Azulejos votivos en la Semana Santa de Ciudad Real

Julián Plaza Sánchez. Etnólogo.– Cuando recorremos las calles de la capital encontramos, en algunas de ellas, mosaicos en donde se representan imágenes que procesionan durante la Semana Santa. Son colocados por las hermandades y tienen un carácter de ofrenda para ganar el favor de las fuerzas sobrenaturales.

            El adjetivo votivo califica a todo aquello que es resultado de un voto, ofrenda o dedicación, especialmente de carácter religioso. Procede del latín votivus (prometido, perteneciente a una ofrenda o exvoto). Adjetivo formado con el sufijo –ivus a partir de votum, nombre afecto o resultado, que en origen es una ofrenda religiosa o promesa a los dioses con el objeto de lograr algo deseado. De este adjetivo deriva devoto y devoción.

            El origen de la palabra azulejo proviene del árabe y significa barro vidriado, refiriéndose a su método de fabricación. Es costumbre colocar azulejos de tema religioso en la fachada de una iglesia o de una casa. Esto se conoce popularmente como capillitas votivas y tienen documentada su devoción en la baja edad media. Devociones externas y populares dedicadas a santos protectores. El auge de la cerámica policroma conocida también como azulejería se da en el siglo XVII. La manera de pintar la cerámica en policromía y en escenas compuestas por varios azulejos, parece haberla introducido en España Niculoso Pisano, un italiano que trabajó en Sevilla. Desde aquí se trasladó a Talavera de la Reina y después se expandió hacia todos los centros de producción cerámica.

            Es habitual leer y escuchar en numerosas ocasiones referencias a los azulejos devocionales que plasman las imágenes de las distintas cofradías de Ciudad Real. Aunque quizás el verdadero referente son las fotografías que sirvieron a los ceramistas como modelo para ejecutar esos maravillosos retablos cerámicos. Fotografías que sirvieron para conseguir inmortalizar a esas imágenes en barro vidriado. Estos azulejos demuestran el importante papel silencioso pero perdurable de los retablos cerámicos en la geografía urbana de nuestras ciudades y pueblos.

            En la capital descubrir azulejos con imágenes titulares de las Hermandades, en estos tiempos, tiene carácter tradicional. El miércoles nueve de junio de 1999, se inauguraba la Avenida Virgen del Consuelo, primera calle de la ciudad dedicada a un titular de una cofradía de la Semana Santa. María Santísima del Consuelo, titular de la Cofradía de la Flagelación, figurada su cara en un azulejo que se fijó en un monolito de ladrillo. Este azulejo fue elaborado por el hermano de la cofradía, don Ángel Simón López Trompo.

El quince de abril del 2014, momentos antes de iniciar su recorrido procesional, la alcaldesa Rosa Romero descubría el azulejo dedicado al Cristo de Medinaceli en la plaza del popular barrio del Pilar. Un acto calificado por la regidora de muy emotivo, pues este barrio tiene una gran devoción por este Cristo y que alberga desde 1950.

            El diecisiete de septiembre de 2016, con motivo del IV centenario de la fundación de la Hermandad, se descubrió un retablo cerámico que refleja una fiel imagen del Santísimo Cristo de la Piedad. Desde entonces en una fachada de una casa de la calle Feria de la capital, se puede contemplar este azulejo votivo. Un año antes, el veintitrés de marzo de 2015, la alcaldesa Rosa Romero descubrió un azulejo para asignar el nombre a la plazoleta ubicada en la intersección de las calles Reyes y Azucena, como del Santísimo Cristo de la Piedad. La regidora reconoció que es una de las cofradías de la Semana Santa de la capital con más historia y se merecía este reconocimiento público en un punto tan emblemático.

El día 30 de diciembre de 2017, la hermana mayor de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Virgen del Mayor Dolor, Pilar Ruiz inauguró el mosaico conmemorativo del 75 aniversario de su fundación. Está situado en la pared de una casa ubicada entre la calle del Prado y la del Camarín, es donde los hermanos del Silencio rememoran en su salida de madrugada de jueves Santo la estación de la Muerte del Señor y es cuando todos los penitentes se ponen de rodillas, es un momento muy especial.

            El mosaico está presidido por los dos titulares de la cofradía, el Cristo de la Buena muerte y Nuestra Señora del Mayor Dolor. Representa un calvario con la calavera a los pies, en referencia al Monte Gólgota y como símbolo de la Resurrección de Cristo tras haber vencido a la muerte. La Virgen está  a los pies acompañando al hijo muerto en la cruz y en el subsuelo aparece el demonio vencido por Cristo, como símbolo del perdón de los pecados. El conjunto de baldosines artesanos, realizado en los talleres de los sucesores de Ruiz de Luna en Talavera de la Reina. El farol es de estilo granadino, típico de los emplomados del siglo XIX y ha sido adquirido en un anticuario de Barcelona. La Hermandad se ha hecho cargo del coste del conjunto.

En el pasaje de la Merced encontramos un azulejo dedicado por los costaleros, a Jesús de la Bondad de la Cofradía de la Flagelación. Esta cofradía fue la que incorporó el pasaje al itinerario procesional. En su origen perteneció a los terrenos del Convento de la merced y se abrió en el siglo XIX para comunicar la  calle de Toledo con la calle Caballeros, atravesando las tapias del antiguo huerto del convento. La notoriedad la adquiere a finales del siglo XX debido al auge de la Semana Santa de Ciudad Real.

            En el mismo pasaje de la Merced, encontramos un mosaico de la Hermandad de la Coronación. Pues su residencia canónica en la iglesia de Santa María del Prado sita en la Plazuela de la Merced. En el azulejo se representa a los titulares: el Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas y a Santa María del Perdón. Con esto se conmemora el XXV aniversario de su fundación.

            En la plaza de Santiago podemos ver azulejos dedicados a la Santa Cena, a la Dolorosa de Santiago y al Cristo de la Caridad. Estas cofradías pertenecen al popular barrio del Perchel.

La imagen de la Virgen de los Dolores cuenta con una devoción especial entre los vecinos del barrio del Perchel, conocida popularmente como la Reina del Perchel o la Perchelera. Este barrio es uno de los más antiguos y con más historia de Ciudad Real. Los judíos que lo conformaban al ser expulsados en 1492, fueron sustituidos por conversos y después por pescadores y agricultores.

El Cristo de la Caridad conmemoró su IV centenario en octubre del año 2012. Por este motivo la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Ciudad Real aprobó la nominación de Paseo del Santísimo Cristo de la Caridad, sito en la calle peatonal existente en la plaza de la Inmaculada Concepción, delante del convento de las Terreras. Este lugar es uno de los más emblemáticos del barrio y está muy cerca de la Parroquia de Santiago.

            La Hermandad Sacramental de la Santa Cena y María Santísima del Dulce Nombre, también tiene un mosaico conmemorativo del 50 aniversario de su fundación. Fue inaugurado por la alcaldesa de Ciudad Real, Rosa Romero y se puede contemplar en la calle Ángel. Está realizado a partir de una superposición de fotografías y es obra de Miguel Romero. En primer plano aparece Jesús y María Santísimo del Dulce Nombre, con el altar de la parroquia de Santiago al fondo y delante el grupo escultórico que compone la Santa Cena. Debajo se puede leer: Hermandad Sacramental de la Santa Cena y María Santísima del Dulce Nombre. Cofradía de Estudiantes. 1963-2013.

            Mosaico perteneciente a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuyo origen se remonta al 6 de enero de 1725, en el convento de Nuestra Señora del Rosario habitado por los padres Dominicos, situado en la calle Compás de Santo Domingo. Esta hermandad permaneció en el convento hasta 1836, que pasó a la parroquia de San Pedro. En sus comienzos solamente se realizaba una precesión por el claustro del convento el domingo de Cuaresma. Cuando se trasladó a San Pedro, procesionaba por los alrededores de la iglesia. La hermandad prosperó y en los primeros años del siglo XX empezó a salir en procesión el jueves Santo, siendo la que más devotos agrupaba alumbrando durante el recorrido.

            El mosaico de Jesús Caído, se encuentra en una pared de la calle Postas, calle comercial por excelencia de la capital. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Caído, nació en 1605 con el nombre de Hermandad de la Santa Cruz para venerar el lignum crucis que se conserva en la parroquia de San Pedro. Su actual denominación la viene dada porque en 1652 se convirtió en cofradía de Semana Santa al hacerse cargo del paso de Jesús con la cruz a cuestas. Popularmente conocida como Hermandad del Comercio, por su vinculación durante muchos años con el gremio del Comercio. Esto tomó carácter oficial cuando en 1987 la Cámara de Comercio e Industria de Ciudad Real fue nombrada Hermana Mayor Honoraria Perpetua.

            Con todo lo expuesto estamos ante un acto de devoción. Es el acto de amor y veneración a Dios, y que se expresa a través del culto. También podemos sentir devoción a la Virgen y a los santos, pues esta devoción se dirige en última instancia a Dios, que fue el que infundió la gracia en ellos. La devoción mariana es la que se profesa a la Madre de Dios, que surge desde antiguo en la Iglesia católica y se basa en su maternidad divina.

Esta  religiosidad popular está representada en Semana Santa mediante las hermandades y cofradías.  No hay que olvidar que estas fueron fundadas por grupos de laicos y nacieron con dos funciones principales: ayudarse en momentos difíciles como necesidades materiales, enfermedades y muerte y la de experimentar la Pasión de Cristo, la penitencia. Fue ese deseo de vivir el dolor de Cristo, por lo que comenzaron a salir a la calle a representar sus sufrimientos. Es por esto que las primeras imágenes que salieron a la calle en procesión fueron Cristos Crucificados y Dolorosas.

            A lo largo de la historia se han dado dos clases de cofrades: los de luz, que son los actuales y los de sangre, que se auto flagelaban. Las procesiones actuales forman parte de la religiosidad popular, entendida esta necesariamente en torno a dos realidades: religión y pueblo.  Pero para entender esa religiosidad popular tendríamos que ver la carta a los Obispos de Chile de Juan Pablo II en la que insistía que la religiosidad popular no puede reducirse a una expresión antropológico o sociológica, sino que se trata de momentos de gran intensidad de gracia, en los que el hombre descubre sus propias raíces y se siente inclinado a la oración, a la penitencia y a la caridad fraterna.

Concluiremos diciendo que durante la Semana Santa se manifiesta una religiosidad a través de sus celebraciones festivo-ceremoniales y en el marco de las hermandades y cofradías. Podemos afirmar que esto es determinante para entender la configuración de algunos aspectos de la sociedad manchega.  En estas asociaciones se perpetúan los principales distintivos de la identidad cultural de muchos pueblos manchegos.

                                               Ciudad Real a 22de marzo de 2021

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5 COMENTARIOS

  1. El artículo, además no incluir todos los retablos o azulejos religiosos que tene nuestra Ciudad, pues faltan bastantes. Además no distingue entre los que pueden ser artístico o realizados por ceramistas pintados a mano y con un tratamiento térmico con horno de alta temperatura que logra la vitrificación del azulejo, a otros que son meras fotografías impresas en azulejos que con el paso del tiempo y las condiciones meteorológicas pierden calidad en pocos años desde su inauguración.

  2. En sus orígenes, los azulejos decorados con motivos religiosos y dedicados a Santos servían no solo como pequeños altares sino también para ilustrar a aquellas personas analfabetas que no sabían leer ni escribir y que reconocían el nombre de una calle o plaza por la simbología del Santo representado en estos azulejos……

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