Músico callejero y artista circense, Alberto Marina alegraba esta mañana con sus notas de flauta el ir y venir de viandantes por la calle Postas. Este ciudadrealeño viaja de aquí para allá con su arte y, de cuando en cuando, se deja caer por su tierra. Interpreta versiones de canciones “conocidas”, con las que ha grabado un disco instrumental.
Unas veces músico, otras, malabarista, o las dos cosas a la vez. Autodidacta, lleva quince años en la música. Toca la flauta, la guitarra o el piano, pero prefiere el instrumento de viento porque es “más pequeño y mejor para viajar”. Ha tocado en bandas locales, principalmente de rock, y ha formado parte de algunos grupos y asociaciones de circo, pero su vida errante le impide tener continuidad en estos proyectos. De ahí que su trabajo discográfico sea en solitario.
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