La ventana indiscreta

Fermín Gassol Peco.- Memorable película del maestro del suspense Alfred Hitchcock en la que un periodista lesionado se pasa el día fisgoneando a los vecinos a través de sus ventanas.  Y es que las ventanas son las que iluminan nuestras casas… y nuestras vidas. Las que nos proporcionan información sobre lo que sucede en el exterior pero también y ese es el riesgo,permiten mostrar a los demás parte de nuestras formas de vivir.
fermingassol
Bien es cierto que las ventanas a las que me quiero referir no tienen una misión detectivesca, ni de nuestras vidas ni de las ajenas. Son otras estas ventanas, igual de cuadradas y también igual de indiscretas, que por culpa del calor y durante las noches de verano, mantenemos abiertas para que la casa se refresque y poder dormir mejor.

Y es que dormir bien en verano es harto complicado. Las altas temperaturas hacen que no conciliemos el sueño con facilidad. De ahí la necesidad de abrir la ventana de par en par y gozar del airecillo situando la cama lo más cerca posible de su quicio. Que empezamos a dar vueltas y más vueltas empapados en sudor; la poca ropa que llevamos si es que llevamos alguna hace que los sentidos, sobre todo el del tacto tome relevancia de una manera importante. Y claro, no pocas veces sucede lo que la sabia naturaleza nos tiene preparado para estos deliciosos momentos. Los grados que en un principio son un engorro se ausentan por unos momentos para volver a serlo unos minutos después. Y es en esta situación cuando una ventana abierta y próxima puede convertirse en una trampa sofocantemente mortal.

En un caso relacionado con esto, sucedido en Grecia, la experiencia debió resultar muy sofocante aunque a dios gracias para nada mortal. Y es que una acalorada pareja se precipitó por la ventana que estaba junto a la cama mientras hacían el amor. Mira tú por donde en Grecia tenía que ser… que ahora todos los sustos nos vienen de Grecia.

Un desenlace inesperado y sofocante pero con final feliz por la falta de secuelas, aunque hubiera resultado bastante sofocante también para algún noctámbulo coincidente aunque no creo que a esas horas de la madrugada transitara mucha gente por la acera… pero estando como estamos en verano y en Grecia…supongan ustedes que hubiera pasado alguien…por ejemplo Tsipras y la Merkel… de incógnito en un encuentro furtivo y tremendamente positivo y esperanzador para todos los griegos menos para la pareja accidentada, claro está. Que la cosa podría haber acabado en un inesperado “menáge a quatre”… o la locura de ver a una alemana “negociando” con tres griegos… algo de lo más impensable, política y afectivamente hablando.

Sofoco sobre sofoco es lo que debió sentir esta pareja auto-caída en la calle aunque con el alivio de que nadie, siquiera la troikapasara por allí… en una noche para ellos demasiado sofocante.

Una peripecia por la que doy mi más sincera enhorabuena a estos testigos del pensamiento de Epicuro de Samos… que bien estuvo lo que bien acabó… ya que parece ser,la caída y no de Roma, sino desde un primero,sin un rasguño, se produjo al final… como un desafortunado colofón de algo anterior que resultó ser muchísimo más placentero.

Y digo testigos de Epicuro porque para este filósofo griego “el placer era el bien primero, la ausencia del dolor en el cuerpo y la inquietud en el alma”. Tres extremos que para esta pareja resultaron ser afortunadamente ciertos… veinticinco siglos después.

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