Paseando por Almagro, II

Jesús Millán Muñoz.- Hay pueblos que tienes referencias bibliográficas o documentales o apenas ninguna. Otras estás unido a ellos, por recuerdos de la memoria, de un siglo de tus antecesores. 

Ahora, que en cada pueblo o ciudad existen oficinas de turismo. Realidad buena y positiva, porque no todo es mar, a semejanza del hombre, que no todo es solo carne, sino que además de carne creemos tenemos conciencia-consciencia, y, para algunos también, alma-espíritu inmortal. Pues todos van haciendo reportajes documentales. Ahora desde el aire. Se ha ido corriendo la voz por las conferencias y congresos turísticos. Y, se percibe una mirada desde lo alto. Hace lustros, solo era desde la tierra, con aquellas cámaras de entonces. Va pasando el tiempo. Visitar una ciudad o aldea o pueblo, sea más artística o estética o menos, es irse visitando a unos mismos, a trozos de uno mismo, jirones de la propia carne o alma o mente… 

¿Me digo alguna vez, paseando por sus calles, en sus correrías por estas tierras de Castilla y España, aquellos genios de las letras, que no se llevaban muy bien entre ellos, me digo a mi mismo, Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Tirso de Molina, Calderón, y, otras decenas y docenas pasarían alguna vez, de camino hacia otros lugares, estarían alguna tarde o alguna mañana, estarían alguna noche…? ¡Y, sigo preguntándome, ahora con el Big Data, si el ayuntamiento encargase a alguna empresa, que bucearán con ese sistema informático, y buscasen todas las referencias que y sobre Almagro existen en todos los archivos posibles del mundo…! ¡Quién sabe, si nos encontraríamos con multitud de noticias, datos, personas, personajes, libros, panfletos… con referencias a esta localidad, ciudad, pueblo…! 

Los que habitamos la Mancha, cansados de tanta luz y de tantas largas siestas, también tenemos el deseo y el derecho y la esperanza, de ocupar un lugar bajo el sol. Para eso, tenemos que conocer más y mejor lo que somos y lo que hemos sido. Y, para eso, tendremos que recoger toda la información que sobre nuestros lugares existen pérdidas en archivos, bibliotecas, colecciones, museos de todo el mundo. Quién sabe lo que surgiría, quién sabe los datos que encontraríamos. Alguien sabe, cuándo hubo universidad qué catedráticos o profesores estuvieron por ella. No sería acaso un dato importante. No podría ser, pregunto, que algún catedrático de los importantes, pernoctase ofreciendo su saber, durante unos meses por estos lugares… Es acaso inimaginable, que la gran ascética y mística española, algunos de sus montañas elevadas: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Fray Luis de Granada… pudiesen atravesar estas calles… 

Hoy, el turismo y el viaje tenemos que irlo ampliando. Hay que ofrecer como en un supermercado distintos productos. Cada uno después adquiera lo que quiera. Es necesario, presentar todo lo que se tiene, más otras realidades. Que imaginariamente se encontrase que Lope de Vega, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz o quién sabe quién, hubiesen estado por estos aires, es un complemento a esta ciudad. Al atractivo de esta ciudad… 

Ciudad de dineros y de oraciones y de letras, Almagro, que está en un eterno sueño de sinfonías de amaneceres. Recorriendo la plaza mayor, arte popular y rústico, con ribetes del norte de Europa, con verdes o verdes azulados/turquesa, según el sol y la hora y el mes –nos diría Monet y Manet-. Esas plazas que todavía los niños juegan al balón. Quizás, pocas queden todavía con esa posibilidad. Con las nuevas tascas y terrazas. Y, todas mirando, siempre a los poderes del mundo: el civil y su ayuntamiento, el literario y el correal del teatro, el espacio vacío de una antigua iglesia que el famoso terremoto de Lisboa la terminó de doblar,  un museo del teatro en alguno de sus lados, otra iglesia en su otro esquinazo. Y, y, siempre personas paseando, del lugar y del fuera de lugar. Mirando y dejándose mirar. Esta Mancha que es como una mancha que se extiende como un mar de tierra ocre o amarilla o liviano verde según la temporada o traslación de la tierra/sol… 

Un poco cansado de andar y de remirar y “reandar” el exterior y el interior, te detienes en alguna tasca-bar-restaurante-mesón, fuera o dentro y saboreas el rincón de los ojos en las esculturas de alimentos, sean tiznaos, asadillos, pisto manchego, migas, gachas, duelos y quebrantos, sopa castellana, queso manchego, pan de Calatrava, bizcochada manchega, berenjenas de Almagro, somallao… Recorremos el mundo con los sentidos, pero a las percepciones hay que ponerles equilibrio y mesura y racionalidad y prudencia y moralidad: para vivir muchos años, para armonizar el corazón y la carne y el alma… No somos animales, sino animales racionales, para algunos animales racionales con alma… las definiciones antropológicas: la de Platón-Aristóteles, Agustín de Hipona-Tomás de Aquino… 

Los rincones del lugar, el antiguo Mercado de Abastos, que se ha ido reconvirtiendo y que todavía existe. Un monumento, podríamos indicar popular, por ley todos los pueblos de esta España larga y antigua lo tenían. Durante siglos, en la plaza mayor del pueblo, o en algunas de ellas, Zocodover, durante siglos, tenía ese menester. Después, las fuerzas vivas y económicas, fueron creando un lugar cerrado y cubierto. Los Mercados de Abastos. Visitar este lugar, es darse cuenta de la historia de varias generaciones del siglo veinte. En unos pueblos se fundaron hacia finales del diecinueve, en otros, antes de aquella guerra incivil cruenta y cruel. Otros, después de ese acontecimiento. Pero los hipermercados de hoy, los han dejado casi inservibles. Pero quedan en muchos lugares. Podría existir un turismo nacional de mercados de abastos, nos encontraríamos verdaderas joyas del modernismo y de todos los estilos del tiempo… 

No sirve, decían los viejos maestros griegos, no sirve ninguna filosofía, que no intente curar algún mal. Este modesto artículo está bajo la perspectiva de ese pensar y sentir. Mi pequeña medicina que ofrezco para que sea estudiada, que estudien la posibilidad, de construir el ayuntamiento y diversas entidades privadas, un “concurso o premio sobre Almagro, sean reportajes, entrevistas a personas del lugar, sean crónicas, sean artículos…”. De ese modo, con un precio asequible, incluso pequeño, podrían ir reuniendo informaciones sobre su misma ciudad-pueblo, e, irían viendo distintas y nuevas perspectivas. Ahí, aquí, dejo esta paloma de sugerencia a estudiar, en el gran teatro del mundo y para el mundo que es Almagro… 

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