Transhumanismo: Ya están entre nosotros

Los ingenieros sociales enchufados a la sopa boba de los grandes medios, y que algunos tienen la osadía de calificar de expertos, cumplen perfectamente con la función encomendada: Bombardear la mente de su audiencia con los mensajes diseñados desde el poder, mediante la teatralización de un libreto laxo; esta laxitud tiene un claro fin: dar apariencia de espontaneidad a un debate acalorado y fingido; cuanto más de lo primero, mucho más de lo segundo.

El Evento Covid forjó un modelo de homogeneidad sin fisuras: idénticos objetivos, medios y consignas en cualquier rincón del mundo; el sueño húmedo de los globalistas: tratar a la especie humana como si la formaran clones.

La Agenda 2030 establece medidas multifactoriales de cumplimiento forzoso, aunque concatenadas de forma imprecisa: No importa el orden de implantación, siempre y cuando se lleven a cabo; y, todas sin excepción, tienen un mismo destino final: preparar el tránsito al transhumanismo.

Estos expertos de poca monta se explayan lo justo sobre el asunto y, cuando lo hacen, recurren a idéntica fórmula conceptual: mismos mensajes repetidos en diferentes soportes mediáticos con la misión de ahormar nuestras baqueteadas mentes. En ciertos círculos, a esta manera de operar la han puesto nombre: “Fórmula Covid”

Para estos papagayos remunerados, el transhumanismo tendría las siguientes pretensiones:  Conseguir seres humanos mejorados en su faceta física, cognoscitiva, moral y emocional. La mejora física es fácil de entender: mejor aspecto, visión, masa muscular, calidad de la sangre y su circulación, romper barreras en el campo atlético, gimnástico, esperanza de vida, etc., etc. La cognoscitiva podríamos resumirla como el aumento de la capacidad para asimilar conocimiento y resolver problemas ¿Pero en qué consistiría el mejoramiento moral? Si la moral nos muestra el camino de cómo actuar y comportarnos para “salvaguardar y proteger la existencia del grupo, como tal grupo” (Gustavo Bueno), ¿quién establecería el canon de perfección moral en cada circunstancia? ¿Lo moralmente deseable o reprobable?

El mundo moderno revolucionario nació replanteándose la relación del Estado con el trono y el altar. Los revolucionarios de las 13 colonias del actual EE.UU. fundarían una nueva comunidad política no confesional, sin trono ni corona, pero con un determinado dios presente en sus documentos fundacionales, legales, en cada discurso o conmemoración, incluso en el papel moneda de curso legal. Ese dios nacido del deísmo masónico y amalgamado con el puritanismo protestante de raíz calvinista daría fundamento a la doctrina del Destino Manifiesto, más influenciado por el justiciero Yahvé, que por el amoroso Jesús.

Se convencieron de que eran un nuevo pueblo judío, merecedores de una nueva Jerusalén y los únicos capaces de conducir al mundo a la cima de la civilización; una civilización fundamentada en el utilitarismo: doctrina moderna que considera la utilidad como principio de la moral, por tanto, antepone todo a su consecución. Y ¿por qué consideran la utilidad como principio de la moral? Porque el éxito económico es una muestra terrenal de que dios está del lado del triunfador, ya que para los creadores del Destino Manifiesto la salvación no depende de las obras, sino de la fe, tal y como predicara Calvino. El utilitarismo es la filosofía imperante e impuesta por el mundo anglosajón, que ha penetrado en nuestras élites fetén y en las de medio pelo (las de nivel inferior, que aspiran alcanzar a las otras y, como todo aspirante, con tendencia a relajar los principios con tal de conseguir la meta ansiada).

Es importante comprender que el origen mesiánico del Destino Manifiesto está en el supremacismo británico y que uno y otro tienen una base teológica emanada del protestantismo ¿Por qué es importante comprenderlo? Me explicaré a continuación:

La modernidad secularizó lo religioso. Las ideologías surgieron de la secularización de las religiones cristianas. La secularización de la invitación calvinista/puritana a triunfar en la vida sin importar la forma será el liberalismo económico fundamentalista, que preconizará el dejar pasar, el dejar hacer, donde la mano invisible del mercado equivaldría a la secularización de la voluntad de dios; un dios darwinista que manifestará sus preferencias por los vencedores de una lucha feroz y , como lo importante es ganar al precio que sea, no importará si para ello deban morir de hambre 150 millones de indúes o condenar a la población civil indefensa de Hiroshima, Nagasaki o destruir la estructura productiva de naciones enteras para triunfar en esa guerra interminable y tramposa de la “competencia perfecta”; al fin y al cabo, repitámoslo de nuevo, lo importante es ganar, ya que sin triunfo no habrá salvación.

Este marco moral es el alimento idóneo de los psicópatas; de los sujetos incapaces de ponerse en el lugar del otro; ¿para qué habrían de hacerlo?; ¿qué ganarían con ello? La muestra más clara del éxito de este modelo teológico, ideológico y moral la tenemos en la personalidad de los dirigentes políticos del llamado Occidente comandado por la anglosfera.

Suele decirse que ya no hay hombres de Estado, olvidándonos de lo primordial: la catadura humana de estos personajes ¿Se han fijado en la mirada de Macron, Biden, Rishi Sunak, Boris Johnson, Hillary Clinton, George Soros o Pedro Sánchez…….? ¿Se fijaron, alguna vez, en la de Ángela Merkel o Margaret Thatcher?

Decía Gustavo Adolfo Bécquer: “El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada”. No esperen esta clase de besos. Y si “la mirada es el espejo del alma”, podríamos concluir que, quizá, estemos a merced de unos desalmados, de gente sin conciencia; es decir, sin un marco moral que distinga el bien del mal, salvo su propio triunfo.

El utilitarismo reinante necesita a gente así. Sus adalides pretenden ganarse el favor de su dios con sujetos deshumanizados.

¿Qué tipo de ser humano es aquel cuyo principio moral es la utilidad y antepone todo a su consecución? ¿Por qué no nos hacemos esta pregunta, o acaso preferimos no hacérnosla? Esta es la gran aportación, ¿civilizatoria?, de las élites de la anglosfera, especializadas en imponer normas de obligado cumplimiento para los demás; normas confeccionadas para facilitar la consecución de sus utilidades, y que incumplirán, sin pudor alguno, cuando la utilidad desaparezca para ellos.

Estas élites supremacistas y triunfantes, carentes de moral y convencidas de haber sido predestinadas por su dios para gobernar la Tierra, han decidido dar un paso más, jugando, ellas mismas, a ser dioses.

La nueva categoría de hombre a la que aspiran, el transhumano, no será homogéneo: Habrá un modelo para la casta gobernante y la científicosacerdotal, que les asegure dominar al resto y otro para los sometidos. La diferencia clave entre ambos estará en el tipo de conciencia. La de los dominadores no conocerá la culpa; el triunfo ante todo; los dominados vivirán atormentados por una conciencia algorítmica impuesta a la fuerza, diseñada para cumplir el marco moral del Nuevo Orden; una conciencia que sacudirá las entrañas de quienes osen ayudar a un desvalido, tener un hijo biológico fruto del encuentro amoroso entre un hombre y una mujer, rechazar la ingesta de insectos prescrita por el científico sacerdote o emocionarse al escuchar una bella melodía; el ruido atonal será el culmen “musical” de esta Nueva Normalidad civilizatoria.

Esta falsa conciencia transformará la respuesta emocional del nuevo humano sometido: Llorará de pena o de ira si viera a otro semejante persignarse y arrodillarse a rezar;  celebrará con algarabía la consecución del objetivo de abortos planificados y el número de hombres y mujeres que manifiestan no ser ni lo uno ni lo otro, pues el nuevo humano debe evolucionar a la androginia/animalidad, como Baphomet, el dios de las tinieblas a quien rinden culto quienes se empeñan en hacernos comer lombrices. Hoy, en reputados supermercados, podemos ver carteles como el siguiente:

¡¡¡NOVEDAD!!!

Proteína sostenible

Los gusanos de la harina y los grillos tienen un alto contenido de proteínas.

Son una forma más sostenible de consumirlas. Son fuente de fibra, aminoácidos esenciales, vitaminas y muchos micronutrientes. Se cultivan en Europa con altos estándares de higiene y seguridad. Los productos se elaboran sin colorantes, conservantes ni aromas.

Señoras y señores: Que los humanos psicópatas están entre nosotros ya lo imaginábamos; es imposible que alguien se lanzara a destruir a sus propios congéneres, por muy dañada que tuviera el alma y la conciencia, si aún le quedara algo de ellas.

Hoy sabemos que también conviven con nosotros los primeros transhumanos sometidos. Sospechábamos de su existencia cuando se irritaban al ver a un matrimonio con familia numerosa o a personas orar ante una cruz. No nos quedarán dudas cuando los veamos comprar con alborozo los nuevos manjares.

Esto no es un relato breve distópico ¿Hasta cuándo pensamos tolerarlo?

Marcelino Lastra Muñiz

mlastramuniz@hotmail.com

Relacionados

2 COMENTARIOS

  1. Esa mejora del ser humano conlleva el desecho de los débiles, viejos, inválidos y todo el que tenga error en su concepción y desarrollo. Más allá de opiniones personales y casos concretos, ¿qué otra cosa es ofrecer como solución el aborto a quienes conciban un síndrome de Down? Otro caso sangrante es el abandono a los enfermos de ELA, a los que proponen como único remedio la «muerte asistida». En la sociedad de los derechos humanos, la de los estados de bienestar…

    Lo que subyace tras este transhumanismo, agenda 2030, cambios climáticos y demás es que sobran seres humanos. Que cada uno saque sus propias conclusiones…

    Y todo a través de la estrategia de la culpabilidad. Somos nosotros los que matamos el medio ambiente por conducir el coche, bañarnos, comer carne… Somos el problema y ellos conocen la solución.

    Un placer leerle, don Marcelino.

  2. Me parece acojonante que se dé pábulo a un magufo en un medio «serio». ¿Y las pirámides qué raza alienígena las construyó, Marcelino? ¿Ya te pasaron el argumentario de los próximos 6 meses?

ESCRIBE UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí


spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img