El Real Madrid

Marcelino¿Qué sucedió en el vestuario durante el descanso de la final de la Liga de Campeones? Algo pasó. Gracias a ello el Real Madrid jugó un segundo tiempo memorable.

Miré, repasé una y otra vez la grabación del encuentro. Observé el comportamiento de los jugadores de ambos equipos en la primera y segunda parte. Me comporté como una especie de historiador, tratando de encontrar explicación a los acontecimientos mediante un sesudo análisis documental.

Entonces rememoré mi etapa adolescente, cuando viví la experiencia de jugar en los infantiles del Real Madrid.

Jugaba de interior derecho en el equipo de fútbol de mi colegio. Un día, un desconocido me hizo una seña desde la banda mientras jugaba un partido de una liga intercolegial.

-¿Te gustaría presentarte a una prueba para el Real Madrid?

Yo no entendía bien lo que quería decir. Toda mi atención estaba en ganar aquel partido, por cierto, con el rival más duro de toda la competición: el colegio de huérfanos de la policía.

Entendida la pregunta, respondí:

-¡¡Por supuesto!! –Dejé mis datos al hombre en cuestión y al cabo de uno o dos meses –no recuerdo bien- recibí una carta convocándome a la antigua ciudad deportiva del club en el Paseo de la Castellana de Madrid.

¡Lo de la prueba era en serio!

Yo vivía al otro extremo de la ciudad. Hice el camino andando. Unas dos horas y media de ida y algo más de vuelta. No dije nada en casa para curarme en salud, no fuera a ser………..Uno tenía su orgullo y si no era seleccionado, nadie excepto yo lo sabría.

Éramos una multitud envueltos en una polvareda. Las pruebas se realizaban en campos de tierra jugando unos contra otros ¿Cuántos seríamos en cada equipo? No lo sé, y nunca lo supe. Desde luego, muchos más de once contra once. Abarrotábamos unos 15 campos diferentes. No jugué más de cinco minutos. Lo de jugar es un decir. El afán de aquel enjambre era conseguir tocar bola y tejer alguna floritura digna de ser tenida en cuenta por nuestro observador. Conseguí un par de controles orientados con regate incluido. En el segundo tuve, además, la fortuna de esquivar una pierna empeñada en hacer de segadora. La habilidad en el salto hizo sonreír al ojeador y me sacó de aquel hormiguero. Confirmé mi edad.

¡Había sido escogido!

Nunca olvidé –ni lo haré ya, espero- las palabras del entrenador el día de mi bautismo de fuego con la camiseta del Real Madrid. Después de darnos una bienvenida cariñosa nos puso a pelotear un rato; él con nosotros. Cuando entendió que se había roto el hielo, nos sentó en el campo y nos preguntó cómo nos encontrábamos y si nos gustaba estudiar. Todos asentimos con diferente convencimiento. De forma muy natural nos llevó de la mano para intercambiar algunos nombres de personas históricas dignas de admiración. Después nos dijo, más o menos, algo así:

-Estáis aquí porque seguramente os gusta el fútbol y seguramente tenéis talento. El fútbol se puede jugar en muchos sitios. Formar parte de la historia es otra cosa. Para eso está el Real Madrid ¿Cómo se consigue jugar en el Real Madrid y ocupar un lugar en la historia? Siendo cada día mejores y haciendo mejores a vuestros compañeros de equipo.

Cuando terminó aquel entrenamiento, ya no volví a sentir al Real Madrid como un club estupendo para jugar al fútbol. Era el lugar donde labrarme un sitio para la inmortalidad, como los grandes marinos españoles a quienes siempre admiré. No estoy bromeando ni exagerando. Fue así.

Por motivos ajenos a mi voluntad y a la de mi entrenador, la aventura futbolera duró menos de lo deseado. Sin embargo, las palabras de aquel perduraron hasta hoy.

Decía Confucio que son los símbolos los que dominan el mundo.

Y el valor de los mismos se lo da el peso de la historia, agrego yo, con el permiso del maestro.

No me cabe la menor duda que en el descanso del partido de la última final de la Liga de Campeones, las palabras de mi entrenador sobrevolaron el vestuario del Real Madrid.

Independientemente de la nacionalidad de cada uno, de su prima, de la segura revaloración mercantil con un nuevo trofeo en cada palmarés, la fuerza motriz que disparó lo mejor de cada integrante del equipo fue el símbolo histórico inmortal que es el Real Madrid.

Cuando los jugadores de la Juventus vieron salir al Real Madrid en la segunda parte encarnando la potencia de su simbolismo fueron incapaces de repetir la actitud de su primer tiempo. Eran ilustrativas las voces de su entrenador incitándolos a adelantar líneas. Los jugadores se negaban una y otra vez. Eran incapaces de obedecer. No pudieron con el peso de la púrpura ajena. Lo contrario que al Real Madrid. La púrpura que les lastró en la primera mitad les dio alas en la segunda.

Por primera vez, Cristiano Ronaldo olvidó su divismo y combinó en sus declaraciones el “yo” tradicional con apelaciones al Real Madrid eterno. Este gran jugador entendió que pasará a la historia del fútbol; pero de no haber estado en este Club posiblemente no lo hubiera conseguido, y eso aunque su calidad hubiera sido la misma e, incluso, mejor. Ferguson, su mentor, también lo sabe.

¿Las declaraciones de Zidane……..? Real Madrid, una y otra vez.

Grandes hombres construyen las leyendas y, estas, a su vez, forjan grandes hombres. Algo que no entendió Mouriño, pues concibió su estancia en el Club como un paso más en su endiosada carrera.

Dentro de unos años, cuando Cristiano y otros de los campeones de ahora observen sus trofeos, verán su imagen mezclada con las de DiStéfano, Gento, Puskas, Rial, Pirri, Amancio, Sanchís, Raúl, Hierro, Mijátovic…..Y ese será su mayor orgullo. Haber hecho historia recogiendo el testigo de quienes les precedieron.

Las leyendas continúan así, cuando los seres humanos de carne y hueso que las encarnan en cada época se sienten parte indisoluble de la herencia que recibieron y se conjuraron en perpetuar.

Enorme ejemplo para los pueblos.

¡Enhorabuena, campeones!

¡¡¡Enhorabuena, Real Madrid!!!

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com

PD: Como no podía ser de otra forma os dedico el nuevo himno del Real Madrid con Plácido Domingo.

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9 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena a los madridistas.

    No soy madridista ni antimadridista. Y el fútbol me gusta a ratos, pero vi el partido y el Madrid hizo una segunda parte inmejorable.

    Respecto de mi apego a un equipo, mantengo la imborrable visión durante mi infancia del escudo que gobernaba la cantina del pueblo a la que mi padre solía llevarme, el del Athletic Club de Bilbao, el equipo de los viejos le llaman. Aún en mi pueblo sigue habiendo peña.

  2. El Real Madrid se ha convertido en el mejor Club del mundo.
    Existen diferentes maneras de llevar la tropa al combate. Se puede hacer como Alejandro Magno, yendo delante y repartiendo mandobles. Como Nelson, haciéndose ver en el puente de la nave con sus mejores galas o como Napoleón, a lomos de un brioso corcel y visible desde todas las líneas.
    También, y eso es lo que la tecnología ha impuesto, existe la posibilidad de mandar a los tuyos a sufrir y luchar desde un remoto despacho, con aire acondicionado y catering.
    El estilo que me gusta es el del semidiós griego, pero sea cual sea la fórmula y si el jefe pretende ser mínimamente respetable, debe asumir ‘el peso de la púrpura’.
    ¡Hala Madrid y nada más!…

  3. También podíamos hablar del arbitraje vergonzoso y parcial que sufrió el Bayer en el partido de vuelta con varios goles en fuera de juego expulsiones y demás como dijo el Kaiser no he visto nada igual en 40 años.

  4. A D. Marcelino veo que le gustan las alegorías, y le alabo el gusto.
    Pienso que con el ejemplo del Real Madrid lo que de verdad trata es hacernos ver la importancia de los símbolos en la vida, así como el peso de la historia.

    En fin que si los pueblos, en concreto el español, hiciera como el Real Madrid, es decir, cultivar su orgullo de pertenencia, seríamos la repera. Porque, así y todo, lo somos, despotricando siempre en nuestra contra y tiran piedras contra nuestro propio tejado.

    En una palabra, sustituyamos Real Madrid por España. Actuemos como este club y veremos lo que seríamos capaces de conseguir.

    • Si sobre todo el orgullo en la actitud y desplantes, incluso forcejeos e insultos de los jugadores con los aficionados en el campo…que deja retratados los valores del club, a mi gentuza así no me representa y, menos compararlo con lo grande que ha sido nuestra nación España a lo largo de los siglos y, sin ayudas de otros…ya sabes lo que te digo 😉

      • Seguramente no eres madridista. Lo cual no es ningún delito. Ahora bien, yo no vi nada parecido a lo que comentas. Esa es la verdad.

  5. Felicidades a todos los madridistas. Justa victoria y equipazo.

    Pero, me quedo con una reflexión: para hacer una buena celebración, creo que mujeres y colectivo LGTB del Madrid, deberían ir a Dubay a celebrarlo ante la sede central de Fly Emirates, cuyo dinero financia al equipo merengue. Ahí lo dejo.

    Para que nadie se me escalde y se cabree, lo mismo dije en su día de Qatar Airwais.

    Y NO es que tengan la culpa los aficionados, simplemente, no se preocupan en buscar quién financia a sus equipos y qué respeto tienen hacia la diversidad.

    Yo no me pondría una camiseta con un I Love Gürtel, I Love Eres, I Love Púnica… o las fotos de González, Chaves, Griñán o Fabra. Ni una camiseta con el emblema de la Falange o de la gallina Caponata en la bandera de España. Por lo tanto, los aficionados deberían valorar si llevar una camiseta de Fly Emirates o Qatar Airwais, compañías públicas pertenecientes a gobiernos que azotan y matan a mujeres y LGTB, que cortan manos o ahorcan con grúa en las calles son dignas de representar a algo que aman tanto…

    • Estoy de acuerdo solo en parte. Que se vayan a Dubai, pero nada más que los gerifaltes que manejan los chollos de las subvenciones de los colectivos LGTB. Que se vayan y se queden allí. A ver si dejan de manipular a los LGTB normales y corrientes y vivir a costa de ellos.

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