Con el corazón hecho pedazos

MarcelinoAdán se levantó justo al alba. Apenas descansó a intervalos. Había quedado con un conocido a las 6:00 de la mañana y no quería dormirse. Hacía calor. Desayunó un plátano y guardó otro para el camino. Era lo último que le quedaba. Oyó el ruido de una camioneta frenar sobre el piso de tierra que rodeaba su casa. Le siguieron dos golpes suaves en la puerta. Salió con una bolsa en una mano y unas llaves en la otra.
-Buenos días, amigo –le dijo el recién llegado.

-Qué tal, pana –respondió Adán haciendo una seña para que le aguardase; tenía que dejar una copia de las llaves de casa al vecino de al lado. Vio moverse la cortina de una ventana. El vecino lo estaba esperando. Le abrió y aguardó en un patio delantero. Adán aceleró el paso. Le entregó las llaves y ambos se abrazaron.

-Mucha suerte, muchacho. Yo cuidaré de tu hogar, puedes estar tranquilo. No permitiré que nadie lo violente.

-Lo sé, lo sé –repitió Adán.

-Para el viaje –comentó el vecino entregándole un paquete aún caliente.-Son cuatro tonterías, por si al estómago le diera por ponerse reivindicativo

-sonrieron con la mirada fija del uno en el otro.

-Es Ud. muy bueno –le dijo Adán.-Que Dios me lo bendiga siempre.-Y giró sobre sí mismo camino del automóvil.

La camioneta tenía la caja pintada de azul. En su interior, una lona blanca enrollada, mal atada, bailando al son de los baches y curvas de la carretera. En la cabina, Adán y dos ocupantes: Carlos -su conocido- y un conductor familia de este. La camioneta se detuvo antes de llegar a una curva. El conductor dio la mano a los otros dos y les deseó suerte. Hora y pico después apareció el morro del autobús que esperaban. En esa parada se subieron doce pasajeros. Adán y Carlos se durmieron enseguida. Necesitaban descansar, y no dejaron de hacerlo hasta que la circulación del autobús se volvió entrecortada con frenazos y acelerones bruscos. Eso los despertó, a punto de enfilar la terminal de San Cristóbal.

Notaron el cambio de temperatura. Hacía frío. Los jugos gástricos de ambos se dejaron notar. Comieron de las viandas preparadas para el viaje, sin agotarlas. Nunca habían estado en San Cristóbal. Les llamó la atención el tono quedo de sus habitantes. Hablaban desafiando tímidamente al silencio, no más. Se amodorraron en el rincón más resguardado del frío a esperar el transbordo para continuar el viaje. Horas después llegaron a San Antonio de Táchira, última población venezolana antes de cruzar la frontera. Finalmente pusieron pie firme en Colombia, en la ciudad fronteriza de Cúcuta, muy cerca de su destino final: las minas de carbón.

Dieron un paseo para matar el tiempo y la ansiedad. El lugar les pareció muy pequeño. No era necesario el pasaporte ni para entrar ni salir. Las minas estaban dentro de la zona exenta.

Subieron a un todoterreno para realizar la penúltima etapa del viaje. El destino final estaba en plena montaña. Catorce personas colaboraron para hacerse un sitio en el interior del vehículo. Todos venezolanos arrastrados por la necesidad que habían rechazado, una y otra vez, la “vía fácil” de unirse a las bandas de delincuentes, asesinos y narcos. Aquellos catorce hombres querían ganarse el pan con su trabajo. Sin dañar a nadie.

A mitad de camino bajaron del “jeep”. El último tramo lo harían en un camión de carbón a su regreso de vacío a la mina. Subieron a él y siguieron montaña arriba. Ya en la zona minera, Adán y Carlos saltaron del camión. La suciedad de la caja contagió de negro parte de la ropa y del cuerpo.

-Es nuestro bautismo de hollín –dijo Adán.- Carlos y otros más se rieron.

En ese grupo ninguno debía superar los 25 años. Hicieron migas enseguida.

Adán calculó que habían pasado dos días desde que saliera de casa. Dos días eternos.

A partir de ahora todo sería meteórico.

-¿Te has fijado? –susurró Adán a Carlos.- Son soldados.

Las minas estaban vigiladas por uniformados con ametralladoras.

-¿Qué hacen aquí? –volvió a hablar Adán.

-Están para protegernos –respondió un miembro veterano del grupo.-Así se evitan broncas, peleas y robos entre los trabajadores.

-¿Qué tenemos que hacer ahora? –preguntó Carlos al veterano.

-A los nuevos os bajarán a las minas para que las veáis antes de comprometeros a trabajar.

Efectivamente, un capataz se dirigió al grupo. Les explicó que antes de nada debían conocer cómo era una mina de carbón.

-Seguidme –dijo, y se acercaron a un montacargas. Bajaron en seis tandas de a dos, y una de a uno, acompañados por el propio capataz.

Adán y Carlos lo hicieron juntos.

-Sólo entrar en el montacargas y ver que te hundes en las entrañas de la tierra produce escalofríos –dijo el capataz.-No os dejéis impresionar. Todos nos acostumbramos.

Al salir del montacargas la oscuridad de la mina era absoluta. El capataz les dio una linterna a cada uno. Adán sentía agobio. Carlos claustrofobia. No había electricidad. Las linternas eran su única guía. Adán no entendía de aquello, pero la estructura que debía asegurar la mina y evitar derrumbes le pareció muy endeble. Los accesos a cada corredor tenían un apuntalamiento poco profesional.

-Es un milagro que esto no se venga abajo –susurró Carlos a Adán.

-Echad un último vistazo y regresemos. Tengo que bajar con todos –ordenó el capataz.

Siguieron subiendo y bajando hasta terminar.

-¿Quiénes desean continuar y quiénes no? –pregunto el capataz.

Los 11 que bajaron después de Adán y Carlos confesaron no sentirse capaces de trabajar en un lugar así. Regresarían a Cúcuta. Adán y Carlos decidieron quedarse. Otros mineros les dieron la bienvenida, en especial el veterano que conocieron en el “jeep”.

-Me llamo Abraham.

-Nosotros, Adán y Carlos.

Se despidieron de sus 11 compañeros y se pusieron a las órdenes del capataz.

Les entregó a cada uno un jergón para dormir en el suelo, una linterna y un balde.

-Y ¿esto? –preguntó Adán refiriéndose al cubo.

-Es para que recojáis agua cuando llueva, o del riachuelo que corre por una cañada que está a unos minutos de aquí.

-¿No hay otra forma de conseguir agua? –preguntó Adán.

-No, no la hay –respondió el capataz.

-Dormiréis en alguna de las carpas que encontraréis en el campamento. Personalmente prefiero la intemperie si el tiempo acompaña.

–afirmó el capataz con aire de hombre rudo.-Trabajaréis carreteando carbón. Empujando las vagonetas cargadas. A destajo, cobrando 15.000 pesos colombianos por tonelada carreteada. Cada tonelada equivale a 7 vagonetas. Pero empezaréis a cobrar a partir de la tercera tonelada diaria. Llegando a esa cantidad cobraréis todas, si no, no habrá cobro. Por tanto, el mínimo diario son 21 vagonetas.

-¿Cuánto pesa cada vagoneta? –preguntó Carlos.

-Unos 140 kgs –replicó el capataz

-O sea, necesitamos carretear 21 vagonetas diarias de 140 kgs cada una para cobrar 45.000 pesos, o no cobraremos nada.

-Exacto -concluyó el capataz.

-¿Hay algún tipo de contrato?

-No, no lo hay, pero podéis elegir entre cobrar al día o a mes vencido. Sentaos un momento que tome vuestros datos personales.

Las vagonetas carreteadas en la primera jornada no cubrieron la producción mínima. Tampoco en la segunda. Carlos comenzó a flaquear. Adán lo animaba. El principal problema no era tanto el peso de las vagonetas; necesitaban acostumbrarse a la cerrada oscuridad de la mina. La linterna era insuficiente. Trabajaban sin máscara de protección. Ni ellos dos ni el resto eran conscientes de la toxicidad del polvo que respiraban. Al tercer día, Adán alcanzó la producción exigida. Carlos estaba agotado. Al cuarto, los dos amigos lo lograron. Al final de la jornada bromearon y celebraron con Abraham. Al siguiente día volvieron a repetir el éxito. Así, un par de jornadas más. Al octavo, la mina reventó por dentro. Adán y Carlos fallecieron en segundos. Abraham se libró de milagro. La versión oficial fue que un picador había cometido una imprudencia con la pólvora.

Abraham fue incapaz de enterrar a sus amigos; ya eran amigos. Su corazón se hizo pedazos. Observó como otros compañeros recogían sus cuerpos y el del picador y los llevaban lejos de las miradas para darles sepultura. Nadie diría que allí hubiera un cementerio. Ni una cruz, ni una placa, un nombre, un mísero recuerdo…….Nada. El picador era inexperto. Él lo sabía. Todos lo sabían. Adán y Carlos murieron aplastados por el derrumbe de un corredor sin apuntalar mientras contaban las vagonetas que les faltaban para la producción mínima. Con los de sus amigos, Abraham había observado siete entierros en sus dos meses de minero. Se dirigió al capataz.

-¿Quién va a avisar a sus familias?

-¿A qué familias, Abraham? –fue la dura respuesta del capataz.

-¿Cómo que a qué familias? ¡A las de quienes se acaba de enterrar!

Abraham sintió revolverse las tripas y se encaró con el capataz. Un golpe duro y seco en un hombro lo tiró al suelo. Uno de los uniformados lo apuntaba con el arma.

-Amigo, aquí no se admiten problemas ¿Entendió?

-Déjelo, por favor. Son los nervios. Dos de ellos eran amigos suyos.

–intercedió el capataz.

-Abraham, serénate, con la guerrilla no se juega –musitó al oído del minero; el uniformado se había alejado, no podía escucharle.

Aquella era una mina ilegal controlada por la guerrilla. Era un lugar fantasma donde no pasaba nada porque nada podía pasar. No había mina, ni mineros, ni camiones yendo y viniendo cargados de carbón, ni muertos, ni familiares…… ¿Qué familiares iba a haber si no existía nada? Ni sueldos de miseria. (Los 45.000 pesos diarios por la producción mínima equivalían a 14 euros, unos 365 al mes)

Abraham sabía que Adán y Carlos tenían esposa y un hijo pequeño cada uno. Desconocía cómo encontrarles ¿Cuándo se enterarían de lo sucedido? Posiblemente nunca. La mina sería ilegal pero no invisible. Pidió la liquidación y se fue con el corazón hecho pedazos. A los pocos días averiguó que en Colombia todo el mundo sabe que hay miles de minas ilegales, y no solo de carbón, también de oro, coltán y otros minerales. Que una prioridad del gobierno es intensificar su explotación. Que según algunas informaciones los guerrilleros que vio serían del Ejército de Liberación Nacional, guerrilla fundada, entre otros, por dos sacerdotes

–Camilo Torres y Manuel Pérez- vinculados a la Teología de la Liberación. Durante décadas el ELN no utilizó el narcotráfico como medio de vida. Su actividad se centró en las zonas mineras y petroleras, defendiendo que la explotación de los recursos no se entregara a multinacionales.

En 2.013 un informe de la organización Nuevo Arcoiris estableció que el ELN “se ha posicionado como cuidador de cultivos de coca e intermediario en el desarrollo de la minería ilegal”. Un lenguaje demasiado opaco con demasiados interrogantes. El caso es que Abraham removió cielo y tierra tratando de averiguar quiénes eran los dueños de la mina sin conseguirlo. Ante esa pregunta el muro de silencio era impenetrable. Dos cosas aprendió: la primera, que las FARC y el ELN no eran lo mismo. Para la última, el control de los recursos en manos nacionales era asunto prioritario, por eso negociaba aparte con el gobierno. La segunda, que la producción minera está basada en la explotación humana y volcada en la exportación.

¿Quién blanquea estás operaciones?

Hace 14 meses un abogado y empresario colombiano me aseguró en Madrid que el gobierno estaba convencido de ganar el referéndum sobre el llamado proceso de paz con las FARC. Que Santos tenía el apoyo de personajes claves de la política mundial, y que el premio Nobel de la paz ya estaba negociado. Aquel abogado sabía lo que decía. Acertó de pleno con lo del premio Nobel.

En cuanto a los personajes relevantes intuí que se refería a Toni Blair, al propio príncipe Carlos de Inglaterra y a todo lo que ambos representan: el control de las finanzas mundiales que siempre han seguido en manos del imperio británico a través de la City londinense. No olvidemos que Wall Street es un apéndice de la City y no al revés.

No hay duda de quiénes se encargarán de blanquear la producción minera ilegal. Estas maniobras coinciden con la urgente necesidad de inyectar dinero al sistema bancario occidental, absolutamente zombi. Sin las actividades criminales e ilegales ya habría colapsado.

De ahí el interés en legalizar la marihuana y convertirla en un producto chic. La cantante Rihanna ha sido la primera prescriptora elegida por las élites para convencer a los pobres mortales que vivir enganchados a la marihuana es maravilloso. Ahí jugarán un papel clave las FARC. Cuando se ratifique su acuerdo con el gobierno–fallido de momento por el inesperado no del referéndum- controlarán grandes extensiones del país que se dedicarán al cultivo de esta planta. La estrategia de márketing ya no será introducirla ilegalmente al lumpen, no. La legalidad de su consumo permitirá dirigirse de lleno a las clases medias. Los arietes ya no serán los Rollings, estamos en una época blanda donde se impone la vaselina. Corresponde ahora a las Rihannas o Beyonces de turno (preferiblemente mujeres), como símbolo del “empoderamiento” femenino.

Rihanna ha creado una línea de productos exclusivos de marihuana. Beyonce bautizó a su hija con el nombre de Blue Ivy (hiedra azul), una clase de marihuana, disparando sus ventas.

El ambiente en los conciertos de Rihanna está tan cargado que la cantante británica Adele dudaba si asistir a alguno por temor a dañar sus cuerdas vocales.

El pop-rock en inglés está definido estratégicamente como el arma principal de influencia en los jóvenes y adolescentes del mundo entero. No me cansaré de repetirlo.

Inexplicablemente Maduro se hace el loco sobre las condiciones de sus compatriotas en las minas colombianas. La mano de obra barata y desesperada de los trabajadores venezolanos le viene de maravilla a Santos y sus patrocinadores ¿Podría existir cierta colaboración entre ambos más allá de discursos aparentemente inflamados para la galería? No lo sé. En determinados ambientes relacionados con la geoestrategia no se descarta.

Abraham regresó a su casa. No puede dejar de pensar en lo sucedido con Adán y Carlos. Me llegó su historia a través de amigos comunes.

 

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com

PD: Os dedico La tierra del olvido, de Carlos Vives.

https://www.youtube.com/watch?v=8jtfXHadYIE

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18 COMENTARIOS

  1. Extraordinario y dramático testimonio.

    Realidad de calidad. No aparece, compromete y rompe los esquemas.

    Y un pueblo sufriente, que es constante histórico bajo el imperio de los intereses disfrazados de ideología.

  2. Excelente, fidedigno e interesantísimo artículo que pone en evidencia una aciaga realidad.
    Lamentablemente, la minería ilegal en Colombia ha desplazado el negocio de la cocaína por su alta rentabilidad y escaso riesgo de penalización.
    Esta minería ilegal se practica en zonas de comunidades negras e indígenas en su gran mayoría.
    En la minería ilegal hacen acto de presencia las bandas criminales ligadas al tráfico de personas, la explotación sexual y el lavado de grandes cantidades de dinero.
    El problema, en Colombia, está en que existe una muy peligrosa relación entre minería ilegal y legal, así como una complicidad de algunas entidades del Estado con la minería legal e ilegal.
    Aquí en nuestro país, las grandes empresas mineras acaban extrayendo los minerales en países que no cumplen los elevados requisitos medio-ambientales y de seguridad exigidos por la UE porque nuestras administraciones son un obstáculo considerable que hacen desistir a las empresas, retrasando la tramitación de los proyectos.
    Debemos reflexionar ya que no es ético que los problemas los soporten los países menos desarrollados y que los beneficios los disfrutemos los más desarrollados…

  3. Siento un inmenso vacío comprobando día sí y al otro también que los ideales pueden ser manipulados y no ser reales, en una anécdota Don Miguel de Unamuno dejó y contesto, yo soy más sabio que Aristóteles, el sólo decía que » Sólo se que no se nada», es cierto, pero yo afirmó – decía Unamuno- » Que Sólo se que no se nada, pero yo además afirmó que los DEMÁS no saben también NADA «. Por eso este vacío.
    No sabemos nada de nada de lo que ocurre.

  4. Se me ha puesto un nudo en la garganta ¿Es posible que esto pueda pasar? ¿A quién dan los premios Nobel, a los sinvergüenzas de la tierra?
    Felicidades por el artículo.

  5. Aparte de la situación vergonzante de los mineros, no debe pasarse por alto el tema de la legalización de la marihuana utilizando a superfiguras del pop como reclamo publicitario. Está claro que buscan alienarnos de todas las formas posibles. Desafortunadamente, los seguidores de las Rihannas de turno sentirán que son inmensamente libres ¿Hacia dónde vamos?

  6. Soy de Colombia y vivo en España, Ciudad Real. Mi país es maravilloso con gente amable y alegre. Desgraciadamente estas cosas pasan y no es nueva, lo mismo con la acumulación de tierras mediante el desalojo forzoso de sus propietarios, esto pasa desde la independencia, no deja de ser curioso, con la independencia comenzó el saqueo de los campesinos, nadie lo dice porque esta mal, pero es así. Me entristeció el artículo, pero es verdad.

  7. Excelente artículo y aunque desgarrador muy cierto, y es que lamentablemente los gobiernos hablan de desarrollo del país, aunque oculte lo oscuro de tal fin, el “boom” minero que venía desarrollándose en Colombia se hizo público con el anuncio del presidente Juan Manuel Santos de hacer de la minería una de las locomotoras del desarrollo que, llevaría a la supuesta “prosperidad de todos, más empleo, menos pobreza y más seguridad” (en su Plan Nacional de Desarrollo, 2011). El Gobierno insistió en la necesidad de consolidar la minería a cielo abierto y a gran escala para el desarrollo del país lo que ya se adelantaba en el «Plan Nacional de Desarrollo Minero y Política ambiental Visión Colombia 2019” del gobierno del presidente Álvaro Uribe.
    El auge de la gran minería en Colombia es parte de una estrategia transnacional que busca aprovechar la alta demanda internacional por minerales, explotándolos en los países del tercer mundo para alimentar la industria de los países centrales o de la grandes economías emergentes que producen bienes manufacturados de alto valor agregado, reprimarizando las economías de los países mineros en contra de las posibilidades de industrialización.
    Colombia se inserta así a las nuevas formas de desarrollo del capitalismo y las decisiones (como siempre) se toman en ámbitos internacionales.

    El desarrollo minero actualiza los históricos problemas agrarios de la tierra y del desarrollo rural que no se han resuelto en el país. Colombia ha sufrido y se mantiene como un país impactado negativamente en su historia por tres “tsunamis”:

    El de la concentración, propiedad y uso de la tierra;

    El de la producción, transformación y tráfico de la cocaína y, ahora,

    El de la minería.

    Los tres tsunamis, en la actualidad, se dan al mismo tiempo con todo su peso
    y perversidad.

    Bella la canción y acertada para la ocasión, me gusta tu forma de narrativa, la verdad que engancha

  8. Si alguien no lo remedia, se avecina otra etapa oscura donde el consumo de drogas será promovido como una liberación.

  9. Santos, como la mayoría de sus predecesores, no es más que un niño mimado de las élites colombianas, educado de manera elitista con la intención de colocarlo donde está (así funcionan). Los Uribe siguen siendo los dueños del país y, como bien dices, lo de las FARC no tiene nombre.

    Algo conozco in situ.

  10. ¡Virgen Santísima¡ Faltan los marcianos y un virus, y tenemos la esquizofrenia completa. ¡Menudo guiso de menudillos! Lo blanco es negro, pero azul, pero gris, pero blanco, pero vale… En fin.

    • Por cierto, y perdón por el espoiler, según el articulista la culpa de la muerte de dos mineros venezolanos es de Rihanna y Beyoncé porque fuman mucha marihuana.

      • Regular interpretación, Censor. Yo no lo he leído así por ningún sitio.

        Lo que sí digo, y eso que soy de los que están a favor de la liberalización del consumo para terapia, es que la gente más joven tiene poco control y, en Ciudad Real, es increíble al nivel que están llegando algunos en el consumo de marihuana.

        Eso le viene bien a quienes mandan. Mejor «agilipollaos» que vigilantes ¿No? Anda que no hay novelas sobre el asunto…El Mundo Feliz, de Aldous Huxley…

        http://www.taringa.net/posts/arte/17867929/Drogas-y-literatura-20-novelas-para-flipar-un-rato.html

      • No, Censor. Yo tampoco he leído nada de eso. Permíteme compartir algo. Quizá no nos demos cuenta, pero la droga está volviendo a la sociedad, a nuestros jóvenes, al igual que sucedió en los años 70 en España. La diferencia es que esta vez vuelve con bombo y platillos y, bajo mi punto de vista, el artículo está muy acertado en poner el foco en una triple relación: 1) crisis terminal del sistema financiero. 2) blanqueo de actividades ilegales y criminales junto con el blanqueo de algunas actividades, antes ilegales, como el consumo de drogas, para estimular su consumo
        3) papel de las figuras del pop/rock anglosajón.

        • Donde puse «blanqueo de algunas actividades, antes ilegales….», quise decir, legalización de algunas actividades, antes ilegales.

          Gracias

      • Ay Censor, yo que pensaba que todos en España sabíamos leer, en ningún lado he leído lo que tu, jejeje no veo a Rihana ni a Beyoncé en unas minas, si leemos extremis…., la verdad no tenemos que irnos muy lejos para ver como se va introduciendo la droga poco a poco en la vida de nuestros amigos y conocidos y para muestra un botón: Hace años desde el Gobierno vasco se estaban planteando la legalización y regulación de los clubes de cannabis en Euskadi. Para ello, se creó una Ponencia específica que ha dado como resultado la aprobación de la nueva Ley de Adicciones. En ella, se prohíbe fumar en los estadios y se restringe la venta de botellas por la noche, para limitar el botellón. Sin embargo, se podrá seguir bebiendo en la calle, entre otras cuestiones. Además, se ha dado un pequeño paso en el consumo legal de cannabis en clubes especializados y regulados. Y es que Euskadi sigue siendo una de las regiones de Europa con mayor consumo de marihuana.

        • Rosa ya me explico que las ikastolas no tenían sólo la culpa de tanto filoterrorista.

          También puede explicarse por su carácter de por sí belicoso. Resistieron a los romanos, se volvieron carlistas, y ahora lo siguen siendo sustituyendo a Dios por la patria vasca. Perdieron sus guerras y la posibilidad de vasconizar España. Curiosamente algo parecido a los catalanes,cuando se perdieron las provincias de ultramar (nosotros no tuvimos colonias) y se esfumaron sus negocios de monopolio textil, surgió el nacionalismo.

          Al poder siempre le ha interesado tener drogados de mil formas a sus pueblos.

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