Puertollano: El Club Pozo Norte recorrió la Dehesa Boyal y el Collado de las Vacas

Eduardo Egido.- El domingo 21 de noviembre se efectuó una nueva ruta del Club de Senderismo Pozo Norte de Puertollano que discurrió entre la Dehesa Boyal y el Collado de las Vacas, con un recorrido prácticamente circular.

El día plomizo y la amenaza de lluvia provocaron que los 27 caminantes de la ocasión se pertrecharan de ropa de abrigo y chubasqueros que, al final de la jornada, casi sobraron. Antes de ponernos en movimiento, los guías que abrirán la marcha, Jesús y Orestes, aportan información de los lugares por donde discurre el itinerario y avisan de que existen tramos de fuerte pendiente que hay que abordar con tranquilidad. Por tanto, hay que aplicar el dicho de los senderistas de montaña: “Subir como un viejo para llegar como un joven”.

Comenzamos a caminar en los aledaños del bar antiguo de la Dehesa Boyal, a una altitud de 760 mts. y la expedición se dirige, tras cruzar la carretera, hacia el Puerto de Mestanza por el Cordel de la Alcoba, un cordel venido a menos porque apenas cuenta con una anchura de un par de metros cuando su anchura tradicional de los tiempos de la Mesta era de 37,5 metros (la mitad que las cañadas). El cordel supone un adecuado entrante para el plato fuerte que supone la subida desde el Puerto de Mestanza hasta el alto de la Sierra de Puertollano. Por lo pronto, al llegar al Puerto, hemos subido 110 metros de desnivel. La comitiva se reagrupa y espera a que lleguen los guías que cierran la marcha, Aurelio y Juan, que vienen animando a los rezagados.

El trayecto a partir del Puerto se estrecha y endurece. Realmente, es una torrentera con una cárcava central que obliga a ir cambiando el avance de una margen a otra en busca del terreno más asentado y evitando las abundantes piedras. Por su parte, la trocha no se anda con chiquitas y enfila un recorrido recto hasta el alto de la Sierra de Puertollano. Cuanto más recto, más empinado. Según ascendemos se aprecia que hoy no podremos disfrutar de las espectaculares vistas que proporciona la altitud ya que un mar de nubes cubre los valles en derredor. Paulatinamente, las conversaciones de los caminantes van dando paso al silencio: todo el aire hay que llevarlo a los pulmones. Alguna tos, algún jadeo delatan la inactividad de los últimos meses por la emergencia sanitaria. A pesar de todo, Pepe Sánchez no deja de subir y bajar para hacer fotos a los esforzados senderistas, que procuran recomponer un poco el semblante. Por fin, alcanzamos los 1070 mts. de la cumbre de la sierra, tras salvar un desnivel de 200 metros caracterizado por una fuerte pendiente.

Nos dirigimos con un ligero descenso hasta el Collado de las Vacas, de 1.020 metros, donde reponemos fuerzas con un avituallamiento de lo más variado: las bebidas energéticas compiten con una volandera bota de vino, y los frutos secos o cereales integrales con embutidos variados. Es el momento de aspirar el olor de la jara y las especies aromáticas del monte. Un ligero calabobos rescata los sombreros de las mochilas.

Continuamos descendiendo en dirección Este hasta las proximidades de la Yeguada Valdeviñas,  donde tomamos un sendero por la falda de la sierra que nos conduce hasta el camino de El Villar y, por las inmediaciones de Bellavista, hasta el Centro de Ocio y Naturaleza. Sólo resta volver sobre nuestros pasos hasta el bar antiguo de Los Pinos. En total, hemos recorrido 13 kilómetros y subido y bajado un desnivel de 300 metros que a buen seguro pasarán factura en forma de agujetas a más de un caminante.     

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