Una historia de mujeres

Los ejemplos de mujeres disfrazadas de hombres por razones muy diferentes pueden multiplicarse hasta la saciedad, tanto en la Literatura como en la vida real.

Ya se sabe que Concepción Arenal (1820-1893), con veintidós años, contra el criterio de muchos, empieza a asistir como oyente a las clases de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, hoy Universidad Complutense. Pero tiene que hacerlo disfrazada de hombre y con el pelo cortado. No puede completar la carrera, no hace exámenes, ni, evidentemente, logra ningún título. Y es que en aquel momento las aulas universitarias están vetadas a las mujeres y en ellas sólo hay varones.

Fuente El Pueblo (Valencia 27.10.1910)

Sus padres, Ángel Arenal y María Concepción Ponte, son miembros de ilustres familias santanderinas y gallegas, respectivamente. Claro es, la precursora del feminismo tiene un nivel económico que le permite dedicarse a cuestiones penales y jurídicas. Si las mujeres de la alta sociedad padecen situaciones de marginación podemos imaginar la realidad de las mujeres en sectores sociales bajos, en los que en ocasiones la mujer tiene que vestirse de hombre para poder trabajar. Una pequeña historia, protagonizada por Eleuteria Chacón, natural de Los Hinojosos (Cuenca), puede servir para acercarnos a esa realidad de las mujeres durante el siglo XIX y buena parte del XX.

Fuente Caras y Caretas (Buenos Aires 23.1.1926)

El día 1 de agosto de 1906 llega un carro a Tomelloso, uno de esos vehículos que sirven para hacer transportes entre las diferentes poblaciones de La Mancha, en este caso para cargar unas cajas de queso (“Un carrero hembra”, El Obrero de Tomelloso, 6.8.1906). El carrero llega a la posada y levanta sospechas. Parece ser un joven, baja estatura, cuerpo fornido, boina, larga blusa que tapa un chaleco oscuro y pantalón sujeto gracias a un gran cinturón. El posadero avisa al inspector de policía ante las dudas sobre la condición sexual del carrero. El policía, ya en la posada, interroga al joven, que dice no ser hombre, como indica el traje, sino mujer. La joven es llevada ante el alcalde y a las preguntas que le dirigen contesta lo siguiente: se dedica “á portar mercancías, con el carro y las mulas de su amo, para ganarse honradamente el pan. Que había adoptado el traje de hombre para sustraerse á la curiosidad pública y á la sospecha de la gente del camino, perjudicial para su virtud”.

También afirma que tiene dieciocho años y que desde la muerte de su madre el padre le ha dado “soga larga”, por lo que de acuerdo a sus aficiones se dedica al oficio de carrera sin hacer mal a nadie. La muchacha es puesta en libertad y se va a dar de comer a las mulas. La noticia del periódico termina con un comentario referido a la confusión en esos años entre “feminismo y masculinismo, cuyas líneas se unifican por los avances y los retrocesos de los sexos, mientras las atracciones naturales van huyendo de la voluntad humana. La gran prueba para los anti-padres”.

Fuente Heraldo de Madrid 1.4.1930

Creo que no hace falta comentario a la historia de Eleuteria, aunque sí a la expresión “soga larga”. Hay un dicho popular, “A la mujer y a la cabra, soga larga”, cuyo significado puede ser que tanto a una como a otra se les debe dejar campar a sus anchas, aunque con la precaución necesaria para que no se extravíen. En este sentido es preciso indicar que hay un buen número de dichos populares que asemejan a la mujer con algún animal o, dicho de otro modo, el refranero español es prolijo en equiparaciones entre féminas y mundo animal.

Los refranes son reflejo de una sociedad que los crea y los utiliza. Se pueden recordar algunos ejemplos de esa relación: “A la mujer y a la mula, por el pico les entra la hermosura”, “La mujer y la sardina, cuanto más pequeña, más fina”, “Truchas y mujeres, por la boca se pierden”, “Antes se queda el ruiseñor sin canción que la mujer sin conversación”, “Gallo, caballo y mujer, por la raza has de escoger”, “Rencura de perro y lágrimas de mujer: no hay que creer”,  “La mujer y la gallina, hasta la casa de la vecina” o, por recordar una muestra más, “El marrano y la mujer, más vale acertar que escoger”.

Se trata, en primer lugar, de una lenguaje machista. En segundo, de una valoración muy negativa de la mujer, comparándola con la irracionalidad animal. Además, en demasiados casos, aparece el maltrato e, incluso, su justificación. Estos ejemplos son claros: “La mujer es animal que gusta de castigo”,“A la mujer y a la gallina, tuércele el cuello y te dará la vida”, “A la mujer y a la mula vara dura” o “A la mujer y al can, el palo de una mano y de la otra el pan”.

Aunque subsisten desigualdades y violencias, la sociedad que genera esos refranes ha desaparecido, en gran medida gracias a la lucha feminista, que comienza con la Revolución francesa, aquella que lanza los lemas de Libertad, Igualdad y Fraternidad; aquella que proclama la Declaración de los derechos del Hombre y el Ciudadano.

Fuente La Voz (Córdoba 6.9.1934)

Olympe de Gouges protagoniza esa lucha al elaborar los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. Y es que la Revolución francesa no es símbolo de libertad para todos. Evidentemente, Olympe de Gougues es sentenciada y guillotinada por defender los derechos de la mujer en igualdad con el hombre. A partir de la Revolución francesa los trabajadores tratan de sumar la Justicia a la triada revolucionaria, dando lugar al movimiento obrero, y las mujeres quieren conseguir la igualdad con los hombres, desarrollando desde entonces el feminismo. Gracias a las luchas feministas desaparecen situaciones como las que empujan a Concepción Arenal a disfrazarse de hombre para estudiar o a Eleuteria Chacón a adoptar el traje de hombre para poder realizar su trabajo sin acosos o abusos. Aunque, es verdad, todavía hoy las mujeres han de soportar situaciones de violencia y desigualdad.

Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia

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3 COMENTARIOS

  1. ‘Si no puedes con tu enemigo, vístete como él’. Y así lo hicieron muchas mujeres para poder desarrollar su vocación, cumplir su sueño, luchar por una causa o realizarse con un trabajo que les habían prohibido ejercer. Enhorabuena por este interesante artículo…..

  2. Y hablando de mujeres.. qué es lo que he leído por ahí de no sé qué que por lo que se ve las 13 Rosas violaban y estaban organizadas en checas? Primero hay que disculparse con la familia, sobre todo con la familia de Blanca Brisac Vázquez, que ni siquiera era socialista o comunista, y después, analizar quién era Eugenio Espinosa de los Monteros.. por favor, aunque escribo desde San Sebastián, tengo familia política (de sangre) de Ciudad Real y no me gusta que me reescriban la historia, no hagáis, después de tanto dolor, que tenga que comprarme un Delorian… desde aquí todos mis respetos a l@s comentaristas, pero, para no ser “rojos” ya estamos hartos, de verdad. Lo que fue, fue. Y nadie va a cambiarlo.

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