Un siglo del sistema de pensiones (y 3)

Las primeras iniciativas del franquismo relativas a la Seguridad Social fueron el Seguro Obligatorio de Enfermedad (BOE, 27.12.1942) y el Seguro de Vejez e Invalidez o SOVI (BOE, 5.5.1947). Pero es preciso recordar que en julio de 1936, cuando empezó el golpe de los militares africanistas, estaba en la mesa de las Cortes un proyecto de ley para establecer el Seguro Obligatorio de Enfermedad que, obviamente, no pudo aprobarse.

Por fin, en el año 1963, el régimen autorizó la Ley de Bases de la Seguridad Social (BOE, 30.12.1963), con el fin de implantar un modelo unitario, cuyos principios figuraban en la Ley General de la Seguridad Social (BOE, 22.4.1966). Pero realmente el sistema tuvo muchas limitaciones, que intentaron arreglarse con la Ley de Financiación y Perfeccionamiento de la Acción Protectora de 1972. Sin embargo, también fracasó. Es verdad que amplió la asistencia, pero no se aprobaron los mecanismos necesarios para la financiación de los servicios.

1971

O sea, Franco no creó la Seguridad Social, que ya tenía más de medio siglo de recorrido, y se puede decir que su sistema fracasó. Felipe Soler Sabaris, por ejemplo, proporcionaba unos datos referidos a 1968 que muestran la realidad (Problemas de la Seguridad Social española, 1971). Dos comparaciones entre los países desarrollados y España lo atestiguan. La proporción entre gasto sanitario y renta “per cápita” estaba establecida en un 5 por ciento y en España era de 1,8. La relación de gastos de hospitalización y renta nacional era en esos países del 2,5 por ciento y en España tan sólo de un 0,7. También se puede apreciar en las tablas que acompañan a este artículo sobre porcentaje dedicado a la Seguridad Social y su relación con la Renta Nacional o porcentaje de población acogida a la Seguridad Social.

Es posible recordar asimismo el informe independiente elaborado en 1967 por Fraser Brockington, catedrático de Medicina en la Universidad de Mancherter, quien indicaba que no existían consultas de especialidad, ni consultas para cuidado prenatal, protección de la infancia, enfermedades venéreas o enfermedades pediátricas más que en las capitales de provincia. El médico también constataba “el fracaso de la Escuela Nacional de Sanidad en lo que respecta a la formación y a la investigación en Salud Pública” y alertaba sobre el “desierto estadístico”, que impedía conocer el estado real de la sanidad en España, Además, decía, que brillaban por su ausencia “los principios de la medicina social y preventiva” (El País, 6.7.2018).

Por tanto, hasta la llegada de la democracia, tras la aprobación de la Constitución, no se configura el actual sistema de Seguridad Social, digan lo que digan los propagandistas del franquismo y sus Grandes Medios de Persuasión y Propaganda (GMPP). Y las bases se pusieron con el Decreto Ley 39/1978 del 16 de noviembre (BOE, 18.11.1978), con la creación de organismos como Instituto Nacional de Seguridad Social, Instituto Nacional de Salud, Instituto Nacional de Asistencia Social, Instituto Nacional de Empleo, Instituto Nacional de Enseñanzas Integradas, Instituto Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo, además de Tesorería General de la Seguridad Social. Evidentemente, durante las décadas siguientes tuvieron lugar diversas reformas para intentar perfeccionar el Sistema.

No obstante, es preciso recordar que el gasto social en España está por debajo de la media europea, cercana al treinta por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). España, por su parte, gasta cerca del veinticinco, unos cinco puntos menos que la media europea. Está claro que todos los países de nuestro entorno, a pesar de las milongas que cuentan los GMPP, invierten más en protección social. Hasta Portugal y Grecia, con profundas crisis económicas, destinan una mayor proporción de su PIB a gastos sociales. Claro que en esos dos países, en su momento, los dictadores no murieron en la cama y las fuerzas conservadoras y económicas se moderaron un poco. Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Italia o Países Bajos gastan cerca de un tercio de su PIB.

Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia

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7 COMENTARIOS

  1. Artículo 28º del FUERO DE LOS ESPAÑOLES (1945)

    «El Estado español garantiza a los trabajadores la seguridad del amparo en el infortunio y les reconoce el derecho a la asistencia en los casos de vejez, muerte, enfermedad, maternidad, accidentes del trabajo, invalidez, paro forzoso y demás riesgos que pueden ser objeto de seguro social».

    El Franquismo desarrolló la Seguridad Social.

    El comunismo se la carga (como en Venezuela) y el socialismo la arruina.

  2. Lo que no cuenta fray Isidro (no se ofenda por la chanza), como buen propagandista que es y sin embargo historiador, es que esa precaria dotación económica que tuvieron las leyes franquistas de protección social hay que agradecérsela a las democracias liberales y sus aliados comunistas. En España no hubo un Plan Marshall que pagara la reconstrucción de un país, incluida la construcción de un sistema de protección social.

    Como digo, hay que dar las gracias a Inglaterra, EEUU, Francia… y demás democracias por querer matar de hambre a los españoles al acabar la guerra mundial, con un bloqueo económico que ríanse ustedes del bloqueo a Cuba. Democracias que habían sido colaboradoras del régimen nazi (Francia, Holanda…) y ahora se aliaban con Stalin en su bloqueo económico a España, incluidos los benéficos useños. Gracias al sacrificio de los españoles y la ayuda de Argentina se pudo salvar aquel trance.

    Y precisamente a partir de los años sesenta (fin del bloqueo y de la autarquía, apertura económica, desarrollismo, pantanos y refinerías que tampoco hizo Franco según fray Isidro, etc.) España alzó la cabeza y comenzó la implantación de un sistema de protección social. Y todo, como ya dije en anterior comentario, GRACIAS AL TRABAJO Y AL SACRIFICIO DE LOS ESPAÑOLES Y AL RÉGIMEN FRANQUISTA.

    A nadie llama la atención que diga el articulista, que justamente en julio del 36 había en la «mesa de las Cortes un proyecto de ley para establecer el Seguro Obligatorio de Enfermedad que, obviamente, no pudo aprobarse». Si en vez de hacer la revolución con leyes totalitarias como la ley de defensa de la República, o dar golpes de estado como en 1934, o pucherazos como en las elecciones de febrero del 36, se hubieran dedicado a organizar una seguridad social en condiciones, nos hubiéramos ahorrado una guerra, mucho dolor y cuarenta años de franquismo. Y por supuesto, tendríamos un sistema de protección social, envidia de todas esas democracias a las que no debemos nada. Bueno, ahora sí. Ahora les debemos el 140% del PIB en deuda pública. Ahora nos tienen donde siempre han querido.

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