Barracón 36, número 44.074: Edith Stein, I

Jesús Millán Muñoz.– Edith Stein, (Breslau, 1891, Auschwitz, 1942) filósofa, pensadora, escritora, carmelita, judía, patrona de Europa, santa por la Iglesia Católica. 

Pienso, creo o estimo o percibo, que el problema del bien y del mal, es un enigma y misterio que acompaña al ser humano, los bienes y males son de muchos tipos y clases y cantidades y cualidades, e interrelaciones entre ellos, y materializaciones en personas o colectivos. 

A veces, me pregunto, cuando se busca la definición que diferencia al ser humano de otros seres vivos, especialmente, del resto de los primates, ¿es si la diferencia es la concepción o percepción de que existe el bien y el mal, lo indiferente y lo regular?, ¿pero después, me digo a mi mismo, quizás los primates superiores, también tengan una preconcepción o protoconcepción del bien y del mal, tengan una percepción débil pero real? 

Desde luego todas las civilizaciones que conocemos algo de ellas, todas las religiones y culturas y sociedades y filosofías y metafísicas, las que ya no existen, como las actuales, tienen concepciones del bien y del mal instrumental u objetivo o natural o social, pero también del bien y del mal moral o ético, incluso del bien o del mal ético religioso espiritual, es decir, que los humanos nos movemos diríamos en estos tres grados o niveles o esferas: el bien o mal instrumental, es decir, de multitud de operaciones que realizamos, actos y pensamientos y deseos, individual y colectivamente. En segundo lugar, el bien o el mal moral y ético. Tercero, el bien y mal religioso y espiritual… 

Modestamente he dedicado, una veintena o treintena de artículos-columnas al problema del mal, desde distintas perspectivas, ahora, en ésta, haré lo mismo digamos añadiendo otras cuestiones o datos o argumentos o preguntas. Por tanto, ésta completaría y complementaría las anteriores, las anteriores completarían ésta. Pero el espacio es limitado, mil palabras, y no voy a repetir, aunque, siempre se reitera en algunos puntos de vista. 

Lo primero que debo indicar, que ante el misterio-enigma, del mal organizado y llevado a cabo en el siglo veinte, el mal industrial, no encontramos respuestas adecuadas y convenientes. Llevamos varias generaciones preguntándonos como pudo ser posible, que esta monja, carmelita que estaba en un convento de clausura, por ser de origen judío, fuese sacada y llevada a un crematorio a varios cientos de miles de metros… Aunque pienso, también, hay que recordarlo, es el siglo veinte, es el que tiene más luces y claros y brillos, en todos los sentidos de todos los milenios hasta ahora, aunque sin negar esas profundas cruces y negruras como el caso que comentamos. Pero que no fue solo un caso sino millones de personas se les aplicó esa sentencia de humo y muerte y cenizas. 

Creo que hay que aprender de Descartes, que ante un problema hay que dividir las partes y causas y razones. Pienso que para entender este mal radical que comentamos, este caso, y también aplicable a otros, una entidad equis, un grupo de trabajo o de investigación, debería recoger, todas las razones y causas, que los humanos han escrito o pensado o hablado de este mal, de la explicación de este mal. Sean pequeñas o grandes, medianas o naderías, dadas por grandes personajes o por pequeños. Es decir, si encuentran cien o doscientas o quinientas razones o motivos, pequeños o grandes, en una línea o a lo sumo dos, se narren o escriban. 

Cuándo se tenga ese estudio, y se haya ido amplificando a nuevas razones-motivos-causas-datos-argumentos. Siempre abiertos, se buscan interrelaciones entre ellos, se buscan datos que concuerden o que lo demuestren, razones o argumentos, o hibridaciones de noticias. Incluso, la psicología de los líderes máximos y sus traumas, pueden ser y son, una razón de este crimen a nivel industrial, que no sabemos explicarnos, pero que la mentalidad y sus traumas y sus heridas de los grandes líderes, pueden ser elementos esenciales… 

Segundo, pienso que el mal, en todas sus formas, debe ya entrar en el estudio de las ciencias sociales, naturales, biológicas, psicológicas, etc. Es decir, cada ciencia o saber o disciplina, entre las muchas realidades que estudian, que empiecen a hacer lo mismo, con el problema del bien y del mal, a y en todos los sentidos. Por ejemplo, neuronalmente, como ya se está haciendo, pero también, en todos los aspectos que las metodologías y ciencias sociales, disponen… 

Por lo cual, tendríamos ya dos grupos de explicaciones, las primeras, que hemos indicado, que es recoger, todo lo que se ha dicho, por profanos o no, especialistas o no. Y, redactarlos y escribirlos, y que esto sea conocido por todos, es decir, en un librito de cincuenta o cien páginas, se narran, las cien causas o motivos o razones, pequeños o grandes, ciertos o no. Segundo, se estudia con el método científico de cada ciencia, aspectos sobre el mal y el bien, desde las ciencias naturales y las sociales. 

Por último, desde las filosofotas, teologías-religiones, artes-estéticas, cultura-culturas, se recoge sus opiniones, entre otras, también el mal, como una de sus razones-motivos-causas, “realidades metafísicas espirituales, negativas y perniciosas”. 

Antes que falleciesen, todas las personas que estuvieron alrededor de este fenómeno, por ejemplo, de los cientos de campos de concentración que en Eurasia surgieron en el siglo veinte, de todos los colores y bandos y banderas, y de otros genocidios. Me pregunto, si antes que falleciesen, las victimas y los verdugos, por el bien de ellos y de la humanidad, no deberían escribir o relatar o grabar sus recuerdos y su memoria, sus ideas, y sus conceptos. Quizás, así nos sería más fácil comprender y entender. Así, nos alejaríamos, de verdad más, para que esto no se repita, ni un caso más, no ya cientos de miles, ni una caso más, ni siquiera unas docenas… 

Creo que realizaríamos un gran homenaje a esta escritora-pensadora-filósofa-judía-católica-carmelita, si leyésemos algo de sus escritos o viésemos alguno de los documentales sobre ella. Creo que al menos, no podemos dejar que su recuerdo se muera en el silencio. Paz y bien, paz y bien para todos y todas… 

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