De encinas y otros iconos que se nos caen

Antonio Carmona.- Ya pasaron aquellos tiempos en los que un cargo provincial importante organizaba alguna montería, para invitar a algún personaje de la élite gubernamental o al Caudillo en persona.

A ver si así caía en gracia y lo destinaban a cualquier otra área nacional que no fuera la provincia de Ciudad Real, esa porción de España Profunda carente de atractivos (así la percibían ellos y muchos de sus propios habitantes). Luego llegó la democracia y no se sabe qué vientos trajeron a unos nuevos potentados que se encontraron aquí con la horma de su zapato. Ningún lugar como éste para instaurar una República Independiente con sus propias leyes tácitas, no escritas, pero que nadie se atreve ni a toser (ríete tú de los secesionistas catalanes y del Peñón de Gibraltar) a la que se llega por unos caminos de banda ancha y que ha sabido cómo cortar, cuando no literalmente borrar los caminos públicos (antiguo camino de Ventillas, hoy llamado del Ojuelo, camino de El Hoyo al Centenillo y muchísimos más que no cabrían en este artículo), siempre bajo la indiferente (cuando no cómplice) mirada de autoridades locales y, lo que es aún más grave, de los propios moradores.

España se vacía, sí, y hay quien lo está celebrando. Apenas queda alguna vía pecuaria o alguna rutilla turística para caminar libremente en una de las provincias que cuenta con más hectáreas de bosque mediterráneo y dehesa. A veces te cruzas en el campo con una línea de alta velocidad o una autopista que une dos polos de la España Llena, dejando en sus inacabables márgenes una inmensa desolación vallada. Ahora, después de décadas de dejadez, en algunos pueblos se están dando cuenta de que se han quedado sin caminos, que esos caminos les conducían a través de su patrimonio histórico y paisajístico.

En pocos lugares de España ocurrirá que para viajar entre dos de los pueblos más bellos de Sierra Morena (Fuencaliente y Solana del Pino) tengas que multiplicar por cuatro los kilómetros que realmente los separan. Pero hemos pasado por unas generaciones de población rural en la que muchos de sus habitantes (incluidos los más jóvenes o especialmente ellos) no han sabido o no han podido encontrar más aspiración que la que te ofrece la barra de un bar, ni más perspectiva que la que se ve a través de la mirilla de una escopeta. No es de extrañar que otros muchos estuvieran deseando huir de ese ambiente tan poco halagüeño para sus hijos.

Se ha caído una gran encina milenaria en el Valle de Alcudia, que en realidad era un icono de nuestra tierra. Pero son muchas cosas más las que se caen por nuestros campos. Cualquiera que los patee con cierta regularidad sabe que se “caen” los letreros y paneles indicativos. Por aquí no queremos extraños que molesten. Se caen, en definitiva todas las esperanzas y expectativas de una manera de entender y disfrutar nuestro mundo rural que no sea la que durante las últimas décadas la está llevando a su extinción. Si queremos seguir vaciando esa España, solo hay que seguir haciendo lo mismo que se ha estado haciendo hasta ahora, es decir, mirar hacia otro lado.

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6 COMENTARIOS

  1. No se puede decir tanto con menos palabras.Extraordinario artículo y magnífica reflexión.

    Pd.Desgraciadamente un oasis dentro del páramo en el que se ha convertido MiCiudadReal, que ya no es más que un cruce de comentarios y acusaciones entre anónimos, personajes con afán de notoriedad y de donde de cualquier noticia se saca una polémica para atacar al contrario. Ojalá más artículos como estos y menos Hobbes, Ángel Manuel y Charles,que han conseguido monopolizar los debates y aburrir a los lectores. Dicho sin ánimo de ofender,solo con la voluntad de construir.

    • la culpa de la cospedal y tal ya tal…por el valle de lagrimas que el pp….y tal tal. en fin, es lo que hay.
      charlll, porque no te vas a vivir a la españa vaciada, por ejemplo, puertollano: vaciada y robada.. Y tal y tal

  2. Lo que pasa en Ciudad Real, con el cierre de caminos públicos y el gusto por las vallas, no lo he visto en ningún lugar de España.

    Aquí de un día para otro te encuentras que un camino que usabas le han puesto una puerta (luego denuncia si quieres, que con lo lenta que va la justicia cuando se pronuncie ya habrá desaparecido el camino).

    Vallan lagunas, rios, y labran los caminos e incluso hasta las cunetas de las carreteras, parece que todo el campo es poco para algunos (y eso que ellos mismos los tienen que usar).

    ¿Donde quedo la figura del guarda de caminos?, tal vez deberíamos volver a ponerlos por que entre los fuegos a deshora, los pozos ilegales y los «asalta» caminos más parece la ley de la selva que una región europeo.

  3. hola gracias por traer estos recuerdos a mi memoria, por desgracia para mi aun no conozco la tierra donde mi padre vino al mundo, el Gaspar Lopez Fernandez es de Solana del Pino, y me contaba todas esa verdeas y caminos que el recorría a diario en el 1941 se trasladaron a la sierra de la provincia de Córdoba, en la zona de La Venta Del Charco (Cardeña) donde contrajo matrimonio con Francisca Cano Triviño mi madre,

    Me encantaría tener a mi padre en estos momentos, para que el os contase tantas y tantas historias que a mi me contó en mi juventud,

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