Los cultivos leñosos, como el pistacho, que diferencian la calidad y origen de los productos de Castilla-La Mancha, incrementan su superficie

El número de hectáreas de cultivos leñosos se ha incrementado en Castilla-La Mancha durante los últimos años, algo que implica que los agricultores están enfocando su actividad productiva, la rentabilidad de sus explotaciones, hacia este cultivo “que permite diferenciar el origen y la calidad del producto”, aportando valor añadido y diferenciándolo del resto en los mercado nacionales e internacionales como “marchamo” de las 43 figuras de calidad existentes en la región.

El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, ha presidido esta mañana el Comité de Dirección de la Consejería de la que es titular y en el cual se ha dado un repaso a la actualidad del sector agrario y agroalimentario de la región.

Entre estos asuntos se ha valorado el crecimiento de cultivos como el pistacho, con 22.000 hectáreas en Castilla-La Mancha, el almendro o el olivo, así como el viñedo, donde la región ha sido la más beneficiada en la última concesión de derechos administrativos de plantación de viñedo, porque los agricultores así lo han decidido.

Martínez Arroyo ha resaltado que los cultivos leñosos, además, precisan de menos aporte de agua para su rentabilidad que los extensivos, en un momento, en el que también se ha analizado  en este Comité de Dirección la situación del campo ante la falta de lluvias y la preocupación de los agricultores, tanto de cultivos de secano, como de regadío, ya que si no llueve pronto, supondrá que se utilice más agua y ello implicaría un incremento en el coste de las explotaciones y además, tendría repercusión en los acuíferos.

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