Contra la saturación

José Antonio Casado.- Hay cosas que se descubren en el momento menos pensado. A mí me ha pasado cuando se ha discutido o se discute sobre el aborto, el divorcio, la sedación paliativa y la eutanasia, asuntos que, cual nudos al peine, vuelven cada vez que la ocasión lo requiere o se muestra propicia. Y cuando vuelven, los argumentos se repiten lentos y cansinos como los bueyes sobre la parva, inacabables e inconcluyentes.

casadoLos debates se eternizan durante semanas y, a la postre, te das cuenta de que no te han enriquecido nada ni te han dado motivos para repensar lo que ya sabías.

Los jóvenes, menos resabiados que los que tenemos ya unos cuantos años, piensan que siempre se aprende algo en el debate sobre temas de este calibre. Creen que son asuntos que están sin resolver bien por falta de interés político, bien por la carga ética y moral que acarrean o bien por la sangría de votos que puede producir legislar en favor o en contra de ellos.

Adela Cortina, filósofa del sentido común a la que se lee siempre con provecho, estima que “una sociedad democrática tiene como punto de partida la existencia en ella de desacuerdos, y parte de su tarea consiste en generar acuerdos, porque son los miembros de esa sociedad los que tienen que resolver sus problemas conjuntamente y no puede haber exclusiones. Las sociedades democráticas tienen que ser de alguna manera un sistema de cooperación”.

A lo que íbamos, a pesar de estos puntos de vista complementarios los citados son tres ejemplos de cómo la mente humana se encasquilla a veces y, a falta de nuevos argumentos, da vueltas y revueltas sobre sí misma para no producir nada ni avanzar un milímetro. No es un problema de nuestros días. Los escolásticos, que dominaron la filosofía occidental durante siglos y que durante los cuarenta años de Franco ocuparon las cátedras de todas las universidades españolas, fueron maestros en el arte de los distingos y subdistingos, hasta perderse en el infinito y hacer de la filosofía una ciencia vacía. Tuvo que llegar Ockham con su navaja, que consistía en no multiplicar los entes sin necesidad, para que las cosas volvieran a su cauce. Y sobre todo fue necesario que Descartes pusiera la duda a trabajar hasta no dejar títere con cabeza; que Galileo mirara por su catalejo; y que Erasmo, Maquiavelo y Montaigne sentaran las bases de las ideas de secularización y tolerancia para que la ciencia y la filosofía recobraran su antiguo vigor.

Tal vez al proceso mental que he mencionado más arriba se le pueda llamar saturación en la doble acepción que tiene esta palabra, llenar de un modo que exceda y calmar la sed o el hambre de alguien. Porque saturación es lo que algunos sienten o, por lo menos, siento yo cuando leo algunos debates que provocan las noticias y artículos que se publican.

A partir de un cierto desarrollo, las mentes se bloquean, se deja de exponer con orden y amplitud el tema tratado, los argumentos brillan por su ausencia y entran en juego palabras como comunista, podemista, fascista, nazi y un largo etcétera que funcionan al modo de cortocircuitos mentales, acaso porque la carga sentimental que llevan consigo es tan fuerte que la razón cede y deja lugar a que las emociones fluyan como ríos desbordados.

Vaya por delante que cultivo la tolerancia y que no soy partidario de ningún tipo de censura; téngase en cuenta que tampoco soy un fanático de las nuevas tecnologías relacionadas con internet y la inteligencia de las cosas; pero sí creo que esta tiene influencia en nuestro modo de pensar, hasta el punto de que si un electrodoméstico se apaga o se enciende por sí mismo o emite un sonido determinado para avisarnos de algo, tenemos la tendencia a darle razón aunque no estemos muy de acuerdo con sus señales. A la larga, diría que la inteligencia artificial o el internet de las cosas, son hasta capaces de modificar nuestras actitudes y provocar nuevos comportamientos.

Si esto es así, los “cerebros informáticos” de los digitales, podrían estudiar un método que nos avisara de cuando en una discusión o debate se está llegando al límite de la saturación: que no se avanza nada o, peor aún, que se está retrocediendo.

Propongo que cuando esto suceda, el texto vaya adquiriendo un color distinto. Que haya semáforos en verde, ámbar y rojo; de manera que el lector pueda darse cuenta de cómo está el tráfico de las ideas, si hay embotellamientos o si algún conductor pesado está cambiando continuamente de carril; y si merece la pena continuar leyendo o se está perdiendo el tiempo. Además del índice de saturación, el informático que se ilusionara con esta idea también debería hallar un sistema para detectar los “palabros” que bloquean el razonamiento y nos ponen a merced de los sentimientos cuando no de las pasiones más bajas.

Pero cuando el texto estuviera en rojo/ rojísimo tampoco habría por qué abandonar la lectura. Al fin y al cabo discutir por discutir, hablar por hablar y chapotear en la misma charca durante un rato también tiene su encanto. Solo que el lector tendría a su alcance un instrumento sencillo para cuidar la higiene de su cerebro.

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25 COMENTARIOS

  1. Es muy dificil argumentar y por tanto dialogar:

    Se requiere generalmente salir del anonimato para quedar comprometido con lo que se afirma.

    Se requiere un grado de respeto que se pierde desde el anonimato.

    Se requiere mucha bondad para admitir la calumnia anonima.

    Angel Romera, Gonzalo, e incluso a veces Fisac, y el que comenta, con opiniones muy distintas, hemos tenido dialogo, porque una persona que abandona el anonimato y expone sus opiniones merece como minimo respeto.

    El envilecimiento original por esta razon vicia e impide cualquier dialogo posterior.

    Y puestos a ser marranos, porque todos tenemos amor propio, pues sintiendolo mucho al autor de este articulo, no estamos en el Guridi (con exposicion publica se imponen las formas), acabamos estando en un foro, ya sabe, en un campo de futbol, y hasta eso, el español lo disfruta, pues la disputa forma parte de nuestro caracter.

    Y a partir de ahi, que gane el mejor pues NO TODOS SOMOS IGUALES.

    • «Anonimato, anonimato, anonimo anonima, por esta razon»

      Ya lo comprendo, que alguien sea anonimo para ti es PECADO, lo cual te da bula papal para insultarle y faltarle continuamente. Aunque ese anonimo si te trate a ti con respeto.

      No se si será consecuencia de tanta prensa del corazón y esa tradicion tan española de querer saber todo del vecino, como la vieja del visillo, pero no veo el porqué tratar con un anonimo es incompatible con tener educacion, especialmente si ese anonimo sí la tiene contigo.

        • Si se revisaran todas las cosas que has dicho para desacreditarme, en el no anonimato, no te lo hubieras permitido.

          Ahora, llevas la careta amable y educada. Careta al fin y al cabo.

          Corazon y sonrisa dice el caudillo, pero es pose.

          Todo lo teneis muy bien estudiado, lo que pasa es que tu has ido aprendiendo.

        • Hola, soy Angel Manuel, y como considero que el anonimato es PECADO MORTAL, tengo mi excusita para insultar y faltar al respeto.

          Anda y No hables tanto de revisar que se te puede caer la cara al suelo, que lo mas bonito que has llamado aqui a la gente es: sodomizado, asesinos, basura, mierda, escoria, etc, etc, etc

        • Es que veo Bodalos y okupas en la tele, llamar terroristas a los periodistas y besitos con Otegui…

          Y lo pensamos así.

        • Pero que dices!!!

          He sacado la realidad que sale en los telediarios y medios de comunicacion.

          Esos que os joden y marcais con no pocas coacciones, insultos y amenazas.

  2. Y esta esa intolerable instrumentalizacion de las redes sociales por parte de los populistas para apropiarse de la opinion publica y expulsar de forma nada democratica a la oponion contraria.

    Un populismo, el de Podemos, bastante explicito en intenciones con este sentido, como sabemos.

  3. Hay una saturación mucho peor: es la saturación de uno mismo. Si no se sale de uno mismo, se está perdido porque uno no deja de encontrarse. Es la soledad absoluta.

    • Hay que dar gracias a los demás porque sencillamente existen y son distintos: ellos hacen posible que pueda existir el verdadero conocimiento, que es el conocimiento del otro. El que dijo conócete a ti mismo era un gilipollas. Así les fue a los griegos.

      • El sentido de la.maxima griega es que para conocer la potencia que realmente uno guarda hay que conocer su esencia.

        El pensamiento individual crea a los genios, los realmente artifices de civilizacion.

        El gregarismo nunca fue creativo, o sobrevalora su esencia (Podemos), o infravalora su potencia (Debemos). O simplemente se deja llevar por las emociones que es lo comun.

  4. Esto ocurre porque estamos en un país donde se cree mucho y se razona poco.

    Cuando una persona se limita a lanzar sus dogmas de fe -aunque lo llaman «opiniones»- y rechaza todo aqueĺlo que le dice su interlocutor que vaya en contra de su creencia, no puede haber debate posible.
    Ni acuerdo.

    Y ya si son los dos los que se lanzan dogmas, que es lo más habitual… dos personas, una lanzando a la otra sus «opiniones» -dogmas de fe, y por tanto inamovibles-, y la segunda, respondiendo igualmente con sus «opiniones» -dogmas-, sin posibilidad alguna de ser escuchados uno por el otro… porque nadie valora el dogma de fe de otro cuando va contra el tuyo.

    Diálogos de besugos, que pueden durar eternamente, porque los lanzadores de «opiniones» -dogmas-, cuando han agotado su repertorio, sin el menor problema, vuelven a empezar de nuevo. O repiten lo mismo una y otra vez.
    Es lo que tiene no razonar.

    • No es razonar es dar un derechazo y luego un izquierdazo, y luego un puntapie, y un mordisco, un pellizco…y por ultimo…se queda uno a gusto.

      Cuando se trata con anonimos, cuando no es asi, es muy enrriquecedor a partes desiguales.

      Es lo que tiene ser estigmatizado como conservador.

      Me encanta romper piernas y esquemas.

      Dogmas la Trinidad y la Inmaculada Concepcion.

    • «Yo voto a quien me dice lo que no quiero oír.»

      Pues siendo así, no tendrá a quien votar…

      Y por ello mismo, cuando habla todavía de votar a alguien, está mostrando sus limitaciones. Todavía no ha comprendido lo que tenemos. Es una buena entrevista, pero Goyo Jimenez no ha llegado aún a «maestro». Aprendiz veterano, todo lo más.

      No sólo hoy no hay a quien votar. No lo puede haber nunca. Porque ninguno de los candidatos que pueden ganar, los que salen por la tele, van a ser sinceros. Si pretendieran serlo, no les sacarían por la tele. Y no podrían ganar.

      No son sólo los partidos, ni los políticos. El problema es el Sistema.
      Y eso, Goyo todavía no lo ha entendido. Como tantos otros. Es consciente de algunos síntomas, pero no lo es, ni busca, el origen de la enfermedad.

      • A mi me parece mas amueblado que la media.

        Le llamo, Maestro porque lo es del humor, al menos para mi.

        Jose Mota me parece tener un enorme talento, y Muchachada, pero Goyo tiene profundidad.

        Me gusta.

        • Más que la media, sí, claro, pero eso no necesariamente significa algo relevante cuando la media está donde está en este país.

          Pero si es del humor, entonces, vale.

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