Precampaña 1

joseRivero2Los cartelones electorales que con la llegada del otoño, han colgado en Ferraz, compiten con la caída de la hoja de los plátanos callejeros.
Los cartelones electorales que con la llegada del otoño, han colgado en Ferraz sede federal del PSOE, dan cuenta, por el momento, de dos cosas relevantes.

La primera de ellas, da cuenta del carácter ‘personalista‘ de la precampaña que se avecina.

Aunque hablar a estas alturas de ‘Personalismo‘ en el juego electoral, sea una reiteración histórica. Y un tópico insoslayable.

O tal vez sea un requisito fundamental de nuestra primera democracia ‘dientes de leche‘.

Requisito básico desde los orígenes de la primera UCD con Adolfo Suarez desplegando sonrisas bondadosas. Sonrisas blancas de esos mismos ‘dientes de leche’.

En esos cartelones de al menos 6 metros de altura, se nos muestra a un majestuoso Pedro Sánchez, candidato socialista a la Presidencia de Gobierno, con camisa blanca. ‘España camisa blanca de mi esperanza/  la negra pena nos atenaza , como parte del argumento visual de un nuevo ‘Coloso‘.

Veremos si Sánchez es ‘El coloso de Rodas’ o ‘El coloso en llamas’.

Aunque ambos ‘El coloso de Rodas’ como faro en la noche y ‘El coloso en llamas’, acaben por iluminar por razones distintas.

El otro cartelón, advierte de otro fenómeno raro. Avisa de ‘El cambio que une’.

Demostrando, nuevamente, otras dos cosas.

La primero el regreso del pasado. O el regreso al cambio del pasado, como fuera el de 1982 y su campaña victoriosa de ‘Por el cambio’.

Ese regreso al pasado, lo refuerza no sólo la idea de cambio que se adopta como eslogan, sino el retorno a la histórica rosa. Abandonando la alcachofa y volviendo al ‘puño y la rosa’.

Aunque el puño hay sido sustituido, en  otro ejercicio raro, por el pulgar levantado. ¿Una celebración?, ¿un icono del Facebook? o ¿el gesto de perdonar la vida del gladiador del circo?

La segunda de las cuestiones temáticas, que se extrae de la afirmación preelectoral es la de que puede haber ‘cambios que separan‘, frente a la propuesta de ‘El cambio que une’.

Aunque la lógica que dicta el cambio, como transformación y como movimiento, más sea la de separar que la de unir.

Ya que todo cambio altera las cosas y su presencia, su acción activa será siempre más la fractura que la sutura.

Por eso la perplejidad de ‘El cambio que une’.

Para invertir su sentido habitual de ‘El cambio que separa’.

José Rivero
Divagario

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11 COMENTARIOS

  1. El domingo por la noche fui uno de los cinco millones largos que vio cómo Pablo Iglesias quedaba «mediáticamente» rendido ante las fauces «mediáticas» de Albert Rivera que venía muy bien preparado. Uso lo de mediático, porque si tengo que votar a uno u otro por un programa de televisión de una hora, es que sería idiota. Así de simple.

    La cuestión es que, horas más tarde, leí un mensaje de Máximo Pradera que decía literalmente: …tras el debate Iglesias/Rivera oír hablar de PP o PSOE es como oír a Pitingo tras un concierto de Bruce Springsteen…

    Y así creo que es…¿No?

    Y, lo que realmente me ha hecho pensar que algo puede cambiar, es que estos dos políticos (uno de los cuales va a tener mucho poder antes de que los Reyes magos lleguen a Oriente) hayan podido sentarse a debatir como lo hacemos en estos foros. Sin cortapisas, sin «medida» y con la única verdad que es: si dices una chorrada, te lo van a recriminar si o si.

    • Las cortapisas se las impusieron ellos, tomándose las medidas el uno al otro y esperando décimas de segundo a ver cuál era el primero en responder y soltando ¨¨creo que y supongo que¨¨ a preguntas directas que no requerían de tanta especulación y silencios mordiéndose la lengua. La impresión que dieron, más allá de la polémica y de partido Barcelona Madrdrid, es la de dos personas con nulo carisma y soltando miles de lugares comunes.

  2. Durante mi etapa profesional activa me llamaba la atención que cuando venia a Ciudad Real un consejero siempre elogiaba la labor del jefe y le achacaba a él solo las medidas exitosas del Gobierno. Nunca decian «el Gobierno regional es sensible a…», decían «Bono, Barreda, Cospedal es sensible a…» Pero paradójicamente en España tan sólo ha habido dos presidentes «carismáticos»: Suárez y González. Los demás, ya es sabido, fueron producto de las circunstancias: Aznar (del primer tsunami corruptor), Zapatero elegido bajo el eco de las bombas y Rajoy alumbrado por los estragos ZP. Sin embargo es ahora cuando vuelven los esquemas de la política del carisma, tanto en Iglesias junior como en Rivera. Sanchez anda a medias, y se le nota que quiere emular a Felipe cuando se viene arriba en los mitines. Lo que no ha sucedido nunca en nuestra democracia es que en circunstancias normales un presidente de un mismo partido haya sucedido a un anterior carismático y rompedor, como le ocurrió al británico, gris y apacible John Major al ganar las elecciones los conservadores tras la caída de Margarita Tacher. Pero ya se sabe que el british vive la democracia con flemática rutina, incluso ahora con el emergente laborista. ¡Si hasta tienen la BBC, modelo inaplicable en estos lares! Salud.

      • Así es A.R. Pero me temo que carisma al uso tenía más bien poco lo cual no lo subvalora, al contrario, puesto que efectivamente, en cultura y talento superaba exponencialmente a predecesores y sucesores. Así es la vida de cruel. El más honesto presidente fue breve y su votación fue interrumpida por el espantajo de Tejero. Y ya no está entre nosotros, de modo que igual fue una suerte no poder verlo fumando puros a bordo del Azor (Felipe), alzando el calzado sobre la mesa con los poderosos de la tierra (Aznar), haciendo una cosa como una ceja con su boba risa perpetua (ZP) o bailando el ojo vago hablando de una misteriosa niña feliz como Rajoy. Salud.

        • JAJAJA, el comentario es mortal de necesidad. Qué bueno!

          Copio pego este trocito de la Wiki para reforzar el comentario de Valero:

          «Leopoldo recibió educación en el Instituto Escuela,centro de enseñanza liberal, heredero de la Institución Libre de Enseñanza, en el Instituto Santo Tomás de Aquino de Ribadeo, en el Instituto Peñaflorida de San Sebastián y en el Instituto Cervantes de Madrid. Terminó sus estudios de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en 1951 con el número uno de su promoción, por el que recibió el premio Escalona, doctorándose por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid en 1968. Políglota, llegó a dominar el inglés, el francés, el italiano, el alemán y el portugués; también tocaba el piano. Trabajó veinticinco años en la empresa privada, buena parte de ellos al frente del mayor grupo industrial español, Unión Explosivos Riotinto. Fue presidente de Renfe en 1967».

          Lo mismico que pasea por nuestras urnas actuales…lo mismico.

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