Salario mínimo, ¿algo más que subir o no subir?

Ramón Castro Pérez.-Durante los últimos días ha habido mucho revuelo en torno al salario mínimo interprofesional (SMI en adelante, si me lo permiten) y es de esperar que continúe en el tiempo. Lo digo porque ofrece una gran rentabilidad a los actores de nuestro espectro político, al permitir fijar posiciones ideológicas de manera simple y rápida.

Existen, básicamente, dos posturas en torno al SMI: o se sube o no se sube. A partir de aquí, si usted es de los que opina que debe aumentar, ya sabe cuál es su trinchera. Si piensa lo contrario, también lo sabe. Y digo yo ¿no serán las cosas un poco más complicadas? (no mucho, pero oiga, algo más ¿no?)

Sabemos que el SMI es el salario por debajo del cual es ilegal trabajar. Esto es bueno en sí mismo y la gran mayoría de sociedades avanzadas así lo entiende. Hay que pagar por los recursos y, dentro de ellos, el humano bien lo merece (si no, miren dónde estamos, en este punto de la Historia).

Pongámonos en contexto. En nuestro país, aproximadamente un diez por ciento de las bases de cotización se sitúan en alrededor del SMI (para el año 2019). Aunque también podemos discriminar por edades (encontramos mayoritariamente a jóvenes), por tipos de contrato (contratos temporales), por tipos de empresas (empresas pequeñas) o por sectores (agricultura y servicios). Esta información pertenece al informe que el Banco de España ha publicado recientemente (no sin polémica) y que pueden leer aquí, concretamente en su página quince. Les recomiendo, al menos, la lectura de su introducción para que puedan comprobar, de primera mano, que el estudio se centra, exclusivamente, en las consecuencias para el empleo que ha podido generar la subida en el SMI del año 2019, empleando, para ello, el método científico. Se trata de un informe económico y no ideológico y, como tal, cumple con la función de arrojar luz sobre las medidas de política económica y sus efectos (para eso está la ciencia). El Ministerio de Trabajo también tiene la intención de presentar documentos adicionales al respecto y, sin duda, serán bienvenidos por la comunidad científica.

Recapitulando, nos encontramos con un asunto (este del SMI) al que está expuesto el diez por ciento de la población ocupada o, mirándolo de otra forma, que afecta:

  • a un 23 por ciento de los jóvenes entre 16 y 24 años.
  • a un 17 por ciento de los contratos temporales (frente a un 5 por ciento de los fijos).
  • a un 34 por ciento de las empresas con menos de 6 trabajadores.
  • a un 59 por ciento de los contratos en agricultura.
  • a un 9 por ciento de los contratos en el sector servicios (de mercado).           

Al comienzo de este artículo, les decía que el debate sobre el SMI es un poco más complejo de lo que parece. El documento que les he citado anteriormente señala una multitud de efectos positivos y negativos que se entremezclan y que nos obligan a ser prudentes en las interpretaciones. Por ejemplo, la subida del SMI que, en principio, supone un aumento de costes para la empresa, también puede dar lugar a aumentos en la productividad del trabajo al estar este más motivado, puede reducir la rotación de puestos de trabajo, puede solventarse con una reducción de beneficios para la empresa, puede hacer que las personas inactivas se animen a buscar empleo, aumenta de hecho los ingresos de las personas que lo reciben y un largo etcétera. Como ven, no es tan sencillo.

Les pregunto ahora ¿podríamos perfeccionar el SMI?

—¿Cómo?

Miren el caso del Reino Unido. Allí tienen lo que se denomina “National Living Wage” y, además, lo que llaman “National Minimum Wage”. Para el caso, entenderemos que ambos son salarios mínimos, pero se aplican en función de la edad y de la categoría profesional de la persona asalariada. No es complicado de entender. Por un lado, el “National Living Wage” es el SMI para aquellas personas que tienen 23 o más años, mientras que el “National Minimum Wage” es el SMI para los que tienen entre 16 y 23 años, aunque dentro de este, también hay varios. Se lo resumo en una tabla:

Lo que tenemos aquí es un SMI estructurado, en mayor medida, por edades y por cualificación profesional (si tienen curiosidad, no dejen de visitar la web original aquí). Como ven, pueden existir más debates en torno al SMI ¿Por qué nos centramos solamente en subir o no subir? Hay más preguntas y sería bueno lanzarlas al aire:

  • ¿Se tienen las mismas necesidades económicas a cualquier edad?
  • ¿Es el nivel de vida igual en todas las zonas del país?
  • ¿Debe ser el SMI igual para alguien con personas a cargo que para un estudiante que decide trabajar en verano?

Y hay más. Si se han dado cuenta, el salario mínimo británico para los jóvenes de 16 a 18 años es, aproximadamente, la mitad del salario mínimo pensado para aquellos británicos de 23 o más años. ¿No les parece esto un incentivo a estudiar y a formarse?

Ramón Castro Pérez ejerce como profesor de educación secundaria, por la especialidad de Economía, en el IES Fernando de Mena (Socuéllamos, Ciudad Real).

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22 COMENTARIOS

  1. Bueno, el Informe de los expertos, elevado este viernes al Ministerio de Trabajo, admite que está pendiente de demostrar el papel que puede llegar a tener el SMI sobre los resultados distributivos de rentas, la pobreza o la exclusión social. Un asunto complejo….

    • Muchas gracias por su comentario, Charles. Muy complejo, sí. En mi opinión (muy personal), creo que la herramienta ideal para combatir la exclusión es un complemento de renta (una especie de ingreso mínimo vital) y no el smi. De esta forma, el debate sobre este último podría girar sobre otros aspectos como los que se señalan en el artículo.

  2. Estimado Ramón, agradezco tus aclaraciones con respecto al SMI en UK, pero creo que no es extrapolable a España.

    El Gobierno de nuestro país, ha hecho un incremento “histórico” del SMI últimamente. La discusión nace de si, hoy, procede o no volver a subirlo.

    En mi humilde opinión, las discrepancias surgidas dentro de Gobierno de España me parecen banales, toda vez que, entre subir 19€ este año o posponerlo para el 2022 me parece una discusión sin sentido.

    • Muchas gracias por el comentario, Farinatu. Efectivamente es así. El SMI es algo sobre lo que generar discurso político con mucha rentabilidad (pareciera a veces que todo el mundo lo cobra). La pobreza debería combatirse con otros instrumentos y liberar al SMI de un debate ideológico del que sacar rédito político (en una y otra dirección).

  3. El informe del Banco de España lo dejaba claro, los manuales en la universidad también. Si sube el SMI sube el paro.

    España tiene uno de los niveles más altos de paro de toda la OCDE. No nos lo podemos permitir.

    Es Ciencia, es la realidad.

    • Si la economia es una ciencia se deduce que los economistas son cientificos, la sociedad lo asume y tan es asi que hasta hay un premio Nobel de Economia. La realidad, tan tozuda ella, nos dice que estos «cientificos» tienen un pauperrimo nivel de acierto, que jamas anticipan una crisis y que aun pasadas estas no son capaces de explicarlas ni de buscarles una solucion. Todos son teorias que se reducen en una, el trabajador tiene que cobrar menos y producir mas porque lo importante es que la empresa gane. El reparto equitativo de las ganancias no se contempla, eso si las perdidas han de socializarse. Esto es la ciencia economica, poco ha evolucionado desde el comienzo de la Revolucion Industrial hasta aqui, por poner un simil, si la medicina como ciencia hubiera evolucionado como la economia hace tiempo que nos hubieramos extinguido como especie.

      • Confunde Ciencia con Ideología. La Ciencia con ideología es Mito. Usted cree en un mito. La expulsión del mercado del trabajo cuando sube el SMI, no es un mito.

        • Para usted es un axioma, faltaria mas. Evidentemente lo que es un mito es que por subir el SMI tenga que subir el paro. El obrero pssando hambre para que el empresario gane mas, esa es la ciencia, pues para usted.

  4. Todos los que estáis de acuerdo en que no se debe subir el SMI deberíais cobrarlo y luego contarnos lo bien que se vive con semejante miseria,

    • Quédese sin trabajo, espere a encontrar otro y encima no cobre el ERTE porque el servidor se le cae constantemente al Ministerio de Trabajo. Eso sí que son tres grandes «putadas».

        • La corrupción sale cara desde la que apareció Felipe Gonzalez. El problema es que los partidos políticos actúan como empresarios, o diría más, en este país nos levantamos y nos acostamos con política y así nos va. Dejen trabajar, dejen prosperar en este país hay mucho talento y quien lo tiene para terminar sus estudios no debe acabar trabajando en un supermercado. Llamo también estudios a la magnífica formación profesional que teníamos y se ha denostado.

    • Mi opinión es que subida SI. Un si bien grande, que se vea. Y le diré más. Nada de 20 euros, sino 100, tal vez 200, o mas aún 500 euros. Cuanto mas mejor.
      Pero no solo el SMI, también las pensiones, y el sueldo de los funcionarios. Y nada del 1 o 2 por ciento del IPC; que menos que el 20%.
      Y ya puestos, quien puede vivir con las ayudas de mala muerte de 426 euros o del ingreso mínimo vital. Mejor si es el doble, no le parece?

      Mire, si todo un economista como Eduardo Garzón, (hermano del Ministro de consumo de podemos Alberto Garzón) dice que la solución es imprimir billetes sin parar; pues será verdad, no?
      Creo que, seria un negocio redondo reconvertir las fábricas de mascarillas, (ahora que se van a dejar de usar) para hacer billetes de todas las clases.

    • El trabajador y el capital. Hay trabajadores que desprecian el capital y son una carga para la empresa. Si la empresa gana él gana, se llama productividad, y muchos se ven como funcionarios sin serlo, y no generan productividad que es lo que Marx no trata. Él creía en el capital, su mujer lo consiguió por herencia y él acabó como plácido inversor en la Bolsa de Londres.

  5. Sin entrar en el tema económico-científico, dejo la siguiente pregunta:

    Qué clase de país es aquel que no es capaz de poner un SMI que cubra las necesidades vitales de la persona/unidad familiar que lo recibe?

    Creo que no debería ser una cuestión ideológica o de guerra patrón/obrero, sino un límite mínimo en el que la propia sociedad se imponga un salario en el que luego no haya que recurrir a ayudas sociales o rentas mínimas. O sea, un salario para vivir con dignidad.

    He leído algún comentario en el que se dice de manera irónica que se suba todo el doble o el triple y que se impriman billetes sin parar. Yo creo que mofarse de este problema es odiar a tu propio país y tomarte a broma de manera inmadura un problema brutal que sufre España.

    Según El País ya hay un grupo de expertos que quiere que se eleve hasta una horquilla entre 1.012 euros y 1.047 euros en 14 pagas de aquí a 2023, lo que supone un incremento de entre el 6,5% y el 10,2% sobre los 950 euros que se abonan en la actualidad. Es decir, habría que aumentarlo entre 62 y 97 euros para cerrar la brecha que separa el SMI de alcanzar el 60% del salario medio, según dicho informe. La subida implicaría que entre 2017 y 2023 el salario mínimo habría mejorado entre un 54,5% y un 59,8%.

    En definitiva, creo que más que preocuparse porque no se creen 100.000 empleos más, hay que alegrarse de que varios millones de familias españolas puedan vivir un poco más dignamente.

    Está claro que a la oposición esto le revienta, porque es relajar tensiones y vivir de manera más relajada y progresista. Y lo que ellos quieren es gente crispada que atienda a sus mensajes salvajes y «sin complejos» en los que la culpa de que no suba en SMI la tienen los inmigrantes o los socialcomunistas.

    Con un SMI digno, no harían falta ayudas sociales y la gente se pensaría tener hijos y consumir. Por eso debe ser un derecho, no una «prestación graciable» como son las ayudas sociales.

  6. El SMI. no se puede subir, pero los supersalarios y pensiones vitalicias de toda la cantidad de políticos inútiles, que tenemos, más que Alemania, Inglaterra y Francia juntas, esos si se puede mantener.
    Así está
    España, con las colas del hambre que no se venían desde los años cincuenta y gracias a Cáritas, La Cruz Roja, si no habría más miseria de la que hay.

  7. Un “ empresario “ que no pueda subir 50 euros el salario mínimo de un trabajador lo que tiene que hacer es cerrar su “ empresa “ y largarse a vendimiar.

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