría primero y luego me opondría al aforamiento sobrevenido de papa rey ya cualquier otrola la imGen de aforados por desconfiados u olvidDizos oponiéndose al asunto me parece bufo. ?QUe mejor que unas cortes a merced de los jueces ordinarios? Y A partir de ahí hablamos. Gracias por tu exposición

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