Cuaderno de pandemia (15)

Manuel Valero.– Hoy es el día del hornazo en Puertollano. Deberíamos andar por ahí, como hacíamos de chiquillos, correteando por el cerro de Santa Ana, las Pocitas o la Dehesa Boyal. Nunca entendí la relación entre el dulce y el huevo. En mi discernimiento infantil un huevo cocío pintaba menos incrustado en aquella torta dulce que lo abrazaba como si lo hubiera capturado, que un farero en La Mancha.

Aún era mayor mi perplejidad cuando los veía hacer en la panadería de Madrid. Era ver a las mujeres colocar el huevo,  crucificarlo con dos gusanos de masa y aquello me parecía una salvajada, un sinsentido: ¿un huevo en una torta? Puaf. Hasta que se lo pregunté a una tía mía que era diestra en el manejo. No me supo dar una explicación con tanto titubeo, pero uno de los panaderos se acercó en su ayuda. “Ahí dentro están los hornacillos del año que viene, hala tira y deja trabajar”, me dijo.

Basta con que cualquier nimiedad te asalte de improviso y ya se pone el mecanismo de recordar a hurgar entre los recovecos de la memoria. De niño, una vez, me acerqué al pequeño zoo de las Pocitas y le eché un poco de hornazo a un águila de mirada penetrante. Ni caso hizo al dulce.

Ya no hay tanta tradición campera pero se mantiene la costumbre culinaria y las pastelerías de la ciudad eran y serán otra vez, un prontuario magnifico de huevos atados a una torta. Las había que tenían dos. Y aquello colmaba nuestra fascinación infantil. 

Este año tan redondo y enigmático es distinto. Supongo que muchas familias se lo habrán hecho en casa dado que la levadura es el otro producto más demandado en los supermercados. La gente sabe más que Lepe. Pero hay como un efluvio de melancolía hornacera este 19 de abril de 2020. Mirando la calle he pensado si algún establecimiento se acercará a la trinchera a llevar unos cuantos a los que se baten el cobre. En estas circunstancias recobra un valor incalculable el recuerdo del hornazo del año pasado, tan desavisados y despreocupados que vivíamos, sin sospechar siquiera que una enigmática nube de bichos andaba formándose en algún lugar del mundo, como una borrasca letal.

¿Cuántos días son ya? Treinta seis según la cuenta de la bitácora. Y el presidente dijo ayer que hasta mayo de momento pero con la cuerda larga para los niños. A sus órdenes, presidente. ¡Quién fuera niño! La verdadera patria del hombre. Anoche cayó una lluvia que a mí me pareció sanadora. Cualquier cosa vale para aferrarse a la esperanza y despulgarse con una buen tiritona como hacen los perros cuando salen del agua. Excepto los que se quedaron en el camino. Deberán ser recordados para siempre porque todos son de los nuestros.

En el diario El País he leído una entrevista que me ha hecho reflexionar. El entrevistado es David Quammen, el autor del libro Contagio cuya película está siendo de las más vistas en las plataformas. (Hay que ser masoquista). Pues bien, el  divulgador científico afirma:

 “Somos más abundantes (en la Tierra) que cualquier otro animal. En algún momento habrá una corrección”.

Y así titula el diario. Me impactó el aserto. Y la leí con interés, ansioso por llegar a la pregunta del millón. Y claro que estaba la pregunta como no podía ser otra manera.

“¿Venganza de la naturaleza?

Y ahí es cuando viene la confusión, al menos para este modesto lector. El señor Quammen dice que no, que no es devoto de la deidad natural, que como buen materialista darwiniano, el desequilibrio que la especia humana tan voraz y multiplicada provoca al ecosistema planetario hará que éste reaccione con pongamos una pandemia… o dos. ¿El azar, irracional, inconsciente, ajeno a toda inteligencia, pura mecánica sin alma, es capaz de percatarse de ese desequilibrio y actuar? ¿Es por un mecanismo ciego que el Planeta y toda la vida que contiene se armoniza para encontrar el punto exacto, incluso hasta el punto de reaccionar con una plaga viral aprovechando al esquilmación y la cercanía hombre-animal o animales por acaparamiento de aquel? ¿Para corregir no hay que saber que algo va en dirección errada? ¿Y para saber no es preciso el conocimiento? Ahí lo dejo que me lio.

Y luego el murcielaguito de marras. No hay animal tan apropiado para esta larga noche que ese quiróptero, al que precisamente veíamos más de niños en el Paseo de San Gregorio, girando con su sonar alrededor de la Fuente Agria, tan solitaria en estas horas. Hoy con la comodidad urbanita, uno hacía a los murciélagos en las profundidades de las cuevas, las ruinas de los campos o colgados como ahorcados en las procelosas selvas tropicales. No fue hasta hace muy poco que supimos que en Oriente suelen ser  bocado de Fu-Manchú y que como dice el señor Quamen:

   Los murciélagos viven mucho. Uno del tamaño de un ratón puede vivir 18 o 20 años. Un ratón vive uno o dos años. Los murciélagos anidan juntos en colonias multitudinarias. He visto 60.000 en una cueva, todos apretujados. La longevidad y la masificación son circunstancias óptimas para que los virus pasen sin cesar de un individuo a otro. Y otra cosa: hay pruebas ahora, aunque no es seguro, que indican que los murciélagos tienen sistemas de inmunidad que han evolucionado para ser más hospitalarios ante cuerpos ajenos.

Y luego añade que uno de cada especie de mamífero es una especie de murciélago. Bueno, uno se consuela al leer a este experto que de algún modo te despeja la duda sobre el origen de esta pesadilla descomunal , ajena a la maldad humana,  como el propio Juan Luis Cebrián incluía entre las posibilidades de las causas de la pandemia.

Un domingo más entre la sobredosis de información, videncias de futuro, algaradas políticas con la sorprendente excepción de la concejala Maestre de Más Madrid ofreciendo la ayuda incondicional al actual regente de la villa, y un día más esperando las novedades de la semana y esperando que la odiosa cifra de bajas siga en caída  porque entre todos hemos puesto un pequeño granito de arena.

Me queda desentrañar hoy el misterio del huevo en la torta. El huevo es señal de una nueva vida, el ciclo primaveral o la resurrección cristiana entre los creyentes que culminan así la celebración de la Pascua. Les aseguro que dentro del huevo duro, uno o dos, los que prefieran, no hay hornacitos chicos. Era una patraña del panadero. Pero… ¿de qué está hecha la niñez sino de inocentes y deliciosas patrañas que vamos eliminando con la ingesta de los años?

Salud y saludos y buena semana.

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67 COMENTARIOS

    • Acoso y derribo con los colaboradores que no le regalan los oídos, como lastra.

      Primero fue a Fisac, ahora a Valero, a Romera también le tiene entre ceja y ceja, cuando termine con Valero a por él irá.

      Esa es la poca educación y poco respeto a la pluralidad de opinión que tiene.

      Y mientras el medio mirando para otro lado.

      Vergonzoso.

  1. Cuando acabe todo esto quiero nos veamos cara a cara, aquí, en Puertollano, en Ciudad Real o Madrid, para debatir sobre lo que quieras pero cara a cara. Y no, no tendrás un editorial. Buena suerte

  2. Leí esta mañana esa entrevista con Quammen y me pareció la leche. Que la saques ahora aquí me lo reafirma.

    Qué tipo más interesante, Valero.

    • Aparte a animar a la peña a leerte, les ánimo a que la busquen en El País. Deja asombrado el tema de los murciélagos, la cantidad de familias que hay y su relación con los coronavirus.

      Y, sobre todo, esa relación tóxica que tenemos con la Naturaleza en la que ella simplemente reacciona a nuestra tortura.

  3. No te voy a responder nunca más por aquí. Apunta cuanto me has dicho a mi a muchos otros, y me los vas diciendo mirándome a los ojos, con un café cuando nos veamos, muy de cerca.Yo aún no he encontrado una palabra en el diccionario para calificarte ni para definir lo que haces sentir a los demás. Adiós, hasta nuestra cita.

    • Una torpeza tan grande como la que tuviste al decir eso no se resuelve con un café.

      Y lo sabes.

      Comprometiste al medio y comprometiste también tu imagen.

      Y eso se arregla en público porque en público lo dijiste.

      Solo tomo café con los amigos y con quienes me parecen personas de las que se puede aprender.

      Yo sí soy capaz de llamar a las cosas por su nombre.

      Me espantan los eufemismos y la falta de autenticidad.

      Ya está bien de definirse por las meras apariencias.

      Eso con esta crisis se acabó.

    • Margaritas a los cerdos…mis respetos y gracias
      A mí también me gustaría reconocer a semejante personaje siniestro y poder mirarme a los ojos con el uniforme, espero que lo pueda hacer por nosotros.

        • Bueno bueno majete, ¿quien eres?, según tu un funcionario de hacienda, y segun yo un vago por las horas que echas aquí, y dia si día también eres una celula voxtrenca del Team Facha ese que quiere dar un golpe de estado aprovechando rascar votos ruinmente en lugar de ayudar al país. Ale majete.

        • Te voy a contestar como lo hace una grande en otra gran película, Lampreave en Amanece…
          P
          «Si claro, pa ti, pa tus morros!»

  4. Y lo reafirmo, si yo fuera director de MICR hacia tiempo que te había bloqueado. Pero apunto el día en que pueda decírtelo mirándote a los ojos.

  5. Cada uno con los datos que nos van metiendo sacará sus conclusiones. Si alguno ha visto por curiosidad algún reportaje de terraplanismo, piensa. .. ostia la tierra es plana! Este Quamen puede y puede no llevar razón. Yo me creo más en este caso lo que dice la RAI. AM eres un baluarte contra los fachirrojos, todos nos hemos posicionado ya, pero todo material tiene su resistencia. Tanta carga fachirroja te está haciendo llegar al final del límite elástico. Yo digo pq no pasas de todos? Pq estás buscando que te bloqueen? No será mejor que desconectes un poco? Lejos de defender a Valero ya que no lo necesita y de dar consejos, no he entendido en este caso puntual tu reacción tan contundente. Desde el aprecio

  6. Más importante que conocer el motivo de los huevos en la torta es otra cuestión sobre los ingredientes de la misma. Dice el autor que posiblemente los elaboren en el hogar porque la gente ha comprado harina y levadura. Dicho sea con cariño y respeto, Valero, la levadura en polvo , que es la vendida en las tiendas e hiper, no es apta para hacer hornazos. Es una levadura especial, la de panadero. No es un dulce facil de hacer en casa salvo que se tenga una casa de campo y un horno de buenas dimensiones y buena maña para esperar y saber el tiempo de fermentación antes de meterlos en el horno.

    Le aconsejo que no se atreva a elaborarlos si no quiere frustarsse. Buen provecho, aunque espero que no se coma el de la foto. Con solo verlo constato que es de mala calidad. Crucetas gruesas y amazacotadas, azucar totalmente pegada a la masa por exceso de agua y, me temo que la masa estaba pasada de harina. Un mazacote, vaya. Mi madre es una artista elaborándolos y le hubiera dado un suspenso con un solo vistazo

  7. Cuanto de agradecer es tu comentario, alcaldillo. Te debo confesar que hice ayer dos hornazos y por primera vez desde que, como todos, estoy conectado a la red ya hace años, subí una foto a mi muro, en un contexto determinado. Y efectivamente, daban el pego. No había quien se los comiera. Tomo nota de la receta aunque me temo que no, porque no tengo casa de campo, uno de mis sueños, a estas alturas, ya inalcanzable. Mejor en un acantilado y en el Norte. Gracias culinarias.

  8. A mi esos hornazos me traen a la memoria esos sabados de visita a mi abuela, que lo repartía entre sus nietos con tanto gusto como el panadero puso en hacerlo, con los toros de fondo en la TV y luego jugando a la brisca todos 🙂

      • Los médicos pueden hacer lo que quieran e incluso pasar de gente que traga con más de 20.000 muertos como tú y miles de contagiados entre los suyos.

  9. Pues yo guardo muy buen recuerdo de los hornazos de Aybar. Todavía (creo) anda la matriarca atendiendo en el Pasaje Roma. Añosa pero con una fuerza que sólo personas trabajadoras y abnegadas como ella tienen. Y eso que la vida la ha tratado con dureza… Mis recuerdos para Teresa, genio y figura.

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