Se liquida por cierre Noel y con esta tienda se volatiliza otra parte de aquel Puertollano elegante y estiloso de americana y sombrero. Quizá haya sido Noel el máximo exponente del amor por el género en una época en que se valoraba el buen paño y los sastres y modistas de la ciudad minera se contaban entre los mejores de la provincia.
José León, quien fundara el negocio hace casi 70 años años en la calle Aduana, y después Demetrio Simancas desplegaron en los venerables mostradores el corte soberbio de trajes y complementos con la sencilla solemnidad de quien se sabe ante maravillas de la costura, conquistando durante décadas a la clientela con la cercanía de un vecino y el respeto de un galán.
En la perspectiva, el establecimiento se revela ahora como modelo de la vieja escuela del comercio: la amabilidad, la paciencia, la confidencia y la discreción, el cariño por el cliente más allá del umbral, las prendas acariciadas por manos expertas, la cinta métrica midiendo con eficacia las mangas y las perneras, el toque exacto que ajusta una corbata y remata una caída.
Había un respeto por el artículo y una querencia por las personas en estas tiendas de moda que se están perdiendo entre las crisis, los bazares de Internet y las franquicias clónicas de la economía a gran escala, verdugos de un estilo de comercio, incluso de un modelo de relación humana, en vías de extinción. Gracias, familia Simancas Monroy, por vuestro trabajo honesto.
