Otra receta contra el virus: Información, información e información

Santos G. Monroy.- La polémica suscitada por la diferencia entre los datos oficiales de Ministerio y Consejería de Sanidad sobre fallecimientos por coronavirus y los aportados por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha a través de los registros civiles evidencia algo de lo que este digital ya advirtió: la autoridad sanitaria regional debe dar un paso más y esforzarse en aportar la máxima información con todo el detalle posible.

No solo pasa en Castilla-La Mancha, y es inevitable que en este periodo de la pandemia se detecten descuadres en virtud de la disparidad de circunstancias y protocolos utilizados por las administraciones (casos confirmados, según Ministerio y Consejería de Sanidad; casos confirmados y sospechosos, según la administración de Justicia), pero el déficit informativo de la autoridad sanitaria regional en este aspecto, alimentado por el baile de cifras en las comparativas con otros estamentos, está condenado a ser yesca de polémicas, reacciones populistas, sospechas de absurdas conspiraciones gubernamentales y enfrentamiento político. Todo, en unos momentos en que lo único importante es la lucha contra el virus desde la unidad y desde la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes.

Si una de las claves para neutralizar la epidemia es testar, testar y testar para configurar una estrategia epidemiológica eficaz, no es menos determinante la información que ayude a la población a posicionarse ante la crisis sanitaria y prevenga los bulos contra los que se debaten los propios gobiernos: informar, informar e informar con toda transparencia. La información debiera ser el test intelectual de esta epidemia, y no lo está siendo.

Hablamos de crisis sanitaria global y de un desafío planetario sin precedentes que nadie vio venir, y por tanto a nadie se le pueden recriminar los lógicos titubeos y errores en la reacción ante lo desconocido. Ahora lo perentorio es salvar vidas y tiempo habrá de repasar el relato una vez superada la pandemia. Pero esto no es una guerra y por eso no hay motivo para un exceso de celo informativo. Lo que se debe hacer es explicar bien los protocolos utilizados en el recuento de datos. Se debe advertir a la población de las cautelas con que hay que tomarlos. Y se debe empeñar más esfuerzo en descender al detalle territorial.

La decisión de la Junta de Comunidades de no aportar información a escala de gerencias de área (solo se ofrecen cómputos globales a nivel provincial y regional) puede ensombrecer los descomunales esfuerzos de gestión que, con sus luces y sus sombras, está haciendo para superar este reto histórico, ya que ese déficit informativo delimita una línea de oscuridad en el ámbito más cercano, que es el municipal, y aporta más incertidumbre entre la población sobre el desarrollo de la crisis.

Este criterio, que hurta al ciudadano una parte importante de la información, recorta aún más las libertades tras la declaración de un estado de alarma que ha exigido a los españoles el supremo esfuerzo de responsabilidad de sacrificar su modelo vital. Y no solo eso: el bloqueo informativo está haciendo mucho daño a alcaldes y alcaldesas de todo signo político que son presionados por los vecinos para que informen sobre la situación, y que solo pueden responder con los hombros encogidos, sumidos en una crisis de credibilidad sin precedentes.

Están en juego vidas humanas, pero también está en juego, más que nunca, la credibilidad del sistema democrático. Información, información e información. Ahí tienen ustedes otra receta contra el coronavirus, y otra vacuna contra los discursos populistas que amenazan nuestra democracia. Ánimo a todos. Juntos saldremos de esta.

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13 COMENTARIOS

  1. Es imprescindible que haya oposición y control sobre el gobierno.

    No se pueden suspender las funciones del control Parlamentario.

    Esto no es un cheque en blanco para quienes gobiernan con poderes excepcionales y yerran una y otra vez.

    El periodismo lo hace de forma ineficaz.

    La dependencia de las subvenciones y la publicidad institucional explica la tibieza que se percibe de su función también crítica y de la necesidad de que la realidad se haga visible.

  2. Contar la verdad, o algo próximo a la verdad, sería confesar el crimen. A las alcaldesas les pediría que pusieran un teléfono a disposición de sus ciudadanos para que comunicarán los fallecimientos de familiares, para ayudar al ministro o encargado a llevar bien el número de muertos. Está bien poner un teléfono de ayuda psicológica, pero que los muertos y sus culpables tengan la memoria y la justicia que merecen tampoco viene mal. Y en cuanto a que no se podía prever, la OMS declaró la emergencia internacional por el coronavirus el 30 de enero; teníamos el precedente de Italia y solo hay que comparar los muertos en Portugal (aquí al ladito) con los de España. Iba a ser una gripecilla con algún o ningún contagio local, lavarse las manos y nada de mascarillas ni guantes. Allá usted, don Santos.

  3. En una crisis como la que nos ocupa, los Gobiernos no pueden confiarlo todo a la comunicación como tampoco todo a los hechos. Hay que combinar realidad y mensaje…..

  4. No es solo eso sr. Santos, es más que informar de recuentos, tiene que ver con información veraz en todo lo referido a la crisis. Y este gobierno no lo hace, empezando con las preguntas escogidas en las ruedas de prensa hasta hace dos días. Como leemos las medidas que van adoptando los países que están afrontando mejor la crisis, nos enteramos que los tests masivos son fundamentales. ¿Y este gobierno qué dice, o qué hace? ¿Informa de que llegó tarde al mercado, que le metieron gato por liebre, etc? Del tema de las residencias de ancianos mejor no hablar. ¿No se enteraron de que había un problema fundamental en esos espacios? ¿Autocríticas sobre las manifestaciones del 8M ? Siempre cuentan el rollo que las decisiones se toman sobre la base de las informaciones del equipo técnico? ¿Quién forma ese equipo técnico, qué plan secreto tienen que no conoce nadie más que el gobierno? ¿Qué informaron en su día, qué informan a día de hoy? ¿Eso les da para un recorte de la libertad fundamental del derecho de movilidad y nada más? ¿Qué pasa con las mascarillas? Si hay que hacer caso a lo que se ha dicho es que llegarán, o han llegado millones de ellas. Pero aquí no las ve nadie. En mi casa hay una para cuatro. Es un decir. Un desastre. Pero todavía informan que levantan sanciones a quien se salta el confinamiento, como si la culpa del desastre la tuviera el colgao o el hartao del dudoso secuestro. Han logrado convencer a la población, hasta ahora, que si no sales se soluciona e problema. Y eso es malinformar. Que venga un experto de esos equipos técnicos a decirnos si el riesgo es 1, 10 o 100, el cómo y el porqué. Nunca te lo dirán porque saben que unos pocos pueden contagiar a muchos. Siempre. Y entonces ni tendría sentido el confinamiento extremo, ni su duración. Medios y responsabilidad es la clave según los países que lo están gestionado mejor. De eso no informan, porque no saben solucionarlo. Ni ponen medios a disposición del personal sanitario y la ciudadanía, ni son capaces con un discurso no político de apelar a la responsabilidad individual. Les va más hacerse el Churchill o el Kennedy. Es política. Pero después de la política sanitaria viene la económica. Hasta ahora el supuesto equipo técnico está formado por virólogos, epidemiólogos, etc, etc.¿Y el equipo económico qué dice? ¿qué informa? ¿Nada? Que pague Europa. Pero va a ser que no. El marrón nos lo comemos solos, o casi. A ver cómo informan de eso. Y a ver si cuela entonces lo de almohadilla quedaté en casa.

  5. Las verdaderas cifras, serán las que nos digan desde los registros civiles, aunque se demoren un poco, por la gran avalancha de defunciones.
    Pero deberían contabilizar algunas semanas atrás, febrero mediados y marzo.
    Independientemente, serán las causas de fallecimiento que se indiquen, pero las sumas no van a fallar, sean covid19 o no.
    No sé si será cuestión municipal o no, pero mire el ejemplo de la edil de Tomelloso, preocupándose por sus ciudadanos e intentando informar mejor o peor, pero intentándolo.
    Pero, esto es lo que hay por desgracia.

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